La maquinaria del engaño
¬ Claudia Rodríguez lunes 25, Jun 2012Acta Pública
Claudia Rodríguez
Me queda claro que en México, cualquiera puede ser criminal de un día para otro, igual si una noche antes de que se nos fabrique una nueva identidad o actividad, éramos simples personas moviéndonos entre las líneas y hasta los yugos de la ley, pero sin violentarlos.
Una vez que el señor Felipe Calderón inició su guerra contra el narcotráfico y crimen organizado, y la publicitó una y otra vez en cualquier discurso y en toda ocasión, muchos mexicanos -incluso ya muertos- fueron señalados criminales, aún sin serlo.
Los casos donde se ha criminalizado a nuestros pares durante este sexenio sin antes llevar un juicio, no han sido pocos, El asunto se torna grave, si sólo atendemos a la lógica de Felipe Calderón de que eran delincuentes la mayoría de los más de 60 mil muertos reportados dentro de los combates y eventos relacionados al narco, eran delincuentes.
Es difícil olvidar cómo en aquella matanza de Villas de Salválcar en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde se disparó a varios jóvenes que se habían congregado para festejar un cumpleaños, el propio Felipe Calderón se apresuró a decir que esta matanza fue producto de un enfrentamiento entre pandilleros. Más tarde se comprobó que los que recibieron las ráfagas no eran más que estudiantes en su mayoría, pero ninguno un criminal.
Cuando la semana anterior se reveló la pifia de la Secretaría de Marina (Semar) por la detención de un hombre y presentación del mismo como “supuesto” hijo de “El Chapo” Guzmán, más allá del equívoco, seguro hay otras preocupaciones importantísimas que angustian, porque sabemos que no es la primera vez que las autoridades mexicanas inventan culpables y hasta pruebas de un crimen. Basta recordar la osamenta encontrada en la finca El Encanto por los servicios que la vidente Francisca Zetina “La Paca” prestó a la Procuraduría General de la República (PGR) de Pablo Chapa Bezanilla en 1996, señalando que se trataba de los restos de Manuel Muñoz Rocha, pruebas con las que se incriminó al mismísimo Raúl Salinas de dicho asesinato. Pero años después las autoridades de justicia informaron que esos restos humanos no pertenecían al desaparecido Muñoz Rocha. Ahora nos preguntaremos siempre: ¿dónde quedó la verdad o hasta qué punto el hecho fue real o fabricado?
Para empezar, en México cualquiera de nosotros puede cambiar de actividad e identidad de un día para otro. Ser inculpado y hasta expuesto mediáticamente. De no ser culpables de las imputaciones, quedaremos marcados de por vida. La fama momentánea que da un error o fabricación de un crimen de la injusticia mexicana, no es ninguna recompensa.
En segunda instancia, llegamos a la conclusión que en México los criminales pueden hacer sus tareas no sólo de manera, libre sino hasta con protección, hasta que son reclamados por una instancia suprema. Y en tercer lugar, desde el poder, miles de hilos se mueven para fabricar y presentarnos una y miles de historias no con el fin de entretenernos, sino de engañarnos.
Acta Divina… El vocero de la Secretaría de Marina, vicealmirante José Luis Vergara, aseguró que la operación para capturar a Jesús Alfredo Guzmán, hijo de “El Chapo” Guzmán, se realizó sin hacer ni un solo disparo y los presuntos delincuentes no ofrecieron resistencia. “fue una operación que nos llevó varios meses de trabajo de inteligencia, tanto nosotros como con agencias extranjeras, principalmente con Estados Unidos”.