De carreras a carreras
¬ Claudia Rodríguez miércoles 14, Abr 2010Acta Pública
Claudia Rodríguez
La acción de correr puede tener muchas causas. Hay quienes emprenden una carrera por simple diversión, como los niños que hacen este ejercicio a cada momento, sin que medie conciencia previa. También hay quienes corren por ejercitarse y quienes lo hacen con un fin asociado a adelgazar o estilizar su figura. Pero también hay quienes corren por cumplir con un horario de escuela o de trabajo. Y los hay incluso, quienes corren en una zona de inseguridad: los que intentan huir del peligro y los que persiguen a sus presas.
Antaño, se decía que correr era la forma más barata de ejercitarse. Hoy en día, puede costarnos hasta la vida.
Hasta hace unos seis años, quien esto escribe, apoyaba la idea de que correr era el mejor ejercicio del mundo, pues bastaban un buen par de zapatos de carrera y cerrar la puerta de la casa para iniciar el trote. Esta idea empezó a modificarse cuando las calles de la ciudad empezaron a ser inseguras. Correr en un parque, ¡ni pensarlo!, se añadían más elementos de inseguridad con prestaciones a la delincuencia.
Fue así que la carrera efectiva en zonas abiertas salió de mi esquema para ejercitarme. Pensé que si las calles y las zonas públicas eran inseguras para las rutinas diarias, mucho más para el ejercicio y la recreación.
En el lugar donde vivo, nadie ha decretado que las calles son inseguras aún cuando los patrullajes son constantes y cotidianos, pero se sabe que es arriesgado caminar sólo y en la oscuridad.
Qué decir de lugares donde la delincuencia organizada hace gala de su poder. Correr es una opción, pero no por el pretexto del ejercicio, sino por huir del peligro.
El señor Felipe Calderón, el día de ayer alrededor de las siete con quince minutos de la mañana, realizó una pequeña carrera -diría que brevísima-, en Washington, frente a la Casa Blanca. En el parque Lafayette y acompañado del presidente de Chile, Sebastián Piñera y un grupo de escoltas, más los reporteros que atrás le seguían, Calderón trotó por apenas 14 minutos.
No está mal que el señor Calderón trote, se ejercite. Pero no fue el mejor momento, ni el lugar. Comparto con el señor Calderón, quizá, que el trote es de gran disfrute cundo se hace al aire libre. Pero cuando los deberes laborales o familiares son de alta prioridad, una caminadora o una escaladora es la mejor opción para proteger no sólo la integridad física y hasta al cuerpo de una lesión, es también una forma de mostrar respeto a la actividad laboral y a la familia.
Espero que el señor Barack Obama, presidente de Estados Unidos, no le haya sugerido el trote al aire libre a su amigo Calderón, como para demostrarle que el gobierno estadounidense aún tiene el control de su país, de otra manera no me explico por qué exponerse tanto en todos sentidos, para sólo correr 14 minutos.
Acta Divina… Tras la breve carrera del presidente Felipe Calderón en el parque Lafayette en Washington, declaró “resistir los metros que sean necesarios”