Gabinetes
Ramón Zurita Sahagún miércoles 18, Abr 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
De los cuatro candidatos presidenciales, el de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, es el único que desmenuzó los nombres de sus posibles colaboradores y hasta les asignó los cargos que tendrían.
Los otros, han preferido, hasta el momento, no darlos a conocer, aunque se especula sobre los posibles integrantes de cada uno de esos gabinetes, en caso que ganen la contienda presidencial alguno de los otros tres restantes.
En México no ha sido una práctica común que los personajes electos como gobernantes anuncien con anticipación a los miembros de sus equipos, aquellos con los que habrán de gobernar. Mucho menos lo anticipan en plena campaña, cuando los que no estén pueden sentirse y abandonar la carrera, en pleno proceso o hasta se vayan a engrosar las filas de otro de los aspirantes.
Es cierto que hace seis años, los candidatos presidenciales se vieron obligados a filtrar algunos de los nombres de los personajes con los que gobernarían y hasta se dio la coincidencia de que Felipe Calderón Hinojosa y Roberto Madrazo Pintado tenían la coincidencia en el secretario de Hacienda, Agustín Carstens Carstens.
De ahí en fuera, los personajes mencionados eran de los equipos cercanos de cada uno de los candidatos de aquel entonces, donde también la disputa era entre tres (Calderón, Madrazo y López Obrador) y luego se redujo a dos. Roberto Campa y Patricia Mercado no lograban impactar en el ánimo ciudadano.
Ahora la historia se repite y solamente el candidato repetidor (AMLO) es el único que anunció con bastante anticipación los nombres de sus acompañantes en el difícil tramo del sexenio, si es que llega a ganar el próximo 1 de julio. Pero a los otros candidatos no les corre prisa en ese sentido, ya que saben que sus alianzas pueden resultar perjudicadas si alguno de sus poderosos aliados se siente menospreciado.
Entre los priístas, el lunes se cometió un lapsus, ya que el secretario de Organización del CEN del PRI, Miguel Osorio Chong, fue mencionado como secretario de Gobernación, una posición en la que muchos lo ubican. En caso de que gane el candidato presidencial priísta, Enrique Peña Nieto.
La posición es la misma que se le concede entre los futuristas, por su cercanía con el candidato presidencial de su partido. De ahí en fuera, no hay más. Todo son especulaciones, aunque se sabe que los políticos cercanos a Peña Nieto se van dibujando hacia determinadas dependencias, como sería el caso de Luis Videgaray, coordinador de la campaña del priísta y ubicado, desde ahora, en la Secretaría de Hacienda.
Sin embargo, desde hace varios lustros es sabido que no todos los que están en las cercanías del candidato ganador logran los cargos que anhelan y otros ni siquiera son considerados y los que se ubican, por compromisos de campaña, pronto son despedidos o reubicados en áreas menores.
Los singulares casos de Porfirio Muñoz Ledo y Augusto Gómez Villanueva en la década de los 70 son el más claro ejemplo de ello. Presidente y secretario general del PRI en plena campaña presidencial de José López Portillo, fueron recompensados como secretario de Educación Pública el primero, y coordinador de los diputados el segundo, cargos de los que fueron relevados a los pocos meses de iniciado el sexenio.
Otro caso sumamente llamativo fue el de Lino Korrodi, uno de los constructores de la imagen política de Vicente Fox Quesada, quien fue relegado del equipo presidencial, aunque se sabían ya sus diferencias con Marta Sahagún Jiménez.
Son muchos los casos de los políticos que jugando un papel preponderante en el triunfo de su candidato o manteniéndose cercano de los mismos han sido relegados o usados y desechados.
Por eso, aunque AMLO tenga ya completo su gabinete -en caso de triunfo- los ajustes todavía pueden darse, mediante la incorporación de nuevos talentos o apoyos que se reciban.
Los años recientes han dejado ver que los funcionarios desfilan con gran rapidez por las distintas secretarías, sin que nadie pueda hacer huesos viejos.
Los casos de Antonio Ortiz Mena, con casi dos sexenios como secretario de Hacienda; Ernesto P. Uruchurtu, regente de la ciudad con tres Presidentes de la República o Salomón González Blanco, secretario del Trabajo con tres ejecutivos federales distintos no se han vuelto a repetir en los 40 años recientes.
Incluso, la rapidez con que circulan los secretarios por las distintitas dependencias hace difícil aprenderse los nombres.
Situaciones como las de los secretarios de Gobernación de Carlos Salinas de Gortari (Fernando Gutiérrez Barrios, José Patrocinio González Garrido y Jorge Carpizo McGregor) o los de Ernesto Zedillo Ponce de León (Esteban Moctezuma Barragán, Emilio Chuayffet Chemor, Francisco Labastida Ochoa y Diódoro Carrasco Altamirano) o los de Felipe Calderón Hinojosa (Francisco Ramírez Acuña, Juan Camilo Mouriño, Fernando Gómez Mont, José Francisco Blake y Alejandro Poiré), enseñan a los políticos lo efímero que pueden ser en los cargos.
CHIAPASQUEÑOS
Curioso, como los políticos se arraigan y desarraigan, según su conveniencia. Juan José Rodríguez Prats parece ser el más claro ejemplo de ello. Nacido en Chiapas, toda su vida se sustrajo de esa oriundez, para dar paso a sus raíces tabasqueñas, estado en el que vivió toda su vida.
Fue diputado federal, senador y funcionario partidista y de la administración pública local, en Tabasco y con él se acuñó la frase de chiapasqueños, en referencia a los que usaban el doble sello.
Sin embargo, ahora, ante la falta de militantes panistas de peso en Chiapas, salta su nombre como probable candidato al gobierno estatal.
Rodríguez Prats ya fue candidato de Acción Nacional al gobierno de Tabasco, al competir con los candidatos del PRI y PRD que después serían candidatos presidenciales de esos partidos, Roberto Madrazo Pintado y Andrés Manuel López Obrador.