Ni El Chapo ni El Chapito
¬ Juan Manuel Magaña domingo 24, Jun 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Y dijeron que lo de la captura de “El hijo” de El Chapo fue una exitosa operación de inteligencia. Hasta la DEA expresó sonoramente que había sido “un tremendo triunfo”.
Ni siquiera 24 horas les duró la mentira. Esa se cayó, así como está a punto de desplomarse todo este sexenio.
Así es como han querido que la gente les crea. No tienen vergüenza ni para mentir ni para hacer el ridículo. Ahí están la PGR, la Marina, la DEA, primero queriendo disputarse la autoría del trofeo electoral de Calderón, dedicado a Josefina. Y ahí están al día siguiente echándose la bolita de la rotunda metedura de pata.
Y resultó que el tal Jesús Alfredo Guzmán Salazar no era sino un tal Félix Beltrán León. El “hijo” del poderoso narcotraficante El Chapo Guzmán, “el más buscado” en el mundo, es ahora, según la DEA, el capo de “una célula que dirige Jesús Alfredo Guzmán Salazar”. Vaya usted a saber.
Uno veía las fotos del supuesto Jesús Alfredo, hijo de El Chapo, y lo primero resaltaba era que está bien chavo, lo que de inmediato contrasta con lo que decían que era o que hacía: “uno de los principales dirigentes del cártel de Sinaloa”… “coordinaba el movimiento de la mayoría de las drogas enviadas a Estados Unidos del cártel de Sinaloa”… “Diversas fuentes aseguran que tomaba control creciente de las operaciones del cártel”…
Demasiada literatura para vender la noticia. Pero además puras vaguedades: “uno de los principales”, “de la mayoría de las drogas”, “diversas fuentes”, “control creciente”…
También la anunciaron con demasiado bombo y platillo, para que sólo se tratara del hijo en caso de que hubiera sido. Y supongamos que eso hubiera pasado: pues de todos modos no era El Chapo, aquel que aprovechó muy bien los sexenios panistas para encumbrarse en la lista de Forbes.
No es el verdadero Chapo que ya controla la plaza de Ciudad Juárez -criminalmente olvidada-, en la que tanta sangre se derramó. Ahí el capo sí que se ha alzado con la victoria sobre los otros cárteles, nomás para cerrar fuerte el sexenio.
Las noticias parecen tener una lectura más. Ya no fue atrapado el legendario capo y en ello hay un simbolismo: la rotunda derrota de Calderón en «su» guerra. Y con ello la de su candidata que nomás alcanzó a soltar un patético “No descansaré hasta que caiga El Chapo”.
El resto de los mexicanos tampoco descansaremos. Ni a ella le alcanza, ni a nosotros tampoco. La violencia seguirá y esta es la verdadera semilla del futuro que dice haber sembrado Calderón. Sólo descompuso al país, para dejarlo hundido en la violencia. Pero él ya se va.