Cambio generacional
Ramón Zurita Sahagún viernes 18, May 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cuando un contendiente político recurre a la edad como método de descalificación del contrario, es que no trae nada en la pelota, dicen en el lenguaje beisbolero.
Porque cuando se lanza una bola flojita, es difícil que se alcance el strike, cantado puede producirse un rodado o un elevado.
La edad avanzada de un político produce madurez del mismo y no es argumento para calificar las posibilidades de uno u otro en la disputa por un cargo público.
Sí lo es la estupidez, el desconocimiento, la falta de capacidad o el no contar con la argumentación suficiente para llegar al convencimiento del electorado.
Pero la edad no es el camino adecuado para mover consciencias, menos lo es cuando se urge a un cambio generacional y se presume con la urgencia del mismo, desde la tierna edad de 49 años, es decir cercano al medio siglo.
Jesús Alí de la Torre expuso que Tabasco necesita un cambio generacional, el que se dice dispuesto a encabezar, cuando se encuentra en el umbral de la media centuria.
Es cierto que su adversario principal es Arturo Núñez Jiménez quien ya rebasó los 64 años, pero la experiencia política de uno y otro no tiene punto de comparación.
Los dos fueron diputados federales, pero el hoy candidato perredista lo consiguió por la vía de la mayoría, es decir buscando el respaldo ciudadano.
Alí lo hizo por el método de representación proporcional.
La diferencia entre la diputación de uno y otro es que Núñez Jiménez coordinó a su entonces bancada en la Cámara de Diputados, donde el propio Alí fungió como su secretario particular.
Alí de la Torre cuando fue diputado fue del montón.
Eso sí, el candidato priísta al gobierno de Tabasco logró por la vía del voto el triunfo en la contienda por el ayuntamiento de Centro (Villahermosa) y Núñez Jiménez también con el voto de los tabasqueños el Senado de la República de mayoría.
Las carreras políticas de uno y otro marcan diferencias abismales. El perredista fue dos veces subsecretario de Gobernación (en una de ellas, Alí de la Torre fue su ayudante), director del Infonavit y director del IFE.
Alí de la Torre además de sus cargos de elección popular fue dirigente del sector popular en Tabasco.
También hay una marcada diferencia entre los cargos públicos de uno y otro.
Claro que se puede argumentar que son los 15 años de diferencia entre la edad de uno y del otro.
Sin embargo, el cambio generacional no se marca entre un personaje cercano a la media centuria y uno que entró en la llamada tercera edad.
Lo marcan personajes que como algunos de los gobernadores actuales llegan a fungir como tales a temprana edad.
Roberto Borge Angulo, gobernador de Quintana Roo lo hizo a los 31 años de edad. Javier Duarte, Veracruz, a los 37 y antes que ellos, en Tabasco Manuel Andrade, con 35 años. Beatriz Paredes en Tlaxcala tenía 34 años. Mariano Palacios, Querétaro con 33 años.
Roberto Madrazo Pintado tenía 42 años cuando inició su gobierno en Tabasco. Pedro Joaquín Coldwell rebasaba apenas la frontera de los 30 años, cuando fue electo en Quintana Roo y Enrique Peña Nieto contaba con 39 años cuando llegó al gobierno del Estado de México.
Ellos si representaron el cambio generacional, no Jesús Alí con sus 49 años de edad que busca, usando como argumento principal para convencer a un electorado escéptico, la exigencia ciudadana de un cambio que no es precisamente generacional.
LOS CHICOS IBERO
Curioso: los tres priistas que lanzaron una ofensiva en contra de los estudiantes de la Universidad Iberoamericana, son egresados de la misma.
Pedro Joaquín Coldwell, Emilio Gamboa Patrón y Eduardo Sánchez Hernández, estudiaron sus respectivas carreras en la polemizada institución universitaria, operada por los jesuitas.
Los tres fueron los más iracundos priístas que cuestionaron el actuar de los estudiantes durante la visita que realizó el candidato presidencial del PRI el pasado 11 de mayo.
Sin embargo, ninguno de los tres acudió al diálogo sostenido entre el alumnado de la Ibero y el candidato presidencial priísta.
Los que sí estuvieron, aunque no fuesen egresados del plantel universitario como son los casos del propio Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray y David López, entre otros, justificaron la actitud de los jóvenes y no descalificaron su actuación como si lo hicieron los otros.
Será que para que la cuña apriete debe ser del mismo palo?
OTRA DE MANUEL ANDRADE
Simpático y ocurrente es Manuel Andrade Díaz, ex gobernador de Tabasco, quien se quedó esperando su postulación priísta al Senado de la República o, de menos, a la Cámara de Diputados.
Alejado de los principales dirigentes del PRI, pero convocado a la comida ofrecida por empresarios tabasqueños al candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, Andrade Díaz ideó, con mucho ingenio, la forma de acercarse al candidato presidencial.
Y es que los asesores de Peña Nieto determinaron que ninguno de los ex gobernadores tabasqueños tuviera acceso al aspirante presidencial, por lo que este se las ingenió para saludar de lejos a los ex mandatarios.
Pero no contaba con la astucia de Manuel Andrade, quien se acercó al candidato presidencial con un teléfono celular en la mano, saludó al mexiquense y le pasó el aparato telefónico.
Enrique Peña Nieto habló por unos segundos con el misterioso personaje que le comunicó Andrade Díaz y todo mundo se quedó impactado, curioso y deseoso de saber con quién había dialogado el candidato presidencial.
Andrade Díaz se negó a revelar el nombre del interlocutor de Peña Nieto, aunque después, el círculo cercano del mexiquense reveló el misterio.
Habló con Manuelito, el hijo de Manuel Andrade que no rebasa los seis años de edad.
Simpático e ingenioso que resultó el ex gobernador tropical.