Cajas de impugnaciones
Ramón Zurita Sahagún jueves 26, Jul 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Las cajas con documentación que, supuestamente, muestran las irregularidades de un proceso electoral, tomaron mucha notoriedad como prueba fundamental de los ilícitos e irregularidades.
En esta ocasión, el Movimiento Progresista recurrió a este método para probar la eventual coacción y compra del voto por parte del PRI, así como el rebase de los topes de campaña.
De esta forma, pretenden la coalición de partidos de izquierda invalidar el proceso electoral del pasado 1 de julio y que las autoridades electorales convoquen a unos comicios extraordinarios en el término, máximo, de 18 meses. Las pruebas fueron trasladadas en cajas, en cuyo contenido se encuentran documentos y objetos que, supuestamente, el PRI regaló en el curso de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.
Determinar si son o no contundentes las pruebas presentadas es tarea de las autoridades electorales, las que deberán dictaminar si procede o no la petición de la izquierda para quitar la victoria que hasta ahora posee el candidato de la alianza entre los partidos Revolucionario Institucional y Verde Ecologista de México.
Y es que en México son pocas las ocasiones en que proceden estas pruebas que son llevadas con tono melodramático a las distintas instancias calificadoras de elecciones.
El caso más sonado fue el de las cajas exhibidas por el entonces candidato perredista derrotado al gobierno de Tabasco, Andrés Manuel López Obrador.
Dentro de esas cajas exhibidas como trofeo simbólico en el Zócalo de la ciudad de México se alojaban pruebas fehacientes del exceso cometido durante la campaña de gobernador de Roberto Madrazo Pintado. Los gastos, en aquel entonces (1994) fueron superiores a los erogados en la campaña presidencial de Estados Unidos.
Madrazo Pintado ya gobernaba cuando salieron a relucir los gastos de su campaña electoral, por lo que no se pudo hacer nada, más que exhibirse los altos costos de su campaña.
Ese antecedente le hace pensar al Movimiento Progresista que ahora sí tendrá repercusión, ya que las pruebas fueron presentadas en tiempo y forma.
Sin embargo, el primer antecedente de este tipo sí arrojó resultado positivo para el impugnador, quien recibió su recompensa. Con tintes dramáticos llegó a la Cámara de Diputados en la LIV legislatura un joven candidato a diputado federal que protestaba por las irregularidades detectadas en el proceso electoral.
Representaba al distrito federal electoral con cabecera en Iguala, Guerrero y había sido postulado por el Frente Democrático Nacional, que llevaba como abanderado presidencial a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Eran los tiempos en que la Cámara de Diputados era la calificadora de los comicios y los candidatos recibían la oportunidad de defenderse en tribuna (en casos especiales). Fue el nacimiento de un político que ahí ganó su apodo y su primera elección. Cargando un par de costales que contenía boletas semiquemadas y apuntalado por una defensa a ultranza de que fueron encontradas miles de boletas tachadas por la izquierda, que fueron abandonadas y no contabilizadas, fue que Félix Salgado Macedonio logró integrarse a esa legislatura.
Desde entonces, forjó una carrera política que lo llevó al Senado de la República, a repetir como diputado federal y alcalde de Acapulco, Guerrero, cargando siempre el mote de “diputado costales”.En el camino se quedó Filiberto Vigueras Lázaro, dirigente estatal cetemista en Guerrero y quien ya había sido legislador en sinnúmero de ocasiones y cuya debacle fue total.
A raíz de esa derrota, Vigueras Lázaro dejó de ser el cacique obrero de la entidad y sus bonos políticos descendieron notablemente. Otro episodio con tintes parecidos que arrojó buenos resultados para sus impugnadores, fue el sucedido en Tabasco (se repiten las historias en esa entidad), donde fue anulada la elección del 2000 y se convocó a unas extraordinarias.
Fue la elección estatal inmediata después de la de Roberto Madrazo Pintado vs Andrés Manuel López Obrador y las pruebas aportadas fueron mandadas en cajas, donde se asentaban las muestras de inequidad registradas en el proceso electoral del año 2000. Compitieron Manuel Andrade Díaz por el PRI y César Raúl Ojeda por el PRD y se habló de un gran abuso en los tiempos concedidos en los medios de comunicación, así como exceso de gastos, además de boletas encontradas que estaban cruzadas a favor de la izquierda y fueron abandonadas.
Con todo y eso, la diferencia entre el priísta y el perredista fue mínima.
Finalmente, el tribunal electoral avaló las pruebas presentadas y se convocó a nuevos comicios estatales, aunque solamente de gobernador, ya que si procedieron las de alcaldes y diputados locales. El nuevo proceso electoral fue celebrado y aunque abundaron las quejas, el priísta se impuso al perredista, ya que ambos partidos postularon a sus mismos candidatos.
Los anteriores son algunos ejemplos de que las impugnaciones y la documentación contenida en cajas sí logra funcionar, en algunos casos, en que se procedió convocar a elecciones extraordinarias, no generando éstas los resultados esperados por los impugnadores.
En el caso actual de la impugnación a la elección presidencial, habrá que esperar para conocer el contenido de la documentación presentada, ya que los enseres usados como muestra del exceso de gasto no representan más que una muestra y no un volumen suficiente de que los priístas se excedieron repartiendo por millones esos objetos.
La protesta del Movimiento Progresista carece del tinte melodramático que solía poner a sus protestas Salgado Macedonio y, aparentemente, también de la contundencia de los documentos mostrados en las cajas de los gastos de Madrazo Pintado y hasta de lo mostrado para anular la elección de Tabasco.
Por eso, solamente queda esperar para conocer la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, quien emitirá la última palabra sobre el tema de las nuevas cajas.