Estado fallido
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 25, Jul 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Esta es la foto del momento en que una parte del país se desintegra:
Morelia, Michoacán.- “Por presiones y amenazas del crimen organizado, el pasado lunes cerró sus puertas la presidencia municipal de Susupuato, en el oriente de la entidad, informó el alcalde Ignacio Estrada Colín”.
Esta noticia, publicada en “La Jornada” y otros diarios, podría ser de cuando el último reducto de autoridad, el alcalde, declara la muerte del municipio, una célula de ese enorme organismo político llamado México.
Así ha venido ocurriendo lenta y claramente desde hace 30 años, pero a velocidad increíble en el sexenio de Calderón. Así, hasta llegar al Estado fallido. Para principios de este año, el narcotráfico ya se había extendido, como una mancha, hacia el 70 por ciento de los municipios del país.
La nota informativa dice: “El munícipe priísta advirtió que su administración no volverá a dar servicio hasta que los gobiernos federal y estatal garanticen seguridad a los alrededor de 6 mil habitantes de la demarcación, ubicada en la carretera Zitácuaro-Tuzantla”.
Estas breves líneas describen prácticamente el instante en que el Estado emprendió la retirada total: el gobierno federal llevó la guerra y luego abandonó a los lugareños; el gobierno estatal se lavó las manos, y el gobierno municipal cae al final vencido. La población queda en absoluto estado de indefensión.
El alcalde Estrada Colín lo explica crudamente: los habitantes de este pequeño municipio –uno de los siete más marginados de Michoacán– están atemorizados porque los criminales se desplazan con total libertad por las rutas que comunican con Tiquicheo y Huetamo.
Y hace bien en recordar que el 20 de julio envió una carta a Felipe Calderón Hinojosa, en la cual le pide que intervenga de inmediato ante la violencia cada vez más frecuente en la zona. Hace bien porque con ello queda claro que Calderón tiene responsabilidad en esta historia.
Al alcalde sólo le faltó decir a Calderón: “Es su guerra, mi estimado, venga a hacerle frente”. En cambio, sí le subraya que “Susupuato vive una crisis de inseguridad que no podemos resolver solos porque que no contamos con patrullas, armas, municiones ni equipo de comunicación”.
¿Y qué habrá sido de dicha carta? Seguramente el destinatario ni se enteró o no se quiso enterar. Por ahí se atrevió a declarar el pasado lunes que él ha llevado la conducción del país con base en la búsqueda de seguridad y justicia, y que sus reformas son el inicio de una nueva época.
Ya vimos que la infección del organismo político es enorme. Y qué hace Calderón. Por ejemplo, la columna F Bartolomé, del diario “Reforma”, señala que el pasado jueves 19, Calderón se encerró agriamente con panistas a examinar por qué se perdió la elección… en el DF. Y que luego se fue a una fiesta en las Lomas de Chapultepec, donde “tal vez para olvidar los reclamos de los panistas, el presidente acabó jugando en el Xbox con Alejandra Sota, Max Cortázar y Jordi Herrera”. Es que hasta un general también necesita distraerse.