¿Manlio o Jesús?
Ramón Zurita Sahagún lunes 6, Ago 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Enfrascados en la selección de los coordinadores de sus respectivas bancadas en el Congreso de la Unión, los distintos partidos representados en las dos cámaras que lo componen, entran en la etapa final de su decisión.
Cada uno de esos partidos negocia con las corrientes y grupos que llegaron con sus siglas tanto al Senado de la República como a la Cámara de Diputados. De acuerdo a anteriores comentarios publicados en este espacio, la decisión perredista se torna la más complicada por el número de aspirantes y de corrientes (tribus) que se aglomeran al interior del partido.
Contrario a ello, la disputa por el control de la bancada priísta en la Cámara de Diputados parece la más tersa, toda vez que solamente existen dos aspirantes visibles, cuál más de ellos con carreras políticas exitosas y entre los que su partido deberá elegir al coordinador de la bancada más grande de este partido en los últimos 15 años y la presidencia de la Cámara de Diputados para el primer año legislativo.
Jesús Murillo Karam y Manlio Fabio Beltrones Rivera, forman esa dupla de futuros diputados priístas entre el que saldrá el coordinador de la bancada de más de 240 diputados y de quien entregará la banda presidencial al nuevo Presidente de la República.
La única duda radica en si Murillo Karam se quedará en la Cámara de Diputados o sus servicios serán necesarios en el gabinete presidencial, si Enrique Peña Nieto es confirmado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación como el ganador de los comicios del primero de julio.
La relación del hidalguense con el mexiquense es sumamente conocida y fue primero el coordinador electoral del segundo en la campaña por el gobierno del Estado de México.
Ese fue el surgimiento de Peña Nieto como figura pública nacional, ya que rebasó su ámbito local y se convirtió en un personaje político atractivo para todos los ciudadanos.
Desde entonces Murillo Karam se convirtió en uno de los principales asesores en el tránsito hacia la candidatura presidencial y ahora con su nombramiento como encargado de las cuestiones jurídicas del partido y su candidato, se ratifica la confianza depositada en él.
Con amplia experiencia en el sector público y en los cargos de elección popular, Murillo Karam se ha desempeñado en un par de ocasiones como diputado federal, dos más como senador, otra como gobernador. Fue subsecretario de Gobernación, oficial mayor de la secretaría de la Reforma Agraria, secretario de Gobierno en Hidalgo y secretario general del CEN del PRI.
Es un político recio, con temple y experiencia, al que no le tiembla la mano. Cuenta con amplios recursos para el debate y la discusión pública, en el terreno que se lo planteen, es buen organizador y cuenta con la confianza de quien sería el Ejecutivo federal, en caso de ser confirmado por las autoridades.
Murillo podría ser el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados y como tal entregar la banda presidencial de un Presidente de la República surgido del PAN a uno militante del PRI, su propio partido.
Como ese evento tiene tintes de no ser tan terso como se esperaba, Murillo Karam tiene la capacidad, energía y conocimiento para llevarlo en orden, de acuerdo al reglamento.
Sus detractores lo consideran de línea y mano dura, por lo que lo ubican en alguna secretaría que concuerde con sus rasgos. Las apuestas van desde la secretaría de Gobernación (la disputaría con su paisano Miguel Ángel Osorio Chong) pasando por la Procuraduría General de Justicia y la secretaría de Seguridad Pública federal.
Con todo y ello le alcanzaría para presidir la Cámara de Diputados los meses de septiembre, octubre y noviembre y entregar la banda presidencial el primero de diciembre y después incorporarse al servicio público federal.
El otro personaje es el mencionado Manlio Fabio Beltrones Rivera, uno de los políticos priístas mejor posicionados y quien logró reinventarse en los años recientes. Durante largo tiempo se tejió una imagen tenebrosa del sonorense, en la que se le involucraba en todo tipo de asuntos, desde el manejo de la información política (herencia de su maestro Fernando Gutiérrez Barrios), pasando por supuestos tratos con sujetos de mala fama que lo habían convertido en un personaje a seguir por el gobierno estadounidense.
Nada de eso existía, pero luego se tejió otra leyenda negra de Manlio vinculada al crimen de Luis Donaldo Colosio y la supuesta conversación con Aburto en la playa de Tijuana.
Manlio Fabio logró concertar una de las carreras políticas más exitosas, siendo diputado, senador y gobernador antes de cumplir los 40 años de edad.
Fue subsecretario de Gobernación, dirigente del sector popular del PRI, diputado y senador una vez más, incluso presidiendo ambas cámaras, en sus respecticos momentos. Manlio también está vinculado con la línea dura del partido en que milita, aunque su manejo dentro y fuera es siempre terso. Participó en la disputa por la candidatura presidencial, aunque cuando advirtió que los saldos no le favorecían se hizo a un lado y eso le otorgó otro bono político que puede conducirlo coordinar la bancada de su partido o hasta incorporarse a una tarea de la administración pública federal.
Curiosamente Manlio nunca pudo coordinar los trabajos de su bancada en la Cámara de Diputados, ya que primero le ganó Elba Esther Gordillo y después Emilio Chuayffet Chemor. Ahora puede ser su oportunidad, aunque como presidente de la Cámara de Diputados mostró control en las sesiones y estas transcurrieron dentro de los límites permisibles, sin grandes escándalos. Por eso los priistas tienen la moneda en el aire, ¿Manlio o Jesús?