Debates
Ramón Zurita Sahagún jueves 3, May 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El segundo mes de las campañas presidenciales apunta para que éstas suban de tono y motiven al elector para que acuda a las urnas el 1 de julio próximo.
Los candidatos, sus partidos y sus equipos pasan de las descalificaciones y acusaciones a las propuestas y a los retos, donde los debates se asumen como el camino por el que se busca la definición de las tendencias.
Es cierto que las encuestas y sondeos que se realizan por parte de las casas encuestadoras anotan y a una diferencia amplia entre el primero y el segundo lugar y sumamente cerrada entre el segundo y el tercero, mandando al cuarto a la duda de si retienen o no el registro.
Según esos muestreos, el PRI y su candidato Enrique Peña Nieto doblan las preferencias sobre el segundo lugar que se disputan palmo a palmo la panista Josefina Vázquez Mota y el perredista Andrés Manuel López Obrador, sin que se advierta la forma en que se podrían revertir esas tendencias.
Es por eso que los estrategas del partido blanquiazul y del sol azteca insisten en los retos para que debatan los candidatos presidenciales en otros terrenos, no solamente en los dos a los que convoca el IFE por ley, sino en otros espacios.
Por supuesto, los priístas eluden los retos, con todo y las banderillas de fuego que tratan de ponerle a su candidato y le preparan una ofensiva el domingo en el primero de los dos debates pactados por ley.
Sin embargo, la cercanía del debate reglamentario desató una gran discusión sobre el tema y la decisión de las televisoras de no privilegiarlo en sus principales canales, relegarlo y hasta ponerle enfrente, en el mismo horario, dos programas de supuesto gran rating, es el gran tema del momento.
La gran discusión se desató en torno a la decisión de Televisión Azteca de poner un juego de futbol en el mismo horario del debate que tendrá duración de dos horas, mismo tiempo reglamentario que el evento deportivo.
El rasgamiento de vestiduras de la clase política es sumamente curioso, levantando quejas y protestas, como si la ciudadanía estuviera a la espera de la celebración del debate.
Los debates entre candidatos presidenciales no son el evento televisivo que más auditorio jala y como prueba fehaciente de lo anterior se encuentran las mediciones de hace 18, 12 y 6 años, donde se advierte lo reducido de los interesados en el tema.
Pero lo peor de todo es que el partido que programaron en el mismo horario es de escaso interés entre los seguidores del deporte de las patadas.
Un juego de futbol entre los equipos Monarcas Morelia y Tigres de la UANL, les interesa solamente a los muy apasionados de ese deporte o al reducido grupo de seguidores de uno y otro club.
Los fanáticos del deporte conocido como soccer tienen en México las siguientes preferencias: Chivas, América, Pumas, Cementeros, considerados como los grandes. Después vienen Pachuca, Tigres, Rayados y Monarcas.
El gran público estará inmerso en otras cuestiones, entre las que se encuentran el propio debate, ya que el encuentro deportivo ni siquiera es parte de la semifinal o final.
Claro que los debates entre candidatos presidenciales no representan un gran atractivo para el ciudadano común, aunque sirven para que los electores los identifiquen plenamente y conozcan como responden en situaciones de apremio.
Las propuestas de unos y otros son, regularmente, similares, en lo que atañe a economía, empleo, seguridad, salud, educación, con pequeñas variantes y adiciones de unos y otros.
Por eso, la atención se centra en el morbo que genera las situaciones de apremio en que caerán cada uno de los cuatro candidatos presidenciales.
Se recuerda como en el primer debate, Diego Fernández de Cevallos y Ramos se cebó sobre la humanidad de un tímido Ernesto Zedillo Ponce de León, al que calificó como el niño de los dieces.
El panista se dio tiempo para arremeter en contra del priísta y del perredista Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, diversificando su ofensiva contra uno y otro, saliendo airoso del lance.
Seis años después, Vicente Fox Quesada se sublimó en el debate, arremetiendo contra el priísta Francisco Labastida Ochoa, el que se desplomó durante la discusión pública y se mostró sumamente frágil, quejándose de los motes que le ponía el panista.
Felipe Calderón Hinojosa y Andrés Manuel López Obrador midieron fuerzas en el segundo debate, sin ganador absoluto, aunque la campaña negra contra el tabasqueño venía surtiendo efecto y su negativa a participar en el primer debate contribuyó para inclinar la balanza a favor del primero.
Es por eso que los debates si son significativos y lo serán más, ante la negativa del puntero para participar en otros que no sean los previstos por la ley y convocados por el instituto que organiza los procesos electorales.
DEBATE EN JALISCO
Enrique Alfaro, candidato del Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) al gobierno de Jalisco, resultó ganador del primer en que participaren los aspirante s a suceder a Emilio González Márquez.
Jorge Aristóteles Sandoval, priísta; Fernando Guzmán Pérez Peláez, panista; Fernando Garza, PRD y María de los Ángeles Martínez, Nueva Alianza, fueron los otros debatientes.
El priísta Sandoval arremetió contra las que consideró desastrosas administraciones panistas, sin efectividad en los 18 años de gobierno.
Según los análisis del debate, Alfaro se ubicó como el ganador, luego Sandoval, más rezagado Guzmán y Garza y Martínez ni siquiera pintó.