Ahora, Durango
¬ José Antonio López Sosa miércoles 31, Mar 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Un flanco más que se ve atacado, en esta ocasión se trata de Durango, estado que tendrá un proceso electoral este año y donde las cosas están “calientes” desde hace buen tiempo. Al presidente Calderón los frentes de guerra se le multiplican sin que pueda poner una solución de fondo a la situación. La administración federal sigue pensando que tener al Ejército en las calles es la solución, cuando lo único obtenido es un proceso de exhibición, donde se comprueba que los grupos delictivos son más fuertes que el propio Ejército, cuando menos donde se llevan al cabo los operativos.
El semanario Proceso reveló que fue Felipe Calderón quien solicitó apoyo al “Pentágono” en materia militar, es decir, por un lado nos dice que va ganando la batalla, pero reconoce frente a la administración estadunidense que se pierde a todas luces, ¿hasta cuándo habrá coherencia entre el discurso oficialista y la realidad?, se abre una indignante brecha entre el decir y el hacer desde la presidencia que como consecuencias tiene a decenas de muertos todos los días en el país, como si estuviésemos sumidos en una guerra civil.
La violencia comienza en Durango, el gobierno debe poner toda la atención, pues así ha comenzado en los distintos lugares del país que hoy en día son sitios fuera del control del Estado mexicano, vivimos una realidad simulada donde el gobierno dice tener el control y los grupos criminales sin decirlo, lo demuestran a diario. Vivimos en un país donde cada vez es más difícil sobrevivir, donde las mentiras contrastan con las verdades no difundidas en los medios de comunicación, donde ya no se puede caminar con tranquilidad por las calles de la provincia sin correr el riesgo de morir dentro de un fuego cruzado sin deberla ni temerla.
El reto para las autoridades federales, estatales y municipales en el tema Durango es por demás complejo, estamos en un punto de no retorno con respecto a la tranquilidad de los duranguenses, más allá de condiciones políticas o electorales está en riesgo la integridad de un estado de la federación con todo el contexto de la palabra: su gobierno, su territorio y sobre todo el grupo más vulnerable: su población.