Todos pendientes de AMLO
Roberto Vizcaíno jueves 12, Jul 2012Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- El tabasqueño cumple hoy con su destino inmediato al dar a conocer si va o no al conflicto
- La edad, quizá una enfermedad y el surgimiento de 3 contendientes pesarán en su decisión
- Es posible que la puntilla a sus aspiraciones se la haya dado Arturo Núñez
Hoy a media noche se vence el plazo para que los partidos y sus candidatos presidenciales interpongan sus recursos de inconformidad ante la autoridad electoral.
Para hoy a las 6 de la tarde está previsto, conforme él mismo lo adelantó, que Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial del PRD, PT y Movimiento Ciudadano, dé a conocer su postura frente al anuncio oficial del recuento de votos realizado por el Instituto Federal Electoral y que dio como ganador al priísta Enrique Peña Nieto.
Si asumimos que lo que ha dicho hasta hoy López Obrador es un claro indicio de lo que cree y piensa, entonces no hay duda de que acudirá ante las autoridades electorales, IFE y Trife, para intentar anular la elección presidencial del domingo primero de este mes de julio.
Es por demás obvio que el tabasqueño y su coordinador de campaña, el doctor en Derecho y senador de la República, ex gobernador de Zacatecas y ex diputado federal, Ricardo Monreal, interpondrán su recurso con base en una supuesta compra de millones de votos a favor del priísta mexiquense.
El propio López Obrador ha dicho que tiene pruebas de que Peña Nieto compró 5 millones de votos para obtener así un triunfo ilegal.
Quizá nadie sabe aún más que ellos, si a esta denuncia le agregarán otros elementos.
La verdad es que el mundo político nacional y buena parte del internacional, está pendiente no del recurso legal que vayan a interponer el tabasqueño y el zacatecano, sino la decisión política que van a seguir y que puede ser una toma de calles, avenidas, plazas o edificios, o si dan la orden de circundar y aislar instituciones como el Senado, la Cámara de Diputados, Palacio Nacional, Los Pinos o el IFE o Trife.
Todos estarán pendientes hoy de si López Obrador ordena a los suyos, que no son pocos ni tranquilos, irse a una movilización de niveles insospechados en el país.
SEGUNDA FUERZA
Lo cierto es que si por Enrique Peña Nieto votaron 19 millones 226 mil 784 mexicanos, por Andrés Manuel lo hicieron 15 millones 896 mil 999 ciudadanos muchos de los cuales actúan como verdaderos fanáticos alrededor del tabasqueño.
Es ahí, alrededor de eso donde existe la inquietud de no pocos, entre políticos, intelectuales, inversionistas, dirigentes gremiales, autoridades de todo tipo y ciudadanos comunes y corrientes así como representantes diplomáticos.
Y es que nadie sabe cómo va a actuar López Obrador. Muchos creen que el contrapeso que pudieran representar en él voces como la de Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera –ganador absoluto de la jefatura de gobierno en el DF–, o de Graco Ramírez, triunfador en la gubernatura de Morelos y quien fue quien lo metió en 1988 a lo que hoy es el PRD, no son suficientes ante otras que lo empujan a la guerra, como las de Monreal o Manuel Camacho.
Cuenta en esta decisión que deberá dar a conocer hoy a las 6 de la tarde en un salón de un gran hotel de la Alameda capitalina, el hecho de que si no logra hoy modificar esta elección, él tiene ya concluido su período al frente de las grandes decisiones en México.
A sus 59 años de edad, es evidente que el de Macuspana es un viejo. Es además muy posible que esté enfermo de diabetes. No oculta su cansancio.
Pero además ya fue derrotado demasiadas veces: dos en la gubernatura de Tabasco y dos en la Presidencia de la República.
Pero lo más duro ahora es que dentro de las filas de sus propias fuerzas ya le crecieron dos aspirantes con mejor imagen, posibilidades y edad que las de él: Marcelo Ebrard quien ya dijo que a partir del 6 de diciembre, cuando entregue el poder a Miguel Ángel Mancera, él comenzará a buscar la candidatura de PRD para el proceso electoral presidencial del 2018
El otro es Miguel Ángel Mancera, quien ganó la jefatura de gobierno del DF con 3 millones 31 mil 160 votos mientras que en la misma elección y en las mismas mesas de votación, López Obrador apenas llegó a 2 millones 532 mil 981 votos es decir 16.4 por ciento menos.
Este dato era impensable que ocurriera hace apenas unos meses. Nadie pensaba que alguien dentro del mismo PRD le pudiera ganar a AMLO en esta capital, menos por ese número de votos.
Al alcanzar este nivel de votos, Mancera se colocó automáticamente como el mejor prospecto para la siguiente elección presidencial.
Y por si esto no fuese suficiente, el de Macuspana carga con la presión de darle una respuesta “correcta” a sus pejeadictos, es decir a sus fanáticos, quienes empujan en todos lados a una solución violenta.
¿Cómo podría salir a decirles ahora simplemente que perdió y que ganó Peña?
Con estas cargas en contra, López Obrador deberá dar a conocer hoy cuál es el camino que seguirá en lo jurídico y en lo político.
Sobre todo cuando del otro lado, el de las instituciones y la política, lo acorralan y confrontan para que reconozca los resultados oficiales que dan como ganador a Peña Nieto. Los fríos números hacen lo suyo al señalar que el mexiquense sacó más de 3 millones 200 mil votos que él.
Ni para dónde hacerse.
Pero de entre todo eso, lo que le debe haber dolido en serio fue la declaración de su coterráneo y su casi seguro ex amigo, el ahora gobernador electo de Tabasco, el ex priísta Arturo Núñez, quien fue el primer Presidente del IFE en su etapa ciudadana.
Y es que cuando menos nadie se lo esperaba, Núñez reconoció que “al amparo del voto secreto, demostrar que el voto es comprado, es imposible”.
Metido en esta dinámica, el tabasqueño consideró que “los votos que están en las urnas, ahí están; si fue voto comprado o fue voto libre, eso usted no lo puede decidir en la urna”.
Afirmó luego que demostrar y probar irregularidades sólo se logra a través de documentar “lo que pasa afuera de la casilla, dónde le quitan la credencial, se la condicionan, si retrataron la boleta, si tuvieron que entregar en la operación carrusel; es decir, la probanza está fuera de la casilla, dentro de la urna usted no puede decir: este voto es comprado y este voto es libre”.
El ahora gobernador perredista agregó que no se puede ir ante la autoridad electoral a decir simplemente que se impugna la elección presidencial sin desconocer todas las otras elecciones, es decir, la de diputados, senadores, alcaldes y gobernadores.
El caso es que los comicios presidenciales corrieron al parejo de los otros procesos en las mismas mesas y con los mismos electores.
“Hay voto cruzado, no es exactamente lo mismo, eso es un simplismo mediático, eso es un propósito de querer distraer la atención”.
Núñez hizo estas aclaraciones al acudir al Senado, del que formaparte y tiene una licencia, y donde agregó: “presumiblemente sí… es posible que haya elementos para anular la elección presidencial, pero por eso se está acudiendo a un medio (de impugnación), si no, no se establecería un medio”.
Precisó que aun cuando no se puede comprobar la compra de votos, “las acciones sí implican lo que ocurre fuera, y yo creo que es necesario escarmentar, porque si no nuestras elecciones van a terminar en el triunfo de la plutocracia, el triunfo del poder del dinero, no es poder del pueblo. Y como tenemos una sociedad brutalmente desigual, pues se aprovecha para comprar el voto, manipular la ignorancia y la necesidad de la gente”.
Otros personajes reconocidos en el ámbito electoral, como el también ex presidente del IFE José Woldenberg, ha explicado varias veces por qué no es posible hoy pensar en un fraude masivo ni en una compra de votos de millones de ciudadanos con lo cual ha minado las intenciones de López Obrador por seguir ese curso legal.
Frente a todo esto, no son pocos los que exigen al tabasqueño deponer su actitud y reconocer de una vez por todas los resultados oficiales.
Hoy, en las siguientes horas, conoceremos qué fue lo que pesó más de todo esto en la decisión de López Obrador.