López Obrador prepara el conflicto poselectoral
Roberto Vizcaíno lunes 4, Jun 2012Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Todo indica que en el proceso de descalificación están también Calderón y Vázquez Mota
- La elección del 1 de julio será la gran y definitiva encuesta, que pondrá en su lugar a las otras
- ¿Y si Peña gana avalado por observadores del #Yo soy 132 y representantes de Morena?
Dentro del equipo de Enrique Peña Nieto y en no pocos analistas, existe la convicción de que Andrés Manuel López Obrador prepara ya el escenario para ir al conflicto poselectoral.
Las circunstancias han metido además en el mismo juego a otros importantes personajes y fuerzas que, en conjunto, representan el mayor desafío para el regreso del PRI al poder.
Tan es así que hoy corren juntos y tras el mismo objetivo -el de descarrilar y colocar en duda, deslegitimar al proceso electoral y, bueno, ¿por qué no?, si se puede, pues hasta anularlo-, no sólo López Obrador y su bloque de partidos sino el presidente Felipe Calderón, así como la candidata Josefina Vázquez Mota y su partido, el PAN.
No se sabe, pero se sospecha, que pudieran estar en la misma línea el gobierno de Estados Unidos y un buen número de importantes empresarios.
Y ni qué decir de la claque –yo sé que usted sabe de qué hablo, pero por si no: Claque (en francés ‘bofetada’) es, en su origen, un término que alude a un cuerpo organizado de aplaudidores profesionales presentes en los teatros y óperas franceses. Los miembros de una claque se denominan claqueros (claqueurs)-, de intelectuales y periodistas y varios conductores que, como por ejemplo, Denise Dresser o Lorenzo Meyer, abonan a alguna de esas posibilidades. Hay también varios diarios y algunos noticiarios de radio que cierran el círculo.
Es decir, casi todos los opositores reales de los tricolores de uno y otro extremos, que frente a los hechos hasta pareciera que se han puesto de acuerdo para actuar en bloque.
El contexto es claro: un candidato, Enrique Peña Nieto, joven, con gran carisma y buen desempeño político, electoral y mediático; sondeos que advierten una y otra, y otra vez que Peña Nieto va muy arriba de los otros; un partido, el PRI, no solamente cohesionado y organizado, sino con recursos más que suficientes provenientes de prerrogativas, es decir, del presupuesto federal debidamente comprobable y auditable; un marco legal benéfico e instituciones que garantizan el desarrollo de un proceso bajo un trato relativamente equitativo, así como una ciudadanía sumamente irritada por el pésimo desempeño del gobierno saliente, que se ha volcado a favor del proyecto del mexiquense.
Esto y más, provoca que todos los elementos descritos anteriormente coincidan ahora en el objetivo de impedirles llegar a Peña Nieto y al PRI a Los Pinos. Es decir, ya sea por la buena o mala -no importa el cómo-.
Corren los días y ahora sólo quedan 26 para la elección del 1 de julio. Es ese tiempo el que tienen todos para trabar o no dejarse atrapar en el juego del o de los otros.
A favor de Peña Nieto, de una elección irrefutable y de la gobernabilidad de México, están las instituciones y el marco legal electoral. Los observadores nacionales y extranjeros. Cuenta también esa parte importante, mayoritaria de la prensa mexicana y extranjera que actúa profesionalmente, que reporta los hechos y da espacio al análisis. Creemos que nosotros estamos en este espacio, queremos hacer este examen del proceso, exponerlo y explicar lo que ocurre, advertírselo al ciudadano común y a otros que quizá no han visto lo que nosotros y algunos más sí vemos.
Dentro de este contexto ganará quien cometa menos errores y quien logre comunicarse mejor con las mayorías en México. De las que votan.
Hoy el desafío está planteado y el primero que se da cuenta de eso es el propio Peña Nieto. Ayer lo señaló. Otro, su coordinador de campaña, Luis Videgaray, lo denunció la semana pasada en uno de los programas de radio donde interviene con los coordinadores de las campañas de López Obrador y de Vázquez Mota.
Peña Nieto sabe perfectamente que lo quieren colocar contra la pared, encajonarlo a través de correr la idea de que ha caído de tal forma en las preferencias electorales, que ya casi lo alcanza Andrés Manuel López Obrador. De 20 o 15 puntos en las encuestas, dos de unas 10 empresas reconocidas, ubican sorpresivamente a Peña Nieto a apenas un par de puntos por sobre el de Macuspana.
Así, a 26 días se da la impresión de empate técnico, de que AMLO ha corrido rápida y certeramente y de que Peña ha caído en desgracia ante su posible electorado.
Adicionalmente, al pasar AMLO del tercer al segundo lugar, se relega automáticamente a la panista Josefina Vázquez Mota al cajón de las derrotas anticipadas, cuando de acuerdo de los sondeos ella está a uno o apenas dos puntos de distancia de López. Ciertamente ha caído, pero no se ha hundido. La realidad dice que son ellos quienes están en empate técnico y que López Obrador puede ser alcanzado y rebasado por ella.
Este hecho es el que hace que la percepción que se quiere crear, de que López Obrador compite ya con Peña Nieto, sea falsa.
La elección no es de dos, sino que sigue siendo de tres candidatos con dos de ellos peleando el segundo puesto.
Ciertamente ésta no es una elección decidida. Ninguna lo es hasta que concluye. Y a veces ni así, ya que luego de terminar, una elección debe ser sancionada por el Tribunal Electoral que bien puede cambiar la decisión y darle el triunfo a quien no se esperaba.
Cosa de reglas e instituciones.
Lo único real es que el proceso electoral presidencial en curso, insisto, tiene márgenes muy amplios para Peña Nieto y muy bajos para Vázquez Mota y López Obrador, tanto que no se sabe bien a bien quién de entre estos dos ocupa el segundo lugar.
Para señalarlo hacemos caso de la mayoría de las encuestas y no de las dispares.
Creemos que la mayoría de las encuestas son las que tienen la razón y no las que discrepan.
Al final la gran y única encuesta es la del voto emitido y esa será la del 1 de julio. Esa es definitiva y tendrá la virtud de colocar a las otras en su justo lugar.
Mientras eso no ocurre, la única opción es acudir a los sondeos de las encuestadoras y creer en los que tienen más confiabilidad por haber acertado en procesos anteriores.
La suspicacia y la experiencia sugieren dentro de este ejercicio de análisis mínimo, sospechar y poner en duda esas encuestas hechas por alguno de los rabiosos opositores persistentes de Peña Nieto, como lo es el diario Reforma, que se dedica a ver y destacar obsesivamente el lado oscuro –y si no lo hay, pues lo crea y recrea-, del ex gobernador mexiquense y su campaña.
Si cualquier otro encuestador lo hiciera, sería motivo de alarma, pero que lo digan ellos mientras media docena de otros profesionales señalan otra cosa, entonces queda en un intento por crear un escenario inexistente de crisis.
La verdad es que esa encuesta, sumada a la de María de las Heras y un par de artículos podría caer en el intento de crear un escenario de sustento para reclamos post-electorales de Andrés Manuel López Obrador.
Ya veremos pronto si esto tiene o no base.
EL LLAMADO DEL PRD
Dentro de este mismo escenario podría ubicarse el llamado hecho hace algunos días por el dirigente nacional formal del PRD, el “Chucho” Jesús Zambrano, quien convocó a los panistas a no votar por su candidata Josefina Vázquez Mota y en lugar de eso hacerlo por AMLO.
Zambrano abona con ello en la hipótesis de que la contienda presidencial ya es de dos, que el triunfo podría darse entre López Obrador y Peña Nieto.
Entonces el voto emitido a favor de Vázquez Mota sería un desperdicio que aplicado al de Macuspana ayudaría a evitar el regreso del PRI a Los Pinos.
El dirigente del PRD aseguró que la previsión de triunfo de López Obrador se da porque, a diferencia del proceso de 2006, contará con una mayor representación en casillas y la vigilancia de los jóvenes que se han auto-organizado para participar de observadores.
Zambrano explicó que el Movimiento de Regeneración Nacional, o Morena, que lidera López Obrador y que en los hechos es la base social y política con la que el tabasqueño anula y se impone al PRD, contará con representantes en más del 95 por ciento de las quizá 150 mil casillas que serán distribuidas por todo el territorio nacional por el IFE para realizar la elección presidencial.
El dirigente del PRD no dijo que harían su partido y López Obrador si pierden la elección presidencial en una elección limpia, y vigilada tanto por los observadores del #Yo soy 132 y con el aval de los representantes de Morena en la casillas. ¿Entonces sí reconocerían el triunfo de Peña Nieto sin armar conflicto?