Los hijos del PRI
Roberto Vizcaíno martes 30, Mar 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
En el lanzamiento de las candidaturas de los tricolores por parte de la dirigencia nacional del PAN, con César Nava a la cabeza, se utilizó el más viejo y rancio de los métodos priístas, ese que incluso ya ni los tricolores usan, el del dedazo abierto, la designación directa. Nada de una democrática elección abierta a la ciudadanía
Escucho con frecuencia duras críticas contra el PRI, sus cuadros y gobernantes. La síntesis popular indica que los tricolores son todo lo malo que existe en el país: atraso social y económico, caciquismo, la corrupción toda, las mapacherías electorales, etcétera, etcétera.
Para esos detractores la crisis nacional es simple y llanamente culpa de los priístas. No hay ni tregua ni concesión en ellos. Mucho menos detenerse al análisis. ¿Para qué?, preguntan.
De nada vale que las mayorías voten en México por los tricolores. La explicación del repunte priísta, está en la manipulación televisiva, las trampas y la experiencia en el “manejo-operación” de comicios, indican rápida y contundentemente.
Así las cosas, con la mayor de las veces veo que esas críticas provienen de personas que han vivido y hecho fortuna y vida profesional -pequeña, mediana o grande-, al lado de priístas en el poder. Encubriéndose con la piel de un rotundo priísta.
No pocos de estos críticos han apoyado, y a veces se han ido detrás de priístas que renunciaron a su militancia para ser lanzados por otros partidos o de plano para formar otras agrupaciones políticas.
El denominador común en ellos es que casi todos los renunciantes lo han sido porque el PRI no les dio la candidatura ambicionada. Sólo unos cuantos han logrado ganar. La mayoría se han estrellado en su intento y deambulan por la vida dentro de la amargura antipriísta.
¿Cuántos vividores del priísmo están hoy al lado de Dante Delgado, Elba Esther Gordillo, Andrés Manuel López Obrador, Manuel Camacho, Cuauhtémoc Cárdenas y otros que como ellos rompieron cadenas partidarias con el tricolor?
¿Cuántos siguen amarrados a la nómina, al lado de un tricolor en el poder o viviendo del recuerdo, y viendo y ansiando ser llamados al lado de, por ejemplo, el ex priísta Gabino Cué en Oaxaca?
Si no fuese un fenómeno tan común, el asunto del antipriísmo entre priístas -militantes o anexos-sería un chiste.
El caso es que este antipriísmo se traslada a otros muchos ámbitos y personajes en quienes llega a ser desde enfermizo hasta patético.
Y termina siendo como el asunto de los cubanos del exilio, que no pueden vivir sin Fidel. ¿Qué va a pasar con ellos cuando el comandante ya no exista?
En el caso del PRI, sin embargo parece que la prospectiva es muy distinta de la del comandante y sus exiliados.
El tricolor -lo dicen, indican prácticamente todos los datos duros: la popularidad de su precandidato más abierto que es Enrique Peña Nieto, las encuestas, las tendencias electorales, las elecciones ganadas durante los últimos tres años, el número de cargos logrados, la recuperación de bastiones, etcétera-, viene de regreso con una fuerza sin igual.
Bueno, tan fuerte es esta inercia y presencia del ex partidazo, que hasta el más persistente y antiguo opositor al PRI -hablo del PAN-, ha cedido ante su influjo y, mire lo que son las cosas, hoy de los 12 candidatos que se jugarán el 4 de julio próximo el cargo de gobernador en igual número de entidades, 5 provienen del Revolucionario Institucional.
Pero no es todo, de los 12, sólo 5 son realmente militantes panistas, ya que su prospecto en Hidalgo, la foxista Xóchitl Gálvez, no está afiliada a Acción Nacional y falta una candidatura por definirse, la de Quintana Roo.
Los priístas que van por una gubernatura bajo el logo del PAN son: José Rosas Aispuro, en Durango; Gabino Cué, en Oaxaca; Rafael Moreno Valle, en Puebla; Mario López Valdez, “Malova”, en Sinaloa y Miguel Ángel Yunes en Veracruz.
¿Cómo podría uno calificarlos a todos ellos de ‘ex priístas’ cuando cada uno de ellos tuvo una militancia de decenios en el PRI, cuando sus cargos y posiciones anteriores los obtuvieron en ese partido, y cuando integraron los cuadros ideológicos de ese instituto político?
Mire, sólo hay que ver el caso de Yunes, quien estuvo en el PRI durante 35 años y fue desde diputado hasta representante de ese partido ante el IFE. Ya no le reproduzco aquí lo que en esos cargos dijo del PAN del cual ahora es candidato a gobernador en Veracruz.
Rosas Aispuro y López Valdez amanecieron priístas hace un par de semanas y por la tarde ya eran candidatos del PAN a gobernador por sus estados.
¿Cómo cree usted que actuarían todos ellos en caso de que el impredecible destino les premiara con un triunfo… como panistas o como priístas?
Si la historia y el estudio del comportamiento humano nos dicen algo, es que cada quien es lo que es de acuerdo a su estructura e influencias primarias, básicas. Nadie puede ser lo que no es. Y no es trabalenguas. El olmo no da peras.
De ahí, que los curas que dejan de oficiar, que se casan o que declinan su vocación siguen actuando como curas. Igual lo hacen otros, y los priístas seguirán siéndolo, a pesar de que hagan campaña bajo el logo del PAN.
Por ello, no es cierto que al cambiar de partido de repente sean impolutos, casi santos. No. Siguen siendo lo mismo que eran, sólo que bajo las siglas de un partido diferente.
¿Esto no lo saben Felipe Calderón, su gerente en el PAN, César Nava y los demás panistas y priístas involucrados? ¡Claro que lo saben! Lo que ocurre es que el PAN no tiene candidatos del tamaño de los tricolores en esos estados.
Es triste, penoso decirlo, pero en estas 12 elecciones a gobernador, Acción Nacional no tenía aspirantes de peso en al menos la mitad de las enrtidades en juego. Eso habla muy mal de un partido que tiene 70 años de vida.
Peor es el caso del PRD, que se ha unido en alianza para lanzar junto con el PAN a estos 5 priístas.
Dentro de este contexto, el PAN sólo participa en este proceso electoral con candidatos blanquiazules en Aguascalientes, con Martín Orozco; Chihuahua, con Carlos Borruel; en Tamaulipas, con José Julián Sacramento; en Tlaxcala con Adriana Dávila y en Zacatecas, con Cuauhtémoc Calderón.
Como ya lo apuntamos antes, en Hidalgo impulsa a Xóchitl Gálvez, como candidata ciudadana.
Pero no sólo eso. En el lanzamiento de las candidaturas de los tricolores por parte de la dirigencia nacional del PAN, con César Nava a la cabeza, se utilizó el más viejo y rancio de los métodos priístas, ese que incluso ya ni los tricolores usan: el del dedazo abierto, la designación directa. Nada más lejos a una democrática elección abierta a la ciudadanía
Así las cosas, podría decirse que prácticamente todos en la vida pública del país son hijos del PRI. Bueno, hasta quienes reniegan de él.
REFORMAS EN CASCADA: En el mes de abril, a los senadores les quedan oficialmente 8 sesiones plenarias y a los diputados 15. En esas sesiones tendrán que tramitar no menos de 15 reformas, algunas de Estado, que son urgentes para la vida del país.
Es por eso que ya se habla de que habrá un procedimiento “fast-track” o “de reformas al vapor”. Lo cierto, es que las sesiones plenarias sólo sirven para votar los dictámenes de cada reforma cuyo trabajo de fondo se realiza en comisiones.
Aquí lo que valdría la pena ver es en qué proceso está cada una de las reformas esperadas, algunas de ellas tan importantes como la política que se supone rediseñará no sólo al sistema político mexicano, sino a la estructura del gobierno federal.