Película sin final
¬ Augusto Corro martes 27, Mar 2012Punto por punto
Augusto Corro
El caso de Florence Cassez se convirtió en una película sin final, en la que los espectadores supimos del inicio y desarrollo de la trama, pero nos quedamos esperando el desenlace, el epílogo, que no llegó. Ni llegará.
Como espectadores, nos quedamos con el deseo de que los buenos del film obtuvieran su recompensa y los malosos su castigo merecido. Nada de eso ocurrió, la historia no se cerró, seguirá abierta en espera de mejores tiempos para hacer justicia.
Nos quedamos en que la francesa fue capturada por la Agencia Federal de Investigaciones, que encabezaba Genaro García Luna, y exhibida ante la opinión pública como secuestradora e integrante de la banda de “Los Zodiaco”, sin tomar en cuenta que sus derechos eran violados, impunemente.
De tiempo en tiempo, el asunto Cassez es revivido por la defensa con el escándalo que ello implica, pues se culpa a García Luna, ahora flamante titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal, de los errores cometidos en la detención de la extranjera.
Desde luego, en cuanto surge el tema, salta el montaje de la videograbación de la captura de Cassez en el rancho Las Chinitas, propiedad de Israel Vallarta, novio de la secuestradora, según las autoridades mexicanas.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, durante su estancia en México, tuvo la oportunidad de abogar por su paisana, con resultados negativos. Las relaciones entre ambos países se tensaron y estuvieron a punto del rompimiento.
En cada temporada de exhibición, se amplía el rol de los actores. En la última presentación de la obrar aparecieron los ministros de la SCJN y la candidata del PAN, al gobierno capitalino, Isabel Miranda de Wallace, como defensora de García Luna.
Esta vez se trató de que el máximo tribunal diera una visión más justa, real, de lo que ha ocurrido en el caso Cassez; de la irresponsabilidad de aquellos funcionarios que han abusado del poder para hacerse publicidad o simplemente para enderezar lo que estaba torcido. Nada de eso ocurrió. Los ministros ventilaron el caso y todo siguió igual. La francesa seguirá en la cárcel, a García Luna seguramente alguien le informó lo que había ocurrido en el pleno de ministros de la SCJN y a otra cosa mariposa.
Ante el mundo, la justicia mexicana se encuentra por los suelos, con la idea de que Cassez es una mujer inocente que no debería estar en la cárcel; y que aquellos que se encargan de procurar e impartir justicia son jueces arbitrarios, abusivos y sin escrúpulos.
La única ventaja de las películas sin final, o con final abierto, es que los espectadores tienen en su mente la posibilidad de optar por el desenlace que mejor les agrade o convenga, al fin y al cabo se trata de un film, producido en un México kafkiano.
Cruzada por el perdón
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ha convertido en una hermana de la caridad, antes un líder de izquierda combatiente, hoy está convertido en un ser humano que predica el perdón en cualquier lugar donde se para.
En los tiempos actuales luce la representación de la izquierda mexicana para participar como su representante en la contienda electoral para llegar a Los Pinos. En el camino, tuvo que manejar inteligentemente la situación, para superar los conflictos con la cúpula del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Como pudo, perdonó a los “chuchos”, que representaban un verdadero dolor de cabeza y en una supuesta unidad partidista, AMLO fue ungido como candidato presidencial. Los sinsabores y los malos ratos que le hicieron pasar los “chuchos”, encabezados por Jesús Ortega, quedaron en el olvido, fueron perdonados.
Con esa actitud frente a sus adversarios políticos, en su nuevo ideario político, AMLO optó por cambiar la estrategia. De lo que aparentemente funcionaba como una doctrina de izquierda, combatiente e impugnadora, se tornó en una línea política basada en el amor, en la idea de una “República amorosa”: paz y amor entre todos y para todos.
Con esa nueva forma de pensar, el tabasqueño se ha reunido con los adversarios políticos que le hicieron la vida de cuadritos en el 2006, aquellos empresarios que promovieron el lema de que AMLO era una peligro para México, fueron perdonados y se reúnen con el candidato para analizar la situación que vive México.
Durante una entrevista, le preguntaron a AMLO que si en su “República del amor” cabría Calderón, y la respuesta fue: “Estoy extendiendo mi mano franca a todos. No odio, no soy hombre de resentimientos. Perdono, lo perdono a él particular, a todos. No quiero venganza, busco justicia, y el país exige la reconciliación a partir de nuevas reglas”.
También le preguntaron si ¿“investigará las elecciones del 2006 si es presidente? Contestó: “No, porque ya hay un juicio” ¿El juicio de la historia? “Sí, es el más importante”.
Y en su cruzada por el perdón, AMLO saludó de mano a Vicente Fox en la misa que ofreció el papa Benedicto XVI, en Guanajuato. Se suponía que se ambos eran enemigos irreconciliables, pero no, surgió el milagro y las buenas maneras.
Se borraron de un plumazo aquellas palabras de “cállate chachalaca” que lanzó el entonces candidato de izquierda al todopoderoso presidente de la República, Vicente Fox. Y por parte de éste, quedó en el olvido la campaña del desafuero en contra del tabasqueño y de ser el principal impulsor de la campaña negra contra el tabasqueño en las elecciones del 2006.
Esa cruzada de AMLO tiene confundida a los militantes de la izquierda mexicana que aún no asimilan el cambio radical de su dirigente. Para algunos, el tabasqueño no se detiene ante nada para conseguir votos y lograr el triunfo; para otros, a AMLO el cansancio y los problemas lo tienen harto, situaciones que lo han llevado a actuar con docilidad, sumisión y blandura.