Lectura y prisión
¬ Augusto Corro lunes 2, Jul 2012Punto por punto
Augusto Corro
En los libros siempre habrá algo que aprender.
Para los eruditos son múltiples los tipos de libros. Algunos los dividen, simplemente, en dos secciones: los que te enseñan a ser sabio y aquellos que te sirven para sensibilizarte.
Entre los primeros se encuentran los siguientes: la Biblia, El Quijote, y la obra de Shakespeare, la poesía (una de las máximas expresiones del pensamiento) entre otros. En otro espacio están los libros de los filósofos.
Las demás obras caen en los diferentes renglones de la novela, el cuento o el relato. Los temas que en ellos se tratan son infinitos y también nos dejan enseñanzas inolvidables.
Quizá no encuentre en estos libros la sabiduría de los grandes, pero sí el material suficiente para entender la vida. Por algo son las obras clasificadas como clásicas porque ya resistieron el paso del tiempo.
La lectura cumple con la función primordial de ayudarte, por lo menos, a entender mejor el mundo en que vivimos. ¿Quién no se estremeció con Rojo y Negro de Stendhal? ¿O con Guerra y Paz de Tolstoi? ¿O con la inolvidable Ana Karenina? Obras de lectura obligada por citar unas cuantas.
La lista de lecturas es infinita. Quien la práctica con devoción sabe que ese hábito crece y crece porque un libro te lleva a otro para formar una cadena felizmente enloquecedora.
En España, se editan, al año, 70 mil títulos. Por cantidad no paramos. No es fácil seguir el ritmo casi caótico de las lecturas nuevas que incluyen toda clase de novelas: de ciencia ficción: románticas, negras, satíricas, de aventuras, etc.
Esta atropellada introducción es para decirles que en Brasil, la lectura alcanzó un estatus muy importante en la vida de los reclusos.
Todo aquél reo que lea doce libros al año verá reducida su condena, de acuerdo con una ley que entró en vigor hace varios días. Por ejemplo, si el preso lee al año 12 obras literarias, científicas o filosóficas, se le rebajarán 48 días por cada año.
Según, la información, para acceder a ese beneficio, los reclusos deberán presentar una reseña por libro leído que será evaluada por las autoridades penitenciarias. La norma fue aprobada como estímulo a la lectura, y es la primera de su tipo que descuenta días exactos por obra leída. A todas luces se trata de un proyecto que dignifica al ser humano. Eso pienso.
LA FOTOGRAFÍA, UN GRAN TESTIMONIO
La semana pasada estuve en la exposición fotográfica de Pedro Valtierra.
Para quien no conoce a Pedro, les informó que es uno de los grandes artistas de la lente del periodismo mexicano.
“Pedro Valtierra-Mirada y Testimonio” se llama la muestra que se encuentra en la antigua torre de Relaciones Exteriores, en Tlaltelolco. En la exposición se ofrecen al público fotografías de la carrera periodística de Pedro en diferentes lugares nacionales e internacionales, así como en distintas épocas.
En el trabajo fotográfico que integran Mirada y Testimonio, el ser humano ocupa un lugar primordial.
Las gráficas nos muestran el sentido humano, aquello que se te queda muy grabado en la mente y te lleva a la reflexión.
Valtierra forma parte de aquellos periodistas que forman la pléyade de profesionales de la lente convertidos en artistas de la fotografía, que suman valor, oportunidad y sensibilidad a su trabajo.
El documental de Pedro Valtierra sirve para apoyar las lecciones de periodismo real, valiente y humano.
Coordinó la exposición, la doctora en Historia, Mónica Morales Flores.
AGREDEN A CARLOS MARÍN
La semana pasada fue difícil para los periodistas. Carlos Marín, director de Milenio, fue agredido por seudoizquierdistas cuando se dirigía a su trabajo. Condenamos esa actitud de personas irracionales que encuentran en la violencia su manera de manifestarse. Los rijosos insultaron y escupieron al periodista.
Carlos Marín, lo que hace es manifestar sus puntos de vista sobre la situación política que priva en México.
Mucha gente no podrá estar de acuerdo con los planteamientos de Marín, pero éste no hace más que manifestar sus ideas con absoluta libertad como lo señala la ley. Que a muchos no les gusta, ni hablar, pero no es con la violencia como se debe reclamar.
Lo mismo le ocurrió al columnista Ricardo Alemán. También fue insultado cuando caminaba, en compañía de su familia, por calles del Centro Histórico. Lo curioso de todo esto es que los periodistas son agredidos por aquellos que se dicen luchadores sociales que pugnan por una mejor libertad de expresión. Nuestra solidaridad con Carlos y Ricardo.