La faena
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 2, May 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Con abril se fue el primer tercio de las campañas políticas en pos de la Presidencia de la República. Mes relativamente tranquilo, un tanto desperdiciado en términos de confrontación de ideas de cara al respetable.
El toro se llama Enrique, es grande y fuerte por sus números, pero rehúye a quienes lo quieren torear y clavarle las banderillas.
Hace mucho calor y hay impaciencia en la plaza. También hay esperanza en que el segundo tercio pueda estar mejor. Que fuera el de la faena.
Igual es muy mala la señal de la televisión y a decir de los cronistas taurinos (esas encuestadoras), las cosas están igual que como al principio y el toro sigue ahí, en medio del ruedo, intacto.
Para ellos los números ni se movieron. Y entonces los toreros tendrán que tirarse a matar.
Es lo esperado y ya lo están haciendo. Tanto Andrés como Josefina ya han tenido sus lances: contrastan por aquí, atacan por allá.
Pero deben esforzarse más porque no han cimbrado en realidad a ese coso hirviente.
Está visto que ese toro aspira más a sobrevivir que a matar. Quiere ser indultado. Pero a pesar de ser tan fuerte nada le asegura un segundo tercio como el primero.
Un torero está impaciente por hacerle la faena, y ha tenido aciertos, y una torera está más bien desesperada y, por lo mismo, ha fallado.
En el segundo tercio habrá debate, lo que supone más contraste y más ataque.
En definitiva se buscará que el toro sea arrinconado pase tras pase. Es lo que mínimamente espera el respetable pues, si no, qué chiste. El toro lo sabe, los toreros lo ansían. Lo saben los cronistas y lo sabe la televisión.
Es grande lo que puede pasar, aunque tampoco será el final de la corrida. El primer debate puede ser algo muy bueno, mas no el final. Una de dos: si el toro no aguanta, iniciará su bajada hacia su posible muerte para el siguiente tercio.
Si el toro la libra, la legitimidad de su indulto quedará de manifiesto.
De ocurrir lo primero, la plaza estará que se cae para el segundo debate, es decir, para el tercer tercio. Y entonces, sólo entonces, podría haber mucho sol, arena y sangre en ese ruedo.
Salvo lo que diga la señal de televisión en cualquiera de los casos.