¿Dónde está Marcelo?
Francisco Rodríguez miércoles 6, Jun 2012Índice político
Francisco Rodríguez
A diferencia de muchos personajes del perredismo, que en el pasado reciente mantuvieron algún tipo de diferencia con el candidato presidencial de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, parece estar poco atento y muy lejano a la campaña proselitista del tabasqueño, no obstante que es a él a quien le debe no sólo su resurrección y cargos en la política. ¡Vaya, hasta la promesa de una secretaría de despacho -la de Gobernación- si es que AMLO llega a Palacio Nacional!
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano es, en este sentido, un paradigma a quien Ebrard debería imitar. Desde el fin de semana anterior, en efecto, el llamado líder moral del Partido de la Revolución Democrática ha iniciado una serie de eventos y recorridos por todo el territorio de la República en apoyo a la candidatura presidencial de López Obrador. Privilegia el hijo del Tata Cárdenas la unidad partidista.
El primero de esos eventos fue este reciente domingo en Morelia, capital del estado que Cárdenas gobernó -también lo hicieron su padre, su tío Dámaso y su hijo Lázaro-, en donde lanzó una proclama en la que, tras varios considerandos, concluye:
“Existe ya una primera coincidencia en vastos sectores democráticos, que debe servir para atraer y construir una mayoría política que hoy es todavía objetivo por alcanzar: tenemos candidato presidencial en Andrés Manuel López Obrador. Conocemos su trayectoria en la vida política. Su candidatura y una propuesta realizable que así considere el ciudadano que aspire al cambio, son y deben ser, elementos de cohesión y factores determinantes en la construcción de la mayoría política que se requiere para ganar las elecciones, sobre todo, para respaldar una gestión de reivindicaciones nacionales y populares y llevar a cabo un buen gobierno.
“Están en juego presente y futuro de México y los mexicanos. Apliquémonos a construir la mayoría política que es condición del triunfo electoral”.
Jesús Ortega Martínez, ex presidente del PRD y líder de la corriente genéricamente conocida como la de “Los Chuchos” es otro ejemplo de unidad en torno a la candidatura lopezobradorista por sobre los desencuentros reales o imaginarios anteriores.
En una de sus más recientes colaboraciones periodísticas (“Excélsior”, 29 de mayo, 2012), Ortega Martínez retomaba palabras de AMLO y las ampliaba:
“Es indispensable promover tolerancia, diálogo y acuerdos para encontrar respuestas a problemas del país. En su gira por Oaxaca, el candidato presidencial de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hizo un llamado a la reconciliación. Expuso la necesidad de unidad porque hay un objetivo superior: ‘transformar a México y tenemos que unirnos todos’.
“Es pertinente que AMLO mantenga la posición de convocar a la reconciliación durante el actual proceso electoral, ya que existe una grave crisis de carácter político que padece el conjunto del Estado mexicano”, escribía el ex líder formal perredista.
Bien, pero ¿y Ebrard?
¡Qué diferencia en esta campaña a las más recientes de los candidatos a gubernaturas! A la de Guerrero, sobremanera, donde cada fin de semana estaba presente Ebrard apoyando con todo a su candidato Ángel Aguirre Rivero, o antes, en Sinaloa, empujando a Mario López Valdez.
Dirá el jefe de gobierno de la capital nacional que está muy ocupado con tanta obra pública que su administración ha desplegado… u organizando conciertos públicos gratuitos de los cantantes más afamados -y que mejor se cotizan- en el firmamento musical mundial… a lo mejor hasta encargado de hacer triunfar al candidato de las mismas izquierdas a sucederlo en el palacete localizado al sur-poniente del Zócalo, lo que a todas luces es ocioso pues, como decía ayer un amigo, “en el DF gana hasta una escoba”, si lo proponen quienes han gobernado a la otrora Ciudad de los Palacios desde 1997.
¿Qué pasa con Ebrard? ¿Por qué no se suma a la campaña presidencial lopezobradorista? ¿Alguien sabe la respuesta?
Índice Flamígero+ + + Ya nada más 178 días y termina la gestión de quien cae estrepitosamente en las encuestas que miden sus niveles de aceptación. Y no, claro que no, la culpa no es de Josefina. “Antes, al contrario”, jejeje.