¿Qué hay tras un indigente?
¬ José Antonio López Sosa miércoles 25, Abr 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Los Ángeles, California.- Caminando por las calles de Los Ángeles vino a mi memoria un suceso que ocurrió hace 7 años en el “bay area” (área de la bahía) de San Francisco: en la zona de Berkeley, es decir, no propiamente en Oakland o San Francisco resulta que un par de irracionales jóvenes (Jarell Maurice Johnson de 19 años originario de San Leandro y Derell Lamont Morgan de 19 años originario de Berkeley) atacaron el 8 de febrero de 2005 a una indigente de 49 años llamada Maria King, quien falleció doce días después en el hospital donde era tratada por las heridas recibidas.
Estos trogloditas, el caso especial de Johnson, había sido ya consignado varias veces por ataques a indigentes, lo que habla de un daño psicológico severo, pues no existe motivo racional para atacar a un indigente, él fue detenido al momento del crimen.
Su pareja criminal (Morgan) fue capturado meses después y ambos están a punto de ser sentenciados, la pena corporal a la que estarán sujetos será de 15 años hasta cadena perpetua, dependiendo de la decisión del jurado instalado en Oakland.
Esta pudiera parecer la parte “roja” o “amarilla” de la nota, el reproducir en un medio de comunicación un crimen más de esos que no tienen aparentemente una razón de ser.
Lo que en este espacio quiero abordar va más enfocado al problema de la indigencia, es decir, el hecho de comprender que no todos los indigentes “nacieron indigentes” por así decirlo, por ello me centro en el caso de Maria King. Esta señora antes de ser indigente, era abogada titulada, escritora especialista en leyes en el estado de Illinois, acá en los Estados Unidos.
Resulta pues, que esta abogada tuvo una severa lesión de espalda al mover un escritorio lo cuál la hizo perder su empleo y eventualmente, mudarse a la “bay area” en el estado de California; tiempo después al quedar desempleada tuvo dos intentos de suicidio y tras un problema de índole personal en Oakland, optó por vivir en las calles.
¿Qué quiere decir esto?, que muchos de los indigentes que regularmente vemos en las calles, sobre todo en nuestra ciudad de México, tienen un pasado distinto a la miseria y el “vagabundismo”, el caso de los “niños de la calle” en México suele ser distinto pues ellos nacen ya siendo indigentes, sin embargo, buena parte de la población indigente –por así llamarla—pudo haber vivido en el pasado como usted o como yo, quizá la falta de atención médica, psiquiátrica o psicológica a tiempo –que es un problema de salud pública—los hubiere podido llevar a ese extremo.
Cuando comenté el caso con algunas personas en California, muchos coincidieron en que “a cualquiera le puede pasar” y de ahí nace un sentido de responsabilidad social para con los indigentes, es decir, no se trata de que tengamos obligación de llevarlos a nuestras casas, pero sí de presionar a las autoridades para resolver este problema que es grave, por un lado por la incidencia al consumo de drogas, a la delincuencia y por otro, porque considero que la indigencia en sí misma es responsabilidad del sistema social y de gobierno en el que vivimos, como quien dice, es responsabilidad compartida entre ciudadanos y gobierno.
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