¿No es ciencia exacta?
Francisco Rodríguez jueves 5, Jul 2012Índice político
Francisco Rodríguez
Y ahora resulta que la estadística ¡no es ciencia exacta! Que, en materia electoral, depende del humor con el que hayan amanecido los votantes el día de los comicios, de si llueve o si calienta mucho el sol, y por supuesto de las ganas que los emisores del voto tengan o no de mentir y hasta de hablar con quienes se encargan de levantar los sondeos. Los culpables son otros, dicen los responsables de su propio fracaso.
Estos propietarios de las casas encuestadoras lo pueden explicar hasta con chistes, como aquel clásico, que señala que si tu vecino tiene dos autos y tú no tienes ninguno, en los estudios demoscópicos aparecerá que cada uno de ustedes posee uno.
Y claro, con justificaciones hasta meteorológicas y todo tipo de argucias, pero la realidad es que otra vez no sólo defraudaron a sus patrocinadores y seguidores -cual confesó contrito un colega que durante 100 largos días machacó con 20 puntos de ventaja para quien hoy es ganador-.
Si los institutos de opinión se escudan en el voto oculto y en que la gente se dedica a engañarles, tal vez lo que podrían replantear es su metodología, ya que no es esta la primera ocasión en la que presentan resultados que, a la postre, resultan errados, alejados de la realidad que no supieron o pudieron pronosticar ni con sus muy amplios márgenes de error de +/- 3 puntos porcentuales… y otros aún menos estrechos.
Si la excusa se centra en los paraguas y sombrillas, entonces deberían invertir en proyectos como la tecnología Tesla y en el armamento climático derivado de ella, cuya existencia reconoce la propia Organización de las Naciones Unidas, cuando en su tratado sobre el tema, compromete a todos los Estados miembros a reprimirse de usar el control climático ¡como un arma letal sobre otros estados! y, se sobreentiende, al interior de los mismos.
Si jugaron con el papel que desempeñaría el votante “indeciso”, deberían saber mejor que nadie que este ciudadano es el más común, el mayoritario, en el padrón electoral. Se dice que en este país fallan mucho las encuestas, no sabemos si porque la gente miente con cínico descaro o porque los encuestadores no saben hacerlas. Concedámosles que sea más bien por lo primero. Por ejemplo, el líder más valorado entre nosotros ha sido también, tradicionalmente, el menos votado porque ésta es una sociedad en apariencia indecisa aunque en el fondo práctica, y le gusta tener un pie fuera de la realidad y otro dentro. El que enseña es el de fuera, pero con el que vota es con el de dentro. No digo que votemos con los pies -la mayoría vota con el estómago, por hambre, por una despensa- es una imagen, aunque a veces damos las patadas con las manos.
La realidad es que, otra vez, las encuestas electorales dejaron mucho qué desear.
Si tan obvias son las explicaciones ex-post-facto -con posterioridad al hecho- que ahora comienzan a brindar algunos de los fallidos encuestadores, ¿no habría sido mejor que esos factores se hubieran tenido en cuenta para hacer la predicción?
¿O será que en este punto, la técnica profesional y la deontología entraban abiertamente en conflicto?
En otras palabras, ¿que podrían perder los jugosos contratos las televisoras, los periódicos, los gobiernos (federal y estatales) y hasta con los organismos cúpula del llamado sector privado?
Más que nunca, en estas elecciones, han estado sobre la mesa las cuestiones acerca del efecto de las encuestas sobre la opinión y su dinámica.
Por tal es que arrojo una propuesta: prescindamos de las encuestas publicadas. Sirven para maldita la cosa. Y maldita la cosa es la mentirosa propaganda partidista.
Peor cuando, todo así lo indica, las empresas que se dedican a este negocio -subrayo: negocio- han preferido la seguridad de equivocarse (casi) todas juntas al riesgo de acertar por separado, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: En el 2006 fue Walmart con el PAN. Ahora Soriana, con el PRI. ¿Por qué esas asociaciones no se reflejan en el índice de la Bolsa Mexicana de Valores? ¿No temen los accionistas consecuencias legales que vayan más allá de la clausura de algunas de las tiendas de esas cadenas comerciales? + + + “El camino de la desolación”, intitula don Alfredo Álvarez Barrón, nuestro incomparable Poeta del Nopal, su colaboración de este día: “Aportó un grano de arena / pero no fue suficiente, / la insensatez de la gente / selló su propia condena; / hoy vaga como alma en pena / de la incertidumbre preso, / pues con el triunfal regreso / del invencible partido, / el poeta, conmovido, / ¡se ha declarado en receso!”. + + + Todo indica que en 150 días más terminará este sexenio de pesadilla.