60 años del Auditorio Nacional
* Especiales, Espectáculos jueves 14, Jun 2012- Un concierto de gala con Plácido Domingo, el estreno mundial del espectáculo A Muse con la compañía 7 FINGERS (7 dedos de la mano), dos exposiciones fotográficas dedicadas a momentos estelares de este recinto en seis décadas, la emisión de un billete conmemorativo de la Lotería Nacional, la creación de un micrositio dedicado a los 60 años del recinto y diversas publicaciones serán las actividades con las que de junio a septiembre de 2012, este centro de arte y cultura festejará su aniversario
- Desde 1991, son más 28 millones 500 mil espectadores los que han disfrutado de la magia del espectáculo en “El Escenario de México”. Ha marcado registros históricos con memorables temporadas, como la de Luis Miguel, quien ha alcanzado las 200 funciones y ha sido visto por dos millones de espectadores; Timbiriche con 23 funciones en 1998 y 24 en 2007, Juan Gabriel con 22 conciertos en 2006, Disney sobre hielo, Toy Story, 72 funciones en 1997, entre muchos más.
Gloria Carpio
El Auditorio Nacional cumple 60 años y con ese corazón que late a todos los ritmos, gustos y preferencias, tendrá intensa actividad de junio a septiembre, con funciones que darán simbolismo a una larga historia de acontecimientos ocurridos en este recinto, hoy reconocido internacionalmente como de los mejores en su categoría.
Quienes administran y patrocinan su funcionamiento (Conaculta, la Secretaría de Educación, el Gobierno del Distrito Federal y un Fideicomiso donde participa la iniciativa privada y los creadores) lo han considerado como “El Escenario de México” y de lo que nadie tiene duda es que se trata del centro de arte y cultura más relevante de nuestro país y de los siete más importantes del mundo.
Detrás de esos 60 años de funcionamiento existe una historia cargada de acontecimientos, que se recuerdan para convertirlo en interlocutor que reseñe esos avatares y sucesos que lo convirtieron en el Coloso de Reforma.
La totalidad de los festejos son de primer mundo para simbolizar la importancia que este inmueble adquirió durante 60 años y arrancan con un concierto de gala ofrecido por el tenor Plácido Domingo.
Plácido iniciará los festejos el día 20 de este mes con las sopranos Micaela Oeste y Ángel Blue, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, dirigida por el maestro Eugene Kohn y el Mariachi Vargas de Tecalitlán.
La mitad de este programa estará dedicada a la interpretación de las arias más sentidas por el cantante y el resto para entonar su repertorio de música mexicana.
Después, del 26 de julio al 7 de agosto, se hará el estreno mundial del espectáculo A Muse con la Compañía 7 Fingers (7 dedos de la mano), agrupación circense de Canadá, que trae un espectáculo interactivo con el que a su vez los canadienses celebran el poder de la imaginación. Además cabe resaltar que este espectáculo se creó únicamente para las seis décadas de vida del Auditorio Nacional.
Este 18 de junio se abrirá al público una exposición con 120 fotografías que condensan los momentos más espectaculares del recinto en diversos periodos de su historia. Habrá fotos impresas y otras en pantalla, que no sólo recuerdan a las grandes estrellas y acontecimientos célebres.
La Lotería Nacional emitirá un billete conmemorativo y Radio Educación transmitirá 60 cápsulas radiofónicas de un minuto y medio con datos y anécdotas ocurridos en torno al recinto.
La Editorial Santillana y Prisa Editores, sacarán a la venta un libro que condensa el libro que se publicó con motivo de los 50 años y aparte se editará un suplemento que será encartado por los periódicos que incluye la historia del inmueble.
LA CARGA HISTÓRICA DEL “ESCENARIO DE MÉXICO”
Muy poca gente sabe o recuerda cómo nació el Auditorio Nacional que paradójicamente en un principio no fue proyectado para ser lo que hoy es. Su nacimiento se relaciona con la equitación y con el papel desempeñado por el equipo nacional en las Olimpiadas de Londres, donde el general Humberto Mariles obtuvo la Medalla de Oro, montando al caballo “Arete”, al que después se le dedicó un danzón y a su retorno se le mantuvo como en un estuche.
Hablamos de 1948, cuando México vislumbró una ventana de oportunidad para promover las actividades ecuestres y fue tal la emoción que causó Mariles en México, que el presidente Miguel Alemán donó para ese fin los terrenos aledaños al Campo Marte.
En esos terrenos los tres arquitectos más reputados del momento construyeron una estructura de hierro remachado con la misma técnica empleada para levantar la Torre Eiffel. Fue para el México de esos años un monumento arquitectónico que albergó en su interior caballerizas y habitaciones para los caballerangos, un granero y un teatro para las familias que concurrieran a ver los entrenamientos de los jinetes.
En eso quedó la intención inicial, pero el lugar se fue perfilando para concentraciones multitudinarias y después del 25 de junio de 1952, en ese lugar se celebró la Convención Mundial del Club de Leones, después quedaron caballos y caballerizas, pues la estructura afrancesada no tenía un uso frecuente.
Para 1954, bajo el mismo techo se efectuaron los Juegos Centroamericanos y en 1955 los Juegos Panamericanos, fue el lugar ideal para las competencias de basquetbol y voleibol y en ese momento se habilitaron las tribunas para 12 mil personas.
Es hasta 1953 cuando se cancela la vocación ecuestre del lugar, pues se habilita e inaugura como “Unidad Artística y Cultural del Bosque” y donde era el granero para la comida de los caballos se hace un pequeño teatro que aún existe y para 1955 se habilita como Auditorio Nacional, al construirle en su interior un órgano monumental, que había sido proyectado para instalarse en el Palacio de Bellas Artes, pero que terminó en este sitio.
Para 1968 la vocación del recinto era deportiva y en ese lugar se celebraron las competencias de gimnasia y seis años más tarde fue sede para la toma de posesión del presidente José López Portillo.
Sin embargo, fue en la década de los “sesentas” cuando más fue enriquecido el patrimonio de este lugar, pues su vocación cambió para recibir ferias y exposiciones industriales y comerciales. Aún se recuerda la famosa Feria del Hogar, donde la planta industrial ofrecía ambiciosas promociones de distintos productos.
Las mejores y más celebradas ferias de libros se montaron en ese lugar y cuando fue más indefinida su vocación el edificio fue enriquecido con la obra plástica de Juan Soriano que pintó en una de sus paredes “Las Luna”; Vicente Rojo plasmó “Escenario 750”; Manuel Felgueres “Teorema Inmóvil” y Teodoro González de León “Tres Figuras Áureas.
Aparte, se le incorporó una de las obras cumbre de Rufino Tamayo, que es el cuadro “Sandías” plasmado en el telón de 27 metros de largo por 17 metros de altura. Se trata de un textil tejido a mano en una sola pieza, tramado en el taller “Marusho” de Kioto, Japón, por 30 artesanos mexicanos y japoneses y que tuvo un costo de un millón de dólares.
A fines de los 80, el Auditorio Nacional era una carga para la administración pública. El arquitecto Teodoro González de León lo llamó “el edificio más feo de México en la mejor esquina del país”.
El viejo edificio no tenía buena acústica ni visibilidad, carecía de suficientes baños y para llegar a algunas localidades había que subir ocho pisos.
Pero el destino del Auditorio y de la ciudad, así como el de la cultura y el del mundo del espectáculo, cambiaron a raíz de su recuperación anunciada oficialmente en 1989.
SU RENACIMIENTO
Para 1989 se anunció su recuperación y fue precisamente González de León con Abraham Zabludovsky quienes diseñaron el nuevo y actual proyecto, en cuya consumación se gastaron 121 millones de viejos pesos, respetando la estructura antigua.
Es así como hoy el Auditorio Nacional opera como el índice de las predilecciones masivas, el recinto más importante para conciertos de todos los géneros musicales, para espectáculos de danza, ballet, cine y ópera, para los más trascendentes actos políticos y de proyección social; el mejor lugar para las exposiciones y en una palabra el centro de arte y cultura más relevante de México.
LA NUEVA ÉPOCA
En la nueva era del recinto han concurrido a ver los más diversos espectáculos 28.5 millones de espectadores y ello se debe a que la operación del inmueble hoy es administrado por un fideicomiso tripartita que se encarga de que (lo que fuera un “elefante blanco”) hoy sea autosuficiente y no represente ninguna carga para el erario, al tiempo de generar importantes recursos que son canalizados al fomento de la cultura.
Hoy el Auditorio es poseedor de dos galardones que lo acreditan como el recinto internacional más importante en su tipo (de funciones en vivo) de las revistas Polistar y Bilboard Touring y tiene algunos récords como la temporada de Luis Miguel con 200 funciones y visto por 2 millones de espectadores; la de Timbiriche, con 23 funciones en 1998, la de Juan Gabriel con 22 conciertos en 2006 y las de Disney Sobre Hielo y Toy Story, con 72 funciones en 1997.
Hoy el crecimiento se refleja en la habilitación de El Lunario (hace ocho años), recinto para mil personas con un formato íntimo para conciertos de jazz y música electrónica.
Hoy la capacidad del recinto es para 10 mil personas cómodamente sentadas, con 26 puertas de acceso y 42 salidas de emergencia, dos pantallas de video digital y dos video-proyectores de alta definición y su audio tiene 100 bocinas para ser el más grande instalado en un teatro de su tipo en el mundo.
A través de las páginas de Diario Imagen, El Auditorio Nacional agradece y reconoce la participación de las siguientes instituciones, que hacen posible esta celebración: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México, Secretaría del Medio Ambiente, Radio Educación, Televisa, Lotería Nacional, CIE, Prisa Editores / Editorial Santillana.
Quien firma esta nota, agradece al Auditorio Nacional porque en cada concierto hemos dejado nuestra alma y espíritu; gracias por hacernos compartir el amor por la cultura, la música y el arte en todas sus expresiones, gracias por hacernos Reír… Llorar.. Sentir… con las personas que más amamos: familia, amigos y lectores. Gracias al Auditorio Nacional por permitirnos formar parte de su historia que llevamos tatuada en nuestro corazón, en nuestras letras y en nuestras páginas.
¡GRACIAS!