Hay que amarrarle las manos
¬ Juan Manuel Magaña sábado 14, Jul 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
«Acto cobarde», dijeron de su firma al Acuerdo Comercial contra la Falsificación (ACTA, por sus siglas en inglés). Tiene fines políticos, le restregaron.
Y, en efecto, el ACTA fue firmado a la Calderón: en lo oscurito y pasándose por el arco del triunfo las recomendaciones del Senado y de gente y organismos calificados en este asunto.
Oficialmente se dice que el ACTA es para combatir la piratería, pero no son pocos los que temen que en realidad busque controlar la información en internet. ¿Se imaginan?
El Senado se lo dijo: no hay que firmar ese tratado porque viola garantías incluidas en la Constitución para los mexicanos. Pero le valió.
Entre las reacciones de los senadores hay una que pone las cosas en su lugar: que Calderón actuó como operador de grupos de interés, particularmente de los monopolios de Estados Unidos que intentan limitar el acceso a nuevas tecnologías de la información y la comunicación a amplios sectores de las sociedades en México y el mundo.
Esos intereses están en línea con los de una oligarquía que sentó a Calderón en la silla. Dicho acuerdo, según lo enterados, limita la universalidad del acceso a internet, puede ahondar la brecha digital en el país y abre la posibilidad de intromisiones en la privacidad de los usuarios.
Dicho de otro modo: desde hace mucho los mexicanos son esclavos de su ignorancia. En ese sentido, Elba Esther, Azcárraga y sus legiones hacen lo mismo: una, mal educar a la sociedad y el otro, desinformarla, todo con tal de mantener a este país con los ojos vendados. Y por eso no extraña que se quiera atajar lo que por ahí circula sin su control.
Un internauta lo definió de la mejor manera: «la información es la piedra en el zapato de los corruptos del país».
En la cuestión hay algo más, que es muy de Calderón. Entraña una mentalidad policiaca, que es la de prohibir para luego esculcar, reprimir y criminalizar. Otro internauta lo ve venir así: se trata de impedir la organización de las protestas vía las redes sociales para, al final, reprimirlas.
La Unión Europea rechazó este acuerdo. Si el Senado le dijo a Calderón que no, si prestadores y usuarios de servicios de Internet, autores intelectuales, creadores y abogados expertos le dijeron que no firmara ese convenio, y él lo hizo, entonces sería bueno que dijera a qué intereses sirve desde Los Pinos.
De otro modo hay que amarrarle las manos porque ahora resulta que por actuar como chivo suelto representa, él sí, un peligro para México.