El debate sobre el debate
Roberto Vizcaíno jueves 3, May 2012Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Hay quienes quisieran hervir en aceite a Salinas Pliego y a Azcárraga, por sus decisiones
- Las cartas, exigiendo una cadena nacional al secretario de Gobernación, proliferaron
- Los opositores creen que Vázquez Mota o AMLO aplastarán en el debate a Peña Nieto
Frente a la persistencia de los porcentajes de las encuestas, que un día y el siguiente muestran cómo el priísta Enrique Peña Nieto se consolida como el de las mayores preferencias del voto, con cifras que incluso llegan al 55 por ciento, sus opositores electorales y políticos, así como la franja de la prensa que lo ha convertido en el blanco de sus críticas, polemizan en los medios sobre la decisión de las televisoras de no transmitir el debate de los candidatos fijado por el IFE para el domingo próximo.
El tema ha sido convertido por ellos en una cruzada en defensa de los derechos políticos de los mexicanos.
Todo, como usted seguramente sabe, surgió luego de que al concesionario de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, se le ocurrió dar a conocer a través de un twitt que sus canales no transmitirían el debate de candidatos presidenciales y en cambio sí un partido de futbol.
Colateralmente, Televisa informó que sí transmitiría el debate, pero a través del canal 5 y no en el 2, que es el de mayor cobertura nacional.
Lo ocurrido, luego de eso ha sido una guerra a través del twitter y otras redes sociales que a ratos baja a los medios tradicionales, especialmente a los espacios de la radio.
Ese universo quisiera hoy despellejar vivo a Salinas Pliego y darle una tunda con clavos a Emilio Azcárraga Jean por no darle la importancia que los twitteros y sus aliados creen que debe tener el debate.
A partir de eso han surgido varias propuestas, reclamos y acciones que buscan obligar a Salinas Pliego y a Azcárraga a abrir sus canales preferentes al debate.
El camarógrafo Epigmenio Ibarra lanzó una carta que ya ha sido firmada también por otros miles, para demandarle al secretario de Gobernación, al panista Alejandro Poiré, que decrete una cadena nacional a fin de que todo el país pueda seguir el debate.
El senador Ricardo Monreal, coordinador de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, lanzó otra más o menos con las mismas intenciones y argumenta que el gobierno federal debiera retirarle la concesión a Salinas Pliego en repuesta a su altanería.
Miles más que secundan a Monreal y a Epigmenio, estarían dispuestos a realizar otras acciones más contundentes para cobrarles a Azcárraga y a Salinas Pliego su desdén por el debate.
Ya el grupo internacional de Hackers Anonymus le avisó a Salinas Pliego que actuará en contra de su Banco Azteca y de la propia Televisión Azteca.
Ni qué decir, pues que los ánimos están hirviendo con el debate sobre el debate.
Ayer mismo, en el matutino de Carmen Aristegui el debate de los coordinadores de campaña de Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y de Andrés Manuel López Obrador se fue en debatir sobre el debate.
Roberto Gil Zuarth, representante de la panista acusó a Peña Nieto de ser el causante de que Salinas Pliego y Azcárraga no pasen el debate.
La tesis del blanquiazul es que los concesionarios no quieren que los mexicanos vean el debate y así proteger a Enrique Peña Nieto.
Monreal a su vez indicó que la decisión de Salinas y Azcárraga debiera llevar a revisar sus concesiones y tomar una decisión mayor en su contra.
Luis Videgaray, coordinador de la campaña de Peña Nieto advirtió que con su decisión de marginar el debate, los concesionarios lo único que provocaron fue un mayor interés de los ciudadanos sobre el debate y que por eso mismo los ciudadanos lo verán donde lo puedan ver.
QUEDA COMO EXPERIENCIA
Todo este lío nos revela de entrada un hecho: instituciones y autoridades electorales, partidos políticos y candidato, pero sobre todo los ciudadanos, somos unos novatos en materia de procesos democráticos.
En el IFE establecieron 2 debates obligatorios de candidatos presidenciales, fijaron las fechas, convocaron a los candidatos a ponerse de acuerdo en los temas y formas de debatir, pero nunca consideraron por dónde se debía transmitir ese debate.
Quizá pensaron que las televisoras y la estaciones de radio retomarían libremente las señales y el sonido del debate para lanzarlos por sus estaciones al resto del país.
No ocurrió así. Y ahora nos enteramos que los concesionarios no pueden ser obligados a transmitir ese debate, a menos de que el gobierno decrete la cadena nacional.
En este punto existen sin embargo dos puntos de vista.
Hay quienes consideran que el gobierno de Felipe Calderón debe decretar la cadena nacional por ser el debate de candidatos presidenciales, un asunto de interés nacional.
Pero hay otros que afirman que hacer esto iría en contra de la libertad de expresión que en el fondo garantiza que cada quien vea y escuche lo que quieran.
Así, al transmitir otros programas, los concesionarios de televisión están cumpliendo con ese mandato, darles alternativas a sus televidentes de que escojan qué quieren ver.
En medio de esta confrontación, subyace otra idea, especialmente en los opositores a Peña Nieto: de que el debate servirá para que los mexicanos vean que el priísta es incapaz de articular y exponer ideas y menos de responder a cuestionamientos de sus contendientes.
Ellos suponen entonces que Peña Nieto sería derrotado por sus contendientes y entonces estos subirían como la espuma para arrebatarle las preferencias suficientes, como para luego vencerlo en la votación.
Pero esto evidentemente es una ingenuidad porque el ex gobernador del Estado de México ni es lerdo, ni sufre de retardo mental, y más bien es él quien puede sorprender a Vázquez Mota y a López Obrador.
¿Saben esto la panista y el perredista? Seguramente. Pero quizá lo que quieren es aprovechar el debate para intentar exhibirle algún asunto del cual Peña Nieto no podría dar respuesta.
La interrogante en este punto es, ¿por qué los opositores deberían esperar al debate para sacarle sus trapos sucios al mexiquense?
En fin, que el debate del debate sólo ha generado humo mediático que a la hora de los hechos se va a disipar para que quien quiera verlo lo vea y siga.
El otro hecho esencial es que los mexicanos no tenemos la cultura de la política y menos del debate.
En este contexto es muy difícil que este encuentro de los candidatos, vaya realmente a cambiar las tendencias del voto. Son muchos los puntos que hay entre Peña y quienes le siguen como para que haya un vuelco electoral en favor ya sea de Vázquez Mota o de López Obrador.
Quizá donde se reflejará el debate es en el segundo puesto que, dicen algunas encuestas, ya ocupa López Obrador y no Vázquez Mota.
A lo mejor el que sube es Gabriel Quadri, quien con apenas 2 puntos tiene todo para ganar un poco más.
Y para confirmar que este asunto está más allá del bien y el mal, ayer Enrique Peña Nieto exhortó a los ciudadanos a seguir como puedan el debate del domingo.
Claro, lo pide para que vean lo que él propone y así puedan los mexicanos confrontarlo con las propuestas de Vázquez Mota y AMLO y decidir finalmente por quién van a votar el 1 de julio próximo.
Mientras tanto, todos esperan que el IFE reaccione y garantice de alguna forma la transmisión del debate.
Hay quienes consideran que el presidente Felipe Calderón y su secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, decidirán la cadena nacional para así darle una respiración de boca a boca a su candidata, Josefina Vázquez Mota.
No vaya a resultar que al querer hacerle un bien, la hunda más.