De secretario a paladín de los notables
¬ José Antonio López Sosa lunes 23, Abr 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
(Primera parte)
Los Ángeles, California.- Sin lugar a dudas, la figura de Fernando Gómez Mont Ureta resulta controvertida en la política mexicana. Socio del despacho “Zinser, Esponda y Gómez Mont Asocialdos”, ubicado en Montes Urales 514, Lomas de Chapultepec, ha defendido a personajes muy cuestionables en el entorno nacional, tales como Carlos Cabal Peniche, Gerardo de Prevoisin, Jorge Lankenau, Rogelio Montemayor, entre otros. Asesor de ex presidentes priístas -Carlos Salinas, Ernesto Zedillo- e hijo de uno de los fundadores de Acción Nacional, así ha sido de contrastante la vida de Gómez Mont Ureta.
Asumió la Secretaría de Gobernación el 10 de noviembre de 2008, en lugar del fallecido Juan Camilo Mouriño, sin lugar a dudas un momento difícil por la amistad que unía al también cuestionado Mouriño con el presidente Felipe Calderón.
Gómez Mont operó políticamente a favor de las decisiones presidenciales, que a la fecha, mucho se duda, hayan sido tomadas en consenso, tanto con los especialistas del gabinete en turno, como con la militancia de Acción Nacional. Para ejemplos, están el cierre de Luz y Fuerza del Centro, donde Gómez Mont de la mano de Javier Lozano defendieron tajantemente dicha arbitrariedad decidida por el presidente Calderón; el pacto de no alianza en el Estado de México entre Acción Nacional y el PRI, así como algunas alianzas entre el PRD y Acción Nacional -al mismo tiempo- fueron parte del cabildeo político encomendado a Gómez Mont Ureta. Evidentemente, obedeciendo a la voluntad de un presidente en turno interviniendo en los procesos internos de su partido, que dicho sea de paso, tenía un presidente propio y una militancia que democráticamente debió ser consultada.
Ahora, Fernando Gómez Mont Urueta pasa de ser el abogado influyente, el poderoso y cuestionado ex secretario, a paladín de la democracia en México.
Firmó junto con reconocidas personalidades de distintos ámbitos el desplegado a los candidatos presidenciales, inclusive lo vimos la semana pasada con Carmen Aristegui -en la mesa con Aguilar Camín, Juan Ramón de la Fuente y Jorge Castañeda- planteando cuestionamientos a los cuatro candidatos -Acción Nacional incluido-, hablando de democracia y dando una imagen de un ciudadano preocupado por estos procesos.
¿Qué pasó en el camino?, de cuestionado secretario a paladín de la democracia. Sólo en México pueden darse este tipo de pueriles escenarios.
Hay varias historias detrás que prueban esa mala gestión inclusive con irregularidades notables, más allá de la notable democracia que hoy pregona.
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