Calderón, en la oposición
Francisco Rodríguez martes 10, Jul 2012Índice político
Francisco Rodríguez
Se radicaliza el PAN. Esto es, Acción Nacional regresa a sus raíces. Las de un organismo que, dijera su historiadora Soledad Loaeza, hasta 1994 fue “oposición leal y partido de protesta”. Después… -Diego Fernández de Cevallos, Vicente Fox, mediante- mera comparsa del PRI.
A la cabeza de este retorno a los orígenes se encuentra ni más ni menos que el ocupante de Los Pinos, Felipe Calderón, lo cual de ninguna manera es sorprendente, dado que con esta radicalización el michoacano estaría no sólo tratando de lavar su cara ante el desastroso o mayúsculo desastre que propició y hoy hereda a los blanquiazules, también en la búsqueda de un elemento cohesionador de la hoy dispersa, fragmentada, y muy enojada base panista que justifica su derrota en la fallida gestión sexenal del hijo de don Luis Calderón Vega.
Difícil predecir, todavía, si en esta retoma de la esencia originaria de este partido, Calderón llevará al PAN a tomar puentes fronterizos -como hicieron los albicelestes de Chihuahua a mediados de la década de los 80’s- o a radicar sus protestas por la inequidad de la reciente elección en organismos multilaterales como la ONU o la OEA, cual el neoleonés Pablo Emilio Madero hiciese en su momento.
Lo que ya es un hecho es que el ocupante de Los Pinos ha manifestado hasta el momento en dos ocasiones sus recelos por la compra de sufragios que se achaca al Revolucionario Institucional y a sus candidatos a puestos de elección popular.
Esto es que ya no sólo el candidato presidencial y dirigente de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador cuestiona el resultado de los comicios de hace dos domingos, ahora también su contrincante histórico se suma a los reclamos.
Y es que, lo mismo para Calderón que para los militantes del PAN, resultaba suicida el aparecer, otra vez, cual fauna de acompañamiento de los priístas.
Así lo hicieron desde la misma noche del domingo 1 de julio… pero rectificaron a mediados de la semana anterior, cuando en una entrevista publicada en el periódico de Olegario Vázquez Raña “pidió a las autoridades electorales atender las inconformidades con el proceso electoral, en particular las referentes al uso de recursos indebidos en las campañas, ‘que provocan una desigualdad’.
Ayer apenas, otra vez, en un noticiero matutino de la cadena radiofónica de Edilberto Huesca, el michoacano consideró que las denuncias sobre la compra de votos deben revisarse porque constituyen una práctica inaceptable:
“Es un tema de importancia medular y pienso que no es un tema de magnitudes”.
Veía una discusión de académicos hace algunos días y decían: ‘bueno, eso es evidente, puede haber compra de votos, todo mundo compra, seguramente el PRI compró y aquí en el DF seguramente el PRD compró’, pero qué tanto afecta el proceso.
Yo creo que éste no es asunto de tamaños: me parece que es un vicio de nuestra calidad democrática que tiene que corregirse de inmediato”.
Calderón -y con él sus comparsas mediáticos- llevan años acusando a la oposición lopezobradorista de radicalizar la vida política y de subvertir la estabilidad institucional.
En realidad, es él quien se está radicalizando.
Así lo deben entender electores deseosos de una derecha dura y pura con la que identificarse, y que por fin podrían sentirse recompensados tras los últimos 12 años de orfandad en los que Fox y el propio actual ocupante de Los Pinos los mantuvieron por sus vergonzantes alianzas de las que hoy reniegan.
Me lo dijo ayer una joven priísta: “No tienen madre los panistas. En el 2006 nosotros sí los ayudamos a contener a López Obrador. Hoy, en cambio, ellos se están sumando a las protestas”. Y sí. En efecto. Se están radicalizando.
En ello les va la vida, no sólo al PAN. Sobre todo a Calderón.
Índice Flamígero: Pregunta de los 64 millones de francos suizos: ¿En los 145 días que le restan a Felipe Calderón como “Primer panista del país”, hasta dónde radicalizará a su partido?