En el PAN, dolor, miedo y venganza
¬ Juan Manuel Magaña jueves 5, Jul 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Otra foto inquietante que vi ayer fue la de Calderón y dos docenas de panistas de élite a la salida de Los Pinos.
Al ver la imagen nadie puede pensar que están por entrar sino que ya se van: son los perdedores, eso sí muy sonrientes, de la elección.
Sólo a uno de ellos se le pudo haber ocurrido salir a proyectar tal estampa. Al jefe. Los demás, a querer o no, incluido el agrio Diego, están ahí con la sonrisa bien forzada.
Si les hubieran dicho “salten”, seguramente lo habrían hecho y entonces sí la foto hubiera merecido la primera plana. Pero, ¿cuál es la verdadera intención de esa foto?
Obviamente ocultar algo, sí, ¿pero qué?
Especularé lo menos posible. Primero, que duele. Segundo, que hay fisuras entre ellos. Y tercero, que ahí hay miedo.
Lo primero es lo más obvio, se tapa el dolor con una falsa dignidad y hasta con un extraño goce. Claro, a las princesas las educan para que, si se caen, se levanten y sigan sonriendo. Pero ellas nunca perderán.
En cambio, todos éstos de la foto están ya ahora a la intemperie.
Lo segundo es mostrarse unidos no sólo en la adversidad y hasta el final -a pesar de las ratas que abandonaron el barco en el momento del naufragio-, sino frente a lo que sigue: la venganza contra el señor Fox, que ya está en París y que busca residencia en el extranjero porque Calderón está a punto de convertirse en procurador.
Lo tercero es exclusivo de Calderón. En la foto apenas dice “whisky” para que parezca que sonríe. Se ve diminuto, encogido.
Será por la nota que en Estados Unidos publicó “The Washington Post” y que poco trascendió aquí: que Calderón abandonará México por temor a la violencia.
Ese diario reporta que “es probable que él y su familia dejen México para vivir en el extranjero cuando su gestión termine.
Será demasiado peligroso como para permanecer, advierte (él) en conversaciones privadas, porque las poderosas mafias del narco podrían venir por él”.
El Post agrega que Calderón (“comandante en jefe de la guerra antinarcóticos”) sugiere no haber otorgado suficiente seguridad para vivir en su país, lo cual es una “revelación asombrosa” que podría verse como una admisión de fracaso.
Otro reportaje, en “The New Yorker”, asegura de plano que “nadie cree que el gobierno es el que manda hoy en México”.
Esta sería la cuarta cosa que se ocultaría tras las sonrisas forzadas: fracaso e ineptitud. Y podría esperarse una quinta: la corrupción. Y ahí hay que rascarle.