Acciones, no frases
¬ Claudia Rodríguez jueves 19, Abr 2012Acta Pública
Claudia Rodríguez
“Lo más importante nunca se cuenta.
La historia secreta se construye con lo no dicho,
con el sobreentendido y la alusión…”
Ernest Hemingway
Piense usted amable lector en las miles de frases hermosas, prometedoras, esperanzadoras y cariñosas que le han dicho o usted mismo ha formulado. Ahora piense. Haga un recuento de las acciones que han impactado en su vida, hayan sido éstas positivas o negativas.
Si apostara, no perdería. Lo importante en la vida tiene que ver con lo que hacemos y otros realizan, no de lo que se dice o se promete.
Por eso, cuando escucho a todos quienes nos hacen una oferta política, vuelvo la mirada y la memoria al pasado y advierto que he perdido la cuenta de las frases y promesas presentadas por quienes aspiran al poder y han llegado ahí, que las malas decisiones aún tienen nefastas consecuencias y que de las buenas, sí podríamos realizar un inventario que no implicaría un gran trabajo.
“Si yo fuera presidente”… -dijo ayer uno de mis hijos al escuchar en la radio un anuncio electoral de un aspirante a la Presidencia de la República-, haría que todas las casas fueran de dulce y muy coloridas. Y yo sonreí.
Entonces, me di cuenta, que son las acciones las que nos van marcando.
Creo que a mi hijo, le ayudará más -si la recuerda-, una sonrisa amorosa que cualquier explicación respecto a su comentario aspiracional al poder, en sus acciones para su vida y con los demás.
Los políticos deben entender que el compromiso es acción y no requiere de discursos o adornos.
Los gobernados no queremos individuos superiores en los ámbitos del poder terrenal, sólo deseamos que nuestros pares entiendan que en los puestos de decisión se sigue siendo hombre y que nuestra naturaleza es de contrastes, pero que las necesidades individuales nunca pueden estar sobre las de los demás.
Los candidatos al poder, en su mayoría se molestan si tratamos de adentrarnos en lo que fue y es su vida diaria, su vida familiar, pero es ahí, justo en cada una de sus acciones de su día a día, donde los votantes podríamos encontrar evidencias de cómo actuarían de llegar a gobernar. Sabríamos de su ser, sin maquillaje, sin adornos.
Así, que si mi hijo “fuera presidente”, espero que una sonrisa le ayude a ser más activo en lo positivo y menos declarativo.