Bicentenario sin novedad de la patria
¬ Humberto Matalí Hernández lunes 5, Abr 2010Al son de las fábulas
Humberto Matalí Hernández
“La alquimia del carácter del mexicano no reconoce
ningún aparato capaz de precisar sus componentes
de gracejo y solemnidad, heroísmo y apatía.
Desenfado y pulcritud, virtudes y vicios que
tiemblan inermes ante la amenaza extranjera…”.
Ramón López Velarde “Novedad de la patria”.
Llegado el año del Bicentenario Independentista y del Centenario Revolucionario, al igual que hace un siglo en las agonías del porfirismo, los actuales gobernantes mexicanos, desde la presidencia al más cerrado de los presidentes municipales, la torpeza, el boato y la ignorancia son los factores unificadores, como parte de los prometidos festejos del Bicentenario, aprovechados por funcionarios públicos de todos los niveles, en el lucimiento personal, aunque en ello hagan gala de una enorme ignorancia de la historia y de los procesos independentistas y revolucionarios. De trasfondo se adivinan fines para extinguir el espíritu nacionalista mexicano.
Con la aclaración que éste es un artículo sobre literatura y poesía. Lo político es simple coincidencia de la claridad en la visión del futuro logrado por el poeta Ramón López Velarde, que realizó este artículo de análisis sobre el país y tiempo en que vivió, pero que por coincidencia se mantiene en la mayoría de las circunstancias.
Ante la crisis actual se yergue el artículo “Novedad de la patria”, escrito por Ramón López Velarde en 1921, a unos meses de su pronto fallecimiento. Es el antecedente al épico poema “La suave patria”, que en giro inverso, define el concepto de mexicanidad, para disminución y vergüenza de los hombres de derecha a izquierda y centro, que deben tomarlo ante la cotidiana y bárbara destrucción de la nación.
Este ensayo, profundamente nacionalista, se publicó dos meses antes que se diera a conocer el poema “La suave patria” y de la muerte de Ramón López Velarde (1888-1921), en sendos números de la revista “El Maestro”, fundada por José Vasconcelos. El poeta utiliza el mismo proceso para dibujar a México. Pero el resultado es diferente, en el poema es épico y en “Novedad de la patria” es un país que con dolor sobrevive y enfrenta a sus enemigos y traidores. Supera los discursos, promesas electoreras y engaños gubernamentales actuales. A diferencia de “La suave patria”, el autor recurre a las ideas prácticas, sin resonancias épicas y exaltaciones poéticas.
En forma directa, López Velarde confronta la “pax porfiriana” en el párrafo inicial: “El descanso material del país, en treinta años de paz, coadyuvó a la idea de una patria pomposa, multimillonaria, honorable en el presente y epopéyica en el pasado. Han sido precisos los años de sufrimiento para concebir una patria menos externa, más modestas y probablemente más preciosa”, en referencia al proceso revolucionario, por lo menos hasta el año de la muerte del poeta.
El vate jerezano define al México ajeno a la grandilocuencia y demagogia de los políticos, gobernantes, legisladores, simples funcionarios, empresarios y hasta deportistas mediocres, que soberbios se autocalifican de “realizar acciones históricas”, sea un simple gol o iniciar guerras forzadas contra delincuentes, en un hueco nacionalismo. Todo es histórico. Ante tales estupideces López Velarde define a los falsos héroes actuales y recuerda de la Patria: “De ella habíamos salido por inconsciencia, en viajes periféricos sin otro sentido, casi, que el del dinero. A la nacionalidad volvemos por amor… y por pobreza”.
Las políticas de globalización actual, con el saqueo, los negocios sucios y los parches constitucionales para legalizarlos, junto con el remate del petróleo escriturado por demoníaco personaje, los traidores salen millonarios y con empleos en el extranjero, y en ello no intentan retornar a la patria. Como el caso de un expresidente, dedicado a difundir las formulas para vender el país a sus actuales compradores o de otro que se auto designa y califica como el gran democratizador, para ocultar el saqueo y pillerías cometidos por él y su familia mal habida. La pluma hiriente de López Velarde califico hace casi 90 años a esos mexicanos de pacotilla como:
“Hijos pródigos de una patria que ni siquiera sabemos definir, empezamos a observarla. Castellana y morisca, rayada de azteca, una vez que raspamos de su cuerpo las pinturas de olla de silicato, ofrece -digámoslo con una de esas locuciones pícaras de la vida airada- el café con leche de su piel”.
Ramón López Velarde presagia: “El país se renueva ante los estragos y ante millones de pobladores que no tienen otros ejercicios que los de la animalidad. ¿Por virtud de qué fibras se operará esta adivinanza?”. El poeta dona la confianza en que como sucedió en el pasado, a pesar de los mandatarios y legisladores, sean los mexicanos, el pueblo, la masa, los pobres y los mediocres quienes conservaran y salvaran al país, a pesar del saqueo a que esta sometido desde hace décadas.
“Bebiendo la atmósfera de su propio enigma, la nueva patria no cesa de solicitarnos con su voz ronca, pectoral. El descuido y la ira, los dos enemigos del amor, nada pueden ni intentan contra la pródiga. Únicamente quiere entusiasmo”.
El país que inspiro este ensayo a López Velarde se pierde en las ambiciones económicas de los impulsores de la globalización y las teorías económicas que ponen los intereses extranjeros sobre los nacionales y sin embargo el poeta ofrece el bálsamo.
“Admite de comensales a los sinceros, con un solo grado de sinceridad. En los modales con que llena nuestra copa, no varía tanto que parezca descastada, ni tan poco que fatigue; siempre estamos con ella en los preliminares, a cualquier hora oficial o astronómica. No cometamos la atrocidad de poner sillas sobre la mesa.”
El asunto es que la barbarie neoliberal, el entreguismo demagógico y la estulticia de los gobernantes y legisladores modernos, no ponen las sillas sobre la mesa, se las roban con mantelería y cubiertos. Y desde luego con la mesa nacional.
“Novedad de la patria” forma parte de los textos de “El minutero”, libro póstumo con poemas y ensayos de Ramón López Velarde, publicado en l923, merced a los buenos oficios y trabajos de amigos y poetas de esa década, que convivieron con el cantor de “La suave patria”. El Fondo de Cultura Económica tiene el tomo de las obras completas del poeta zacatecano.