Los tres chiflados
¬ Juan Manuel Magaña viernes 20, Jul 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
El martes pasado, la sorpresa de que Calderón llamaba a Los Pinos a Peña Nieto. Ayer por la mañana, la novedad de que el líder panista Gustavo Madero se unía a la causa de López Obrador contra el presunto lavado de dinero en la campaña del priísta.
¿Alguien entiende a qué juega Calderón o el PAN en todo esto?
Ayer aparecieron juntos Madero y Jesús Zambrano, líder del PRD, para anunciar muy sonrientes que acudirán a la PGR a presentar una denuncia por presunto lavado de dinero en la campaña de Peña.
Alquilaron un salón de un hotel de Reforma para decir que ya pidieron cita con Marisela Morales (que cobra como procuradora) para entregarle la información de ese posible lavado de dinero a través de las ya mundialmente famosas tarjetas Monex.
“Solicitaremos -dijeron- que la SIEDO haga las investigaciones correspondientes” cuanto antes.
Y hasta Madero precisó que el lavado de dinero no sólo significa recursos de procedencia del crimen organizado, sino también puede ser el desvío de recursos del Estado o de evasión fiscal.
Los dos dirigentes exigieron al IFE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que antes de que se califique la elección presidencial se resuelvan las impugnaciones y denuncias que han presentado por el caso Monex.
Ayer en estas páginas se publicó una columna con el título “¡Enloqueció!”, exclamación que sintetiza la forma en que su autor ve a “El Peje” con su denuncia contra Peña por supuesto lavado de dinero.
Aquí mismo, hemos descrito la trayectoria de chantaje hacia el PRI que Calderón ha seguido, cuando un día felicita a Peña, según él como “ganador” y otro día lamenta “la inaceptable” compra de votos. Dígase si no es de locos un día recibir a Peña en Los Pinos y al día siguiente mandar a Madero a denunciarlo por lavado de dinero.
Aunque también cabe la remota posibilidad de que mientras el jefe de Madero cree que el arroz ya se coció, Madero haya enloquecido y haya decidido comportarse como un siamés junto al perredista Zambrano.
Qué tan mal andarán las cosa, si en este momento se percibe a tres chiflados en la política. Pero en todo esto habría que preguntarse, quién le está jugando el dedo en la boca a quién.
El problema de fondo es que esto no es un juego. La gente percibe con claridad dónde está la burla. Mucha de esa gente está indignada. Y esto de burlarse de esa gente, sí que calienta.