La moribunda prensa
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 1, Ago 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Otro timbre de distinción para México, ganado a pulso en este sexenio, es el de ser uno de los países más peligrosos para sus periodistas.
Apenas este domingo fueron atacadas las instalaciones del periódico “El Norte”, de Monterrey, por tercera vez en tan sólo 19 días.
La semana pasada fue reportado como desaparecido, por su esposa, el reportero gráfico del “Diario de Poza Rica” y “Tribuna Papanteca”, en el norte de Veracruz, Miguel Morales Estrada. En dicho estado se ha reportado una decena de asesinatos de periodistas en los últimos dos años.
A lo largo del sexenio se han perpetrado ataques, lo mismo contra televisoras que radiodifusoras y diarios de Chihuahua, Oaxaca, Guerrero, Nuevo León, Tamaulipas, Baja California, Sinaloa, Sonora y Michoacán.
La mano del narcotráfico es completamente visible en esta cadena de hechos. Y eso se suma a la sofocante vida virreinal que vive el periodismo en la provincia, en la que el destino de los periodistas “mal portados”, cuando no son comprados, es el encierro, el destierro o el entierro.
Otra cosa es el periodismo en la capital, el “de grandes ligas”, que con Calderón volvió a su papel de oficioso, pero todavía más subido que en la anterior era priísta.
El caso es que esta clase de muerte del periodismo abarca cada vez más zonas del país. La posibilidad de los ciudadanos de expresarse y de informarse se ha vuelto nula, como lo es la capacidad del Estado para prevenir, investigar y castigar estos hechos.
El periodismo también se extingue en todos estos sitios junto con el Estado. Y no podía ser de otra manera, si los maestros no quieren ir a dar clases, si los ingenieros no van a construir puentes y los servicios de salud públicos y rifados prefieren la retirada. Así la población queda a la buena de Dios, en tierra de nadie.
Precisamente, a propósito del atentado contra el periódico “El Norte”, el subsecretario de Estado de Estados Unidos, William Burns, dijo que su gobierno está “muy preocupado” por los actos de violencia e intimidación contra los periodistas en México.
Es el vuelo del halcón. Pareciera que las cosas mejor preocupan allá que acá.
Hay en México una tardía Ley de Protección para Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas, que parece querer proteger más la imagen gubernamental que contra las balas de los criminales a los comunicadores.
Según Calderón, es indignante ver cómo en algunas regiones del país, los comunicadores y activistas están expuestos a agresiones y abusos. El problema es que sólo habla frente a hechos consumados y así de qué sirve.