EPN recupera Los Pinos
¬ Augusto Corro martes 3, Jul 2012Punto por punto
Augusto Corro
Enrique Peña Nieto, del PRI-PVEM, será el nuevo presidente de México (2012-2018).
Gana una de las elecciones más competidas en la historia de nuestro país.
Así, el mexiquense recupera Los Pinos.
En el 2000, el Revolucionario Institucional fue derrotado por las huestes blanquiazules y Vicente Fox fue el ganador.
El guanajuatense llegó con un capital político mayúsculo que dilapidó en los primeros días.
Los mexicanos esperábamos el cambio anunciado por el panista: nunca llegó.
Se perdieron 6 años de la vida de México. Una especie de gobierno conyugal frenó el desarrollo del país. A Martha Sahagún no le alcanzo la capacidad para gobernar.
Llegó el 2006 y el PAN con la inercia del poder foxista continuó en Los Pinos.
La lucha por el poder se dio entre Felipe Calderón Hinojosa y Andrés Manuel López Obrador.
Se trató de una lucha política desgastante que llevó a Calderón a la Presidencia con el desgaste propio de la duda.
López Obrador, desorientado, instaló su “gobierno legítimo” que sólo le provocó mayores problemas. Sus miles de seguidores fueron abandonados y la fortaleza de la izquierda se perdió.
LA GUERRA
Calderón impugnado y debilitado acudió a la guerra contra la delincuencia organizada para apoyar su gobierno.
Esta acción le resultó contraproducente. Sin estrategia alguna decidió lanzarse al precipicio. Todos conocemos los resultados: más de 55 mil muertos y el tejido social hecho añicos.
Además, la guerra fallida le sirvió al gobierno calderonista para activar una campaña contra sus adversarios políticos o no.
En Michoacán se sintió la mano presidencial cuando presidentes municipales y funcionarios fueron detenidos y enviados a prisión, por sus presuntas relaciones con el cártel de “La Familia Michoacana”.
Después se comprobó que ninguno de los acusados era delincuente. Fueron puestos en libertad.
Otro caso sonado fue el de Jorge Hank Rhon, quien, después de un aparatosa detención, fue investigado y dejado en libertad porque no se le pudo fincar ningún delito.
Recientemente fueron detenidos varios generales en temporada electoral. Los militares aún se encuentran bajo investigación, en una franca violación a sus derechos humanos.
Siguió la fallida captura de El Alfredillo, el supuesto hijo de El Chapo Guzmán, que resultó ser un joven de Jalisco que responde al nombre de Félix Beltrán León.
Hace unos cuantos días, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) perecieron tres policías federales a manos de otros policías federales.
Con los errores de Calderón, como los señalados arriba, Acción Nacional no tenía nada qué hacer en la contienda electoral.
En términos generales, desde su inicio, la lucha panista por la Presidencia de la República estuvo marcada por la derrota.
Josefina Vázquez Mota no tuvo manera de justificar tantas fallas propiciadas por un gobierno federal panista que no supo gobernar.
Las elecciones fueron un examen que no aprobó el gobierno calderonista. Los panistas tendrán que conformarse con un tercer lugar: Ni siquiera pudieron obtener una derrota digna, a pesar de tener al gobierno en el poder.
LÓPEZ OBRADOR
López Obrador, quien participó como candidato presidencial de las izquierdas, también tuvo su derrota anunciada.
Luego de la derrota del 2006 no supo qué hacer con su capital político. La izquierda activa, la verdadera, se sintió decepcionada por las actitudes “pacifistas” del tabasqueño.
Se trataba de impugnar al gobierno “espurio” calderonista, pero a través de las manifestaciones sin violentar el marco legal.
Se montó en una izquierda política cómoda y decidió recorrer el país sin ofrecer otra cosa que sus discursos, que cambiaron en su esencia: de impugnadores y amorosos a rijosos, finalmente.
Volvió a equivocar la esencia de la doctrina política de la izquierda para sumirse en la pasividad.
Marcelo Ebrard Casaubon actuó de diferente manera: se vio más inteligente y pragmático.
Fortaleció su bastión político y dejó todo preparado para las luchas políticas que se avecinan en las que él será el protagonista.
López Obrador tampoco entendió que con los “chuchos” no iba a llegar a ningún lado. Enemigos políticos del tabasqueño lo torpedearon hasta el cansancio. En aras de la imagen de unidad, el candidato presidencial perredista aguantó callado las traiciones.
Los izquierdistas de “hueso colorado” no quisieron saber más del tabasqueño y su política de paz y amor.
En fin, la cómoda izquierda mexicana tendrá que ir al fondo de la autocrítica y tomar las medidas necesarias para, algún día, sacudirse el maleficio que le impide obtener el triunfo mayor: la Presidencia de la República.