Otra vuelta de tuerca
¬ Juan Manuel Magaña jueves 19, Jul 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
La reunión que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto sostuvieron en Los Pinos se ha prestado a múltiples interpretaciones por el hecho de ser un episodio sorpresivo e inédito de la política mexicana.
Nomás había que ver la manera en que distintos diarios cabecearon la noticia para entender que el hecho tiene más de una interpretación y que a todo mundo ha puesto a pensar.
Véase este contraste: La Jornada tituló como nota secundaria en portada que “Calderón recibió ayer a Peña Nieto en Los Pinos”; el subtítulo o balazo decía “Es el candidato que más votos obtuvo, aduce Presidencia”.
En cambio el diario Milenio puso a ocho columnas: “Ya negocia Peña Nieto en Los Pinos”, con un balazo que explica que “Acuerda con el presidente que la transición sea un proceso ordenado”.
Y véase este otro: el diario Reforma consigna escuetamente: “Recibe Calderón a Peña Nieto”, pero en la entrada de la nota puntualiza que fue “aun cuando la calificación de las elecciones del 1 de julio está pendiente”.
A su vez, El Universal aborda el asunto en portada con sólo una foto de ambos personajes cuyo título es “Acuerdan transición”.
Como se ve, la prensa vio en un sólo hecho diferentes matices. Las conclusiones son las que el lector saque de todo esto.
Lo que yo observo es que esa reunión estuvo determinada por alguna urgencia política de las partes.
La política tiene sus tiempos. Más si se trata de un proceso electoral que tiene un diseño institucional con un principio y un final. Y tal reunión no estaba prevista en ese diseño.
Ya vimos que el fondo de la cuestión se presta a interpretaciones distintas. Y a partir de ello se hace polémica. Pero si se piensa en la forma, esa reunión no debió darse antes de que el Tribunal Electoral emitiera su fallo.
Volvemos entonces a su sentido de urgencia. Me recuerda a Calderón, que no esperó a la mañana del 1 de diciembre en el Congreso para una incierta transmisión del poder.
A las cero horas de ese día hizo una ceremonia con Fox, en Los Pinos, con cadetes y frente a las cámaras de televisión para anunciar que, por fin, había llegado.
En ese entonces, como ahora, hay en el escenario incertidumbre, duda y un cierto vacío que a veces se expande y se contrae.
Ese es el vacío que se quiso llenar, que quizá no aguantaba hasta el fallo del tribunal.
Decidido así el asunto, no puede uno menos que pensar que en el arribo de Peña a la presidencia se ha dado otra vuelta de tuerca.