El pacto; ¿servirá de algo?
Roberto Vizcaíno martes 26, Jun 2012Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Valdés afirma que irán todos a firmar: los 4 candidatos presidenciales y los dirigentes de sus partidos
- Pese a todo, el PRI no cree que AMLO respetará nada y aporta información para soportar sus dudas
- Los informes de los datos duros electorales indican que es imposible un fraude electoral sistémico
El presidente del IFE, Leonardo Valdés, dio ayer el campanazo más exigido y deseado por todos los sectores del país al anunciar que antes del domingo primero de julio, de las elecciones federales y la definición de la sucesión presidencial, los candidatos Josefina Vázquez Mota, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri de la Torre así como los presidentes de los 7 partidos que los postulan, acudirán al Instituto para firmar un pacto de civilidad.
Este acuerdo tiene un fin: evitar un conflicto poselectoral sin base. En buen español, es cerrarle el paso al temor de que López Obrador arme un problema como el de la toma de Paseo de la Reforma en 2006 o más grave.
El pacto, dijo Valdés, comprometerá a todos los candidatos y sus partidos a respetar los resultados electorales y los obligará a rechazar cualquier hecho de violencia que pudiera empañar el proceso electoral.
“He tenido comunicación y encuentros personales con coordinadores de campaña de los candidatos presidenciales, con los presidentes de los siete partidos y, en el curso de esta semana, podemos hacer coincidir las agendas de los 4 candidatos y de los 7 presidentes para que vengan al IFE (a firmar el acuerdo), y que organizaciones de la sociedad civil atestigüen”, indicó.
Pese a todo este esfuerzo y a que ha corrido mucha tinta alrededor de la necesidad de someter a López Obrador al proceso institucional de la democracia, que el del respeto a los resultados electorales, persistirá la duda porque mientras el tabasqueño afirma que respetará los resultados y firmará los acuerdos, también comenta cada que puede que él sólo le hará caso a los ciudadanos… y ya sabemos que significa eso.
Vamos a ver.
EL PRI NO LE CREE
Y como hay quien no cree que vaya a ajustarse a acuerdos pactados, la dirigencia del PRI que encabeza el senador Pedro Joaquín Coldwell emitió ayer el siguiente documento:
“Los conflictos postelectorales: negocio multimillonario de López Obrador…
“Para Andrés Manuel López Obrador, los conflictos postelectorales han resultado ser un gran negocio. López Obrador ha utilizado una estrategia de dos caras:
“Primero participa en procesos electorales, simulando que acepta las reglas; pero una vez que sabe que los resultados no le favorecerán, endurece su discurso, habla de fraudes y encabeza conflictos postelectorales. Con esos conflictos obtiene grandes cantidades de dinero, recursos con los que vive y se promociona para la próxima elección.
“El 4 de junio de 2012, López Obrador admitió que, por lo menos, ha utilizado más de mil millones de pesos para financiar su promoción desde 2006, cuando se negó a aceptar los resultados de la elección presidencial. Como fue reportado por diversos medios, López Obrador dijo:
– “¿Saben qué quiere el PRI? que yo aclare de dónde saqué más de mil millones de pesos para mi recorrido por todo el país. Muy sencillo, me apoyó la gente”.
“A partir de sus ingresos desde 2006, López Obrador prepara un nuevo conflicto poselectoral. Como ha sido reportado por distintos medios, López Obrador ha endurecido su discurso y se niega a aceptar las reglas democráticas del proceso electoral. En una declaración que fue difundida el jueves 31 de mayo en un conocido programa de televisión, López Obrador afirmó:
– “El IFE no es ninguna garantía. El asunto es que los Consejeros del IFE, el aparato, los que mueven al IFE no son ciudadanos honestos”.
“Este martes 19 de junio, frente a estudiantes, volvió a poner en duda a las autoridades electorales. López Obrador dijo que los consejeros del IFE “no actúan a partir de la libertad que deben de tener para garantizar elecciones limpias y libres”. Estas declaraciones muestran que López Obrador, una vez más, prepara el terreno para un conflicto postelectoral.
Lic. López Obrador, por semanas el PRI le ha preguntado si aceptará la voluntad de los mexicanos el próximo 1º de julio. Hoy nos queda claro que su comportamiento contra la democracia y la falta de respeto a las instituciones que organizan la elección y a los ciudadanos que cuentan los votos, no es sólo una actitud autoritaria, sino un gran negocio para usted.
“Por ello, le exigimos que responda:
1. ¿Cuánto dinero le genera lastimar a las instituciones electorales del país? ¿Por qué razón se ha negado a aceptar públicamente que respetará los resultados que anuncie el IFE la noche del 1 de julio?
2. Después de participar pacíficamente en la elección, millones de mexicanos regresarán a sus trabajos al día siguiente ¿qué hará usted después del 1º de julio? ¿Va a continuar con el negocio del conflicto postelectoral?
3. ¿Va usted a reproducir el plantón de Reforma en las principales ciudades de la República, para tener franquicias de este lamentable negocio en todo el país?”
OTROS DATOS
Hace unas semanas, el expresidente del IFE, José Woldenberg, dio a conocer los siguientes datos que echan por tierra cualquier presunción de fraude electoral maquinado.
Dice que el padrón electoral y la lista nominal de electores, que suma los 82 millones de mexicanos y unos 79 millones con credencial de elector en mano, respectivamente, son revisados por 333 comisiones de vigilancia en las que participan todos los partidos políticos.
No es poca cosa: se trata de 300 comisiones distritales, 32 estatales y una nacional.
Estas comisiones tienen acceso a la base de datos y la posibilidad de realizar un seguimiento puntual de su elaboración.
Además son instrumentos que se auditan una y otra vez, y un comité técnico -con científicos de primer nivel- dictamina sobre ellos.
El padrón y la lista fueron aprobados sin impugnaciones y cualquier ciudadano con credencial puede checar si aparece en él.
Es decir: la época de los rasurados (ciudadanos que eran cercenados alevosamente de la lista) y los fantasmas (ciudadanos inexistentes a los que se expedía credencial para votar) quedó atrás.
Las boletas electorales por otra parte son infalsificables. Se elaboran en papel seguridad que tiene fibras visibles e invisibles, sellos de agua, están foliadas, contienen el nombre del municipio en el cual deben usarse y son elaboradas en exclusiva por Talleres Gráficos de México. Son distribuidas por el IFE con el apoyo del Ejército y la Marina. Se trata, por supuesto, de evitar su falsificación y/o trasiego. Y ambas cosas se han logrado.
Las credenciales de elector están plagadas de elementos de seguridad que las hacen infalsificables. Cuando se han encontrado imitaciones no pasan la prueba del ojo y sobre todo no sirven para votar porque no aparecen en el listado nominal.
A las credenciales se les marca una vez que el ciudadano vota, para evitar que vuelvan a ser utilizadas, y para impedir el doble voto -suponiendo que un ciudadano tuviera dos credenciales- se marca el dedo pulgar del elector con tinta indeleble. Además, para el momento de la votación existen mamparas con una cortinilla que permite la entrada de un solo votante, de tal suerte que incluso si fue presionado o coaccionado pueda emitir su voto en libertad, sin que nadie lo observe.
Los funcionarios de la casilla son ciudadanos residentes en la sección electoral que luego de un sorteo y de una somera capacitación actúan como presidentes, secretarios y escrutadores.
No son funcionarios del IFE, sino ciudadanos que generosamente aceptan recibir y contar los votos de sus vecinos.
Y ningún dedo todopoderoso los designa, sino que el azar -doble insaculación- y una rápida instrucción los habilita como las autoridades de la casilla. Es difícil pensar que puedan amafiarse para beneficiar o perjudicar a alguien, pero, por si las moscas, los partidos tienen el derecho de nombrar a sus propios representantes, que pueden observar todo el proceso desde la instalación hasta la clausura de la casilla, incluyendo por supuesto el conteo de los votos. No hay escusa para que los grandes partidos dejen de tener representantes en todas y cada una de las casillas.
Los votantes tienen que identificarse con su credencial y los representantes de los partidos cuentan con una copia de las listas nominales con fotografía para que chequen los datos del eventual elector y su rostro.
Una vez que termina la votación, el cómputo lo hacen los funcionarios de casilla en presencia de los representantes de los partidos (e incluso de observadores registrados previamente en el IFE). Y los resultados son asentados en un acta, de la cual se da copia a todos y cada uno de los representantes de los partidos, y los resultados se despliegan fuera de la casilla para que los vecinos los puedan conocer.
El presidente de la casilla, acompañado por los representantes de los partidos (no vaya a ser que en el camino le entre la tentación del fraude), lleva los paquetes electorales y, por fuera de ellos, las actas del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), a uno de los 300 consejos distritales del IFE, desde donde, tal y como van llegando, se trasmite la información a un centro de cómputo en la Ciudad de México.
Esa computadora está conectada directamente a internet para que cualquier persona, desde cualquier lugar del mundo, pueda observar cómo se van agregando los resultados no sólo a nivel nacional, sino también circunscripcional, estatal, distrital e incluso casilla por casilla (recuérdese que los partidos cuentan con las copias de las actas de escrutinio de las casillas y las pueden confrontar con los resultados del PREP).
Pero el PREP es sólo un sistema para informar la noche de la elección. El cómputo oficial inicia el miércoles siguiente en los consejos distritales, en donde se reúnen el presidente (único funcionario del IFE), seis consejeros ciudadanos y los representantes de los partidos.
Pueden producirse irregularidades en una casilla o en un conjunto de casillas. Pero un fraude maquinado centralmente es imposible.
Hasta aquí los datos de Woldenberg que yo retomo para su información en estas elecciones. Usted sabe a en quién cree y a quien le hace caso.