Zambrano, tras sus 15 minutos de fama
¬ Claudia Rodríguez lunes 30, Jul 2012Acta Pública
Claudia Rodríguez
José de Jesús Zambrano Grijalva, el sonorense ahora dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), no es muy distinto a otros políticos.
Personalmente conocí a Jesús Zambrano cuando se desempeñó como representante del PRD ante la Comité Nacional de Vigilancia (CNV) del Registro Federal de Electores, cuyo director ejecutivo fue Carlos Almada. De primera impresión, me preguntaba qué era lo que movía a Zambrano a nunca pedir la palabra en primer lugar, me angustiaba su ansiedad y su mirada de “reojo”, pese a que Almada -conduciéndose siempre como un gentleman-, lo instaba con mucha cordialidad y familiaridad a que externara verbalmente ese recelo, que a veces pesaba en la sala de cada reunión del CNV.
Dicho comité tuvo un papel importantísimo, pues nada más y nada menos, con éste nació la ahora indispensable credencial para votar con fotografía, el padrón y listado nominal que sirvieron para publicitar ante el electorado y el pueblo de México, a “las elecciones más confiables de la historia de México”.
Arturo Núñez en ese momento priísta -y ahora ganador de las elecciones para gobernador en su natal Tabasco por el movimiento de izquierda-, se desempeñaba como director general del Instituto Federal Electoral (IFE) y con la conducción y manejo de Almada en el registro, se les conoce como los creadores, en todos sentidos, del padrón con el que ganó la Presidencia el Revolucionario Institucional en 1994. Más allá del candidato, lo importante para los priístas era mantener la Presidencia, al grado que tras Colosio, el ungido de Carlos Salinas, fue Ernesto Zedillo.
Maestro de la conciliación, de los acuerdos y las aprobaciones en lo general, Carlos Almada dirigió al CNV del RFE de manera magistral.
Los representantes de los ocho partidos sentados en aquella mesa, iniciaban algunos más que documentados sobre los asuntos a tratar, otros temperamentales, había los quisquillosos, y los que de plano, no ocultaban haber acordado “debajo de la mesa” con antelación.
Muchos de los representantes de partido en ese CNV del Registro Federal han logrado, sino una fructífera carrera política, sí al menos enunciada.
¿Le suenan a usted amable lector, los siguientes nombres y sus ligas partidistas?: Gustavo Rojas del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), Sara Isabel Castellanos del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Enoé Uranga del Partido del Trabajo (PT), José Luis Luege Tamargo del Partido Acción Nacional (PAN) y el mismísimo Jesús Zambrano del PRD. Ellos junto con otros representantes de partido más los directores del RFE, del IFE y el propio Consejo General del instituto electoral, aprobaron un padrón lleno de inconsistencias, pero le dieron un valor de confiabilidad del 97%, pese a que nunca se justificó el porqué de la diferencia abismal de cifras entre aquel padrón para las elecciones federales de 1994 y el Censo Nacional de Población. El primero arrojaba 53.2 millones de empadronados, mientras que el segundo 44.8 millones de mexicanos mayores de 18 años.
Como participante de ese padrón, de la credencial para votar con fotografía y de otros instrumentos electorales, Jesús Zambrano, siempre se mostró receloso, diría yo que hasta en las sombras, pero al final complaciente.
En estos momentos, Zambrano tiene los reflectores no sólo de sus correligionarios, sino incluso de quienes nunca pensaron coincidir con él. Creo que de darse el debate entre él y Pedro Joaquín Coldwell, líder nacional del PRI, para discutir sobre los aportes económicos a las campañas de sus candiditos presidenciales, a Zambrano se le recordarán en sus 15 minutos de fama, a través de su esencia: receloso, meticuloso, de pocas ideas e hipermanejable.
Acta Divina…Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD, envió una carta a Pedro Joaquín Coldwell para pedirle que defina el día, la hora y el árbitro con el cuál debatirán sobre los gastos de campaña de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.