Los adultos mayores
¬ Augusto Corro martes 22, May 2012Punto por punto
Augusto Corro
En México, los problemas sociales son múltiples, complejos y con posibilidades de agravarse.
Por ejemplo, la pobreza que amenaza a millones de adultos mayores, debido a “una situación crítica de ocupación”.
En términos llanos, ese sector de la población no tiene empleos. Su escasez de recursos económicos se agudizará en los años venideros.
Actualmente, una de cada cinco personas mayores de 60 años carece de trabajo y se encuentra en una situación crítica, advierte el Observatorio de Política Social y Derechos Humanos.
Se cierra el círculo de la pobreza que empieza con el problema del desempleo y termina con las políticas de seguridad social.
Si jóvenes en toda su capacidad física e intelectual no encuentran trabajo, menos lo lograran los ancianos, que, a pesar de su experiencia, rebasan la edad laboral.
Cuando los adultos mayores consiguen algún empleo, este no compensa económicamente. Es decir, lo “sueldos” alcanzan para los gastos mínimos.
Con esos salarios no se logra una buena alimentación, ni existe la capacidad de ahorro.
Y si no hay ahorro, la calidad de vida de los ancianos será muy difícil.
Los programas sociales de los gobiernos tienen en el abandono a millones de adultos mayores, que de una u otra manera cumplieron con su esfuerzo en el desarrollo de su país.
Sería recomendable que en las campañas electorales se tratara el tema de los ancianos y su futuro, que por el momento, no se prevé promisorio.
VIOLENCIA
La arquidiócesis de México dijo que se debe reconocer que “vivimos una cultura de violencia que ha perdido el respeto a la vida humana”.
El planteamiento aparece en el editorial del semanario “Desde la Fe”, órgano oficial de comunicación clerical.
Además, cuestionó a las autoridades en el poder y a los candidatos presidenciales sobre la forma de revertir este fenómeno.
También calificó de grave que la violencia que se vive en nuestro país provoque que los mexicanos comiencen a “acostumbrarse” a ella, “perdiendo su capacidad de indignación y su exigencia de justicia”.
A los aspirantes les formuló las siguientes preguntas: ¿Por qué hemos llegado a este extremo? ¿Qué es lo que nos ha sucedido para alcanzar estos niveles de decadencia moral?
¿Dónde están los analistas, sociólogos, politólogos para explicarnos estas barbaries?
Y, finalmente, ¿quiénes son los que están provocando estas acciones de inhumanidad y por qué?
Sin duda alguna las interrogantes formuladas por los representantes de la Iglesia Católica tienen su razón de ser; son incisivas y son los cuestionamientos que nos hacemos diariamente todos los mexicanos.
Sin embargo, la iglesia mencionada debe preguntarse a sí misma, que es lo que ha hecho para ayudar a combatir el flagelo de la delincuencia.
A pesar de su influencia en la sociedad, se ha conformado con ver los toros desde la barrera.
¿Acaso se sabe de alguna campaña para exhortar a los delincuentes para que reconsideren sus actitudes criminales y se alejen de la maldad?
También es importante aclarar que los mexicanos no nos estamos acostumbrando a la violencia y que tampoco exijamos justicia.
No es lo mismo que pidamos justicia y las autoridades no nos hagan caso, a dejarnos vencer por el infortunio.
Son muchas las organizaciones civiles que denuncian permanentemente que el tejido social está hecho trizas; que son miles de desaparecidos, miles de viudas y miles de huérfanos.
¿Por qué tanta violencia? Porque los criminales no son castigados. Porque la corrupción y la delincuencia protegen a los asesinos.
No se vale que los representantes del clero pretendan hacer el papel de ingenuos.
CAYÓ UN CHACAL
El Ejército presentó a Daniel de Jesús Elizondo Ramírez, “El Loco”, como uno de los presuntos responsables de la ejecución de 49 personas, cuyos cuerpos fueron desmembrados y abandonados en caminos de Cadereyta, Nuevo León.
El multihomicida declaró que la matanza fue ordenada por el líder de “Los Zetas” y el segundo al mando de la organización criminal, Heriberto Lazcano Lazcano “El Lazca” y Miguel Angel Treviño Morales, “El Z40”, con la intención de culpar a las organizaciones criminales que operan en esa zona del país para crear una clima de inestabilidad.
Con la detención de “El Loco” no termina la tragedia, pues son miles de personas que buscan a sus familiares entre los muertos de las ejecuciones masivas.
Quizá por razones de la investigación, se guardaron las declaraciones del delincuente aprehendido y no se habló de las víctimas.
¿Se trató de gente relacionada con el narco? ¿Los ejecutados fueron levantados al azar?
Sería de mucha ayuda que se informara más detalladamente sobre la condición de los victimados, para llevar un poco de tranquilidad a quienes padecen la angustia por la desaparición de sus seres queridos.
SILENCIO
Ante el número de periodistas muertos en los últimos días, las autoridades guardan un profundo hermetismo.
Con su silencio demuestran dos cosas: por su incapacidad no tienen la menor idea de quiénes son los asesinos o no les interesa solucionar los crímenes.
Las dos situaciones nos llevan a pensar que campea la corrupción y la impunidad.
El viernes pasado, en el estado de Sonora fue asesinado el sexto periodista, Antonio Avila García, de 39 años de edad. Trabajaba para el diario “El Regional de Sonora”.
La violencia contra los periodistas no se detiene. De nada sirven las exigencias de justicia y protección para los comunicadores.
No en balde, México es calificado como uno de los países más peligrosos del mundo para la práctica del periodismo.
No cejaremos en nuestro empeño de exigir justicia para nuestros compañeros caídos en el cumplimiento de su trabajo. Es lo menos que podemos hacer.