Ejército y Marina
Ramón Zurita Sahagún jueves 19, Jul 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La duda sobre los nombramientos de los nuevos jefes de las fuerzas armadas (Defensa y Marina) ronda sobre los métodos por los que se habrán de seleccionar a los dos personajes en cuestión.
Si se recurre a los procedimientos añejos o se procede con nuevas maneras y se da paso a que civiles y militares retirados tengan acceso a esos cargos públicos vinculados con la milicia.
El cuestionamiento surge en razón de las prácticas en que han incurrido algunos personajes que deshonraron la milicia y otros más que fueron señalados como partícipes en actos delictivos, sin que éstos se llegasen a comprobar.
Por esas y otras razones, se considera que el sector militar no vive sus mejores épocas, pues los cuestionamientos son muchos sobre su actuación fuera de la ley, en algunos casos, o extralimitación de sus funciones, sus equívocos y la infiltración que sufre por parte de la delincuencia organizada.
En parte se actuó contra algunos de estos malos militares, pero se sembró la semilla de la duda sobre el nivel al que llegan estos actos de corrupción.
Pero también se tiene que considerar que son los mejores aliados del gobierno para combatir a la propia delincuencia organizada y que arrojan mejores resultados que los cuerpos policíacos que sufren también de penetración del hampa.
Las fuerzas armadas seguirán en las calles, como apoyo a los civiles, según detallaron los candidatos presidenciales y de confirmarse el triunfo de Enrique Peña Nieto, los militares tendrán tareas asignadas similares a las actuales en contra de los grupos delincuenciales.
Sin embargo, las fuerzas armadas seguirán siendo el garante de la seguridad nacional y mantendrán vigentes sus labores en ayuda de la ciudadanía en casos de desastre, colaboración en la reforestación y otras tareas que desempeñan como parte de su gestión cotidiana.
En el sector militar, como sucede en el civil, hay inquietud sobre el derrotero que seguirán los altos mandos y si en realidad se dará el paso que abriría la puerta a la participación de un civil o un militar en retiro que pudiese llegar a ocupar las carteras de general secretario o almirante secretario.
No existe ninguna restricción al respecto, aunque hasta los mandos han recaído siempre en militares en activo, algunos de ellos han llegado a situación de retiro dentro del alto cargo, pero las normas vigentes establecen que pueden continuar en activo.
Tal es el caso del actual general secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, quien llegó a la edad de retiro de los divisionarios (65 años) fungiendo como titular de la Sedena y continuó en el cargo.
Igual sucede con el almirante secretario, Mariano Francisco Saynez Mendoza, quien en breve cumplirá 70 años de edad, por lo que tendría que estar en retiro desde hace cinco años, un poco después de que asumió funciones.
Y es que no siempre se procede de acuerdo con los reglamentos vigentes, ya que hace 12 años Marco Antonio Peyrot fue seleccionado para ocupar el cargo de almirante secretario de Marina, sin tener el grado, el que obtuvo mediante un rápido ascenso. Ocurrió igual con José Ramón Lorenzo Franco, quien unos días antes de asumir, pasó de vicealmirante a la condición de almirante.
Antes que ellos, Miguel Ángel Gómez Ortega debía estar en situación de retiro (65 años cumplidos) cuando asumió el cargo en la administración del presidente Miguel de la Madrid.
Sin embargo, la disputa por la silla de almirante secretario no es tan peleada como la de general secretario, ya que dentro del Ejército la pugna es feroz.
Hace 12 años, la disputa se hizo tan cerrada que las consecuencias se sintieron más tarde.
El grupo de los ex secretarios Antonio Riviello Bazán y Enrique Cervantes Aguirre se confrontó con el de su sucesor Ricardo Gerardo Clemente Vega García, con facturas que hasta la fecha se siguen cobrando.
El nombramiento de general secretario resultó sorpresivo en extremo, ya que Vega García no era de los favoritos y se impuso a otros que se creían mejor posicionados.
La pugna en el Ejército por los cargos de poder se da por antigüedad o por armas, según el posicionamiento que guardan en ese momento los representantes de cada uno.
No ocurre así en la Marina, ya que los miembros de la Armada resuelven la sucesión en términos más cordiales.
Por eso, es común dentro de la Marina Armada de México que los subsecretarios asciendan al cargo, situación no tan frecuente en el Ejército.
Las millonarias compras de equipo para espionaje, así como otros escándalos surgidos en las dos áreas militares, pueden repercutir en la selección de los nuevos titulares de Defensa y Marina, aunque la decisión e encuentra en manos de quien asuma la Presidencia de la República el 1 de diciembre próximo y que unos días antes dé a conocer los nombres, sin presiones de ninguna clase.
MONDRAGÓN QUIERE REPETIR
El secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Manuel Mondragón y Kalb, está dispuesto a continuar al frente de la dependencia si Miguel Ángel Mancera se lo pide.
Hace poco, el mismo Mondragón decía sentirse cansado y agobiado por sus problemas de columna, por lo que comentaba que se encontraba fastidiado de la función que cumplía.
Claro, en aquel entonces albergaba esperanzas de que Andrés Manuel López Obrador ganara la Presidencia de la República y lo convirtiera en secretario de Seguridad Pública federal.
Sin embargo, el frustrado ascenso lo hizo volver a la realidad y ahora se conforma con repetir en la posición que tiene actualmente, olvidándose de padecimientos de salud y de la cuestionada detención de jóvenes a destajo.