Simple acto electorero
¬ Augusto Corro viernes 30, Mar 2012Punto por punto
Augusto Corro
El miércoles pasado, escuchamos el principio del adiós al poder por parte del titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa.
Con el pretexto de rendir cuentas de su administración, el michoacano reunió en el Auditorio Nacional a diez mil burócratas y funcionarios de su gabinete presidencial.
Los acarreados tuvieron que escuchar un discurso lleno de autoelogios de su jefe que según él “México es mejor que lo era hace seis años”.
Sin rubor alguno, el gobierno federal juntó a los empleados federales en el Auditorio Nacional, que dejaron tirada su chamba, para aplaudir el informe de Calderón: “Un gobierno democrático que rinde cuentas”.
Con ese propósito se quiso disfrazar lo que en esencia se buscaba: aprovechar las últimas horas antes de que se prohíba al Ejecutivo realizar propaganda positiva sobre su administración, de acuerdo a la ley electoral.
En fin, se trató de un acto electorero, en el que otra vez el discurso del panista estuvo lleno de autoelogios y contradicciones.
Desde luego, la carga pesadísima de Calderón está representada por la seguridad. En este renglón, el gobierno federal panista tiene su tendón de Aquiles.
Por donde se le vea, la lucha contra la delincuencia organizada ha sido un fracaso para el michoacano, quien organizó su propia guerra, sin la estrategia apropiada para vencer al enemigo.
Como resultado de esa embestida contra los cárteles de la droga, tenemos más de 60 mil muertos, diez mil desaparecidos y el tejido social destrozado, con miles de viudas y huérfanos.
¿Qué discurso puede convencer de que hay paz en México? Por ejemplo, Calderón se refirió a las nuevas generaciones de mexicanos que tendrán una policía más profesional y confiable. Ojalá.
Aunque ese sueño será imposible hacerlo realidad. Durante los cinco años y meses de gobierno panista, ese intento de sanear las policías no avanzó un centímetro.
Representantes de la ley y delincuentes están hermanados por los mismos intereses delincuenciales. A Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal, no le funcionó el empeño de convertirse en jefe de la policía nacional.
Desde el principio de su sexenio, Calderón tuvo que echar mano del Ejército y los marinos para enfrentar a la delincuencia organizada, con el desprestigio que acarreó a las fuerzas armadas, sin la preparación adecuada para ese tipo de combates.
Justificó su guerra fallida, al señalar que si no hubiera atacado el problema, “una parte del territorio nacional estaría hoy dominado por los capos”, y “no habría libertad para la gente, ni habría paz, ni habría tranquilidad”.
La realidad es otra. En algunas ciudades no se ha erradicado la violencia, al contrario, cada día se nota la debilidad de las autoridades ante las agresiones de la delincuencia. Monterrey, Acapulco, Ciudad Juárez, Guadalajara, Veracruz, Cuernavaca han sido alcanzadas por la ola de sangre.
En general, Calderón se olvidó de que elogio en boca propia es vituperio y no tuvo empacho en hablar maravillas de su administración. En el caso de la pobreza, el titular del Ejecutivo criticó a aquellos que manejan cifras reales sobre la pobreza en México durante los sexenios de gobiernos panistas.
De acuerdo con reportes internacionales, en el mundo el número de pobres se ha reducido, pero en nuestro país sigue al alza.
La rendición de cuentas de Calderón ante la burocracia no tuvo nada nuevo. Se trataron los temas de siempre. El acto electorero no ayudará a la candidata presidencial panista en su lucha por llegar a Los Pinos. Sigue en el tercer lugar de las preferencias del electorado, con posibilidades de seguir perdiendo terreno.
Espionaje telefónico
Dice la Procuraduría General de la República que se investigará el espionaje telefónico de que fue objeto la candidata presidencial panista, Josefina Vázquez Mota.
Como es del dominio público la intervención ilegal en los teléfonos se ha convertido en una práctica común entre los actores políticos. Se ha usado para denigrarlos y exponerlos, por sus conversaciones comprometedoras, ante la opinión pública.
Entre otros casos sonados de espionaje en los aparatos de comunicación, se encuentra la conversación entre el entonces gobernador de Puebla, Mario Marín, y el industrial textilero Kamel Nacif. Ambos, con un lenguaje de carretoneros, se refirieron a las acciones represivas contra Lydia Cacho, la activista que libra una lucha incansable contra los pederastas.
Durante los últimos años, varios políticos resultaron dañados en su imagen pública a raíz del espionaje telefónico.
El martes pasado, el equipo de Vázquez Mota denunció ante la PGR que era víctima de espionaje telefónico.
Como es natural, las autoridades se comprometieron a ir a fondo en la investigación, aunque se debe tener en cuenta que en los últimos ocho años, se han iniciado 44 averiguaciones previas sobre el citado ilícito, sin que se haya logrado castigar a los responsables.
Así pues, los espías no deben preocuparse. Saben de antemano que el espionaje telefónico ni es investigado, menos castigado.
Godoy en conflicto
El ex gobernador de Michoacán y ahora flamante senador perredista, Leonel Godoy, tendrá que aclarar qué hizo con el dinero que consiguió durante su administración, se supone para obras de esa entidad.
Antier, el gobierno del priísta Fausto Vallejo reveló que Michoacán enfrenta una deuda millonaria que el mandatario estatal Godoy nunca transparentó y “que pone las finanzas estatales en situación insostenible”.
Dijeron las autoridades que los pasivos heredados (la deuda, pues) superan los 38 mil millones de pesos, 22 mil millones más que la cifra reportada por Godoy.
Los perredistas no han tenido empacho en despacharse con la cuchara grande en materia del manejo finanzas. Lo mismo ocurrió en Zacatecas, con Amalia García.
Feliz fin de semana.