Guerra sucia
Francisco Rodríguez jueves 25, Mar 2010Índice político
Francisco Rodríguez
SI LA “GUERRA” de Felipe Calderón es contra el narco, ¿por qué su principal asesor es un experto en guerrillas o, diría Jorge Lofredo, en movimientos armados? ¿Por qué es Joaquín Villalobos uno de los cinco comandantes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador, a quien el ocupante de Los Pinos escucha y de quien aparentemente toma consejos para combatir a los delincuentes?
Que el Ejército y la Marina Armada de México hayan brindado apenas dos muestras de lo que parece ser un exterminio -en el Tec regiomontano, y en el municipio de Santa Catarina-, o un “mátalos en caliente”, provoca pensar que el michoacano pudiera tener información no nada más de la existencia también del accionar de guerrillas en el norte del país.
Joaquín Villalobos salió del clóset de Los Pinos tras publicar en la revista Nexos -siempre en funciones de vocería “intelectual” del poderoso en turno- un largo y controversial ensayo en el que justificaba lo que nadie cree: que la administración va ganando dicha guerra, y que son los propios delincuentes quienes se están matando entre sí.
Hoy, lamentablemente, vemos que muchos de los caídos en este simulacro son civiles, a los que se da el calificativo de casualties, no obstante que haya evidencias gráficas de que fueron torturados y asesinados, todo indica, por el bando que se considera a sí mismo triunfante.
Villalobos, de acuerdo al articulista del diario “La Jornada”, Luis Hernández, “ha colaborado en distintos momentos con varias administraciones públicas en México. El 7 de abril de 1993 obsequió al presidente Carlos Salinas, en Los Pinos, el fusil AK-47 que Fidel Castro le había entregado para su uso personal. Encarrerado, en 1994 apoyó al mismo mandatario en la elaboración de una política contrainsurgente hacia el zapatismo. Desde 2005 y hasta la fecha, ha sido asesor, primero de la Secretaría de Seguridad Pública y después de la Procuraduría General de la República.
“La asociación entre Joaquín Villalobos y el gobierno de Felipe Calderón forma parte de una larga cadena de colaboraciones entre el salvadoreño y los gobiernos conservadores de América Latina. El ex comandante insurgente fue contratado por el controvertido gobierno de Álvaro Uribe Vélez para analizar el futuro del conflicto colombiano en lo que él definió como la derrota de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Sin el menor empacho, se ha dedicado desde entonces a alabar la política de seguridad democrática y a Uribe. Fue consultor en temas de seguridad pública del presidente salvadoreño Francisco Flores. En junio de 2004, asistió como invitado de honor a la toma de posesión del mandatario Antonio Elías Saca. Ambos gobernantes de derecha. Durante años se ha dedicado a criticar sistemáticamente a sus antiguos compañeros del FMLN…”
Esto es que en el pasado reciente Villalobos ha cooperado con los gobiernos de México y Colombia en contra del EZLN y las FARC, respectivamente. Su especialidad es, entonces, la anti-guerrilla, pues posee el know-how, al haber sido él mismo un guerrillero.
¿Dónde está el asesor en contra del narcotráfico de Calderón?
¿Por qué, para esta tarea, el principal de sus consejeros es un especialista en el exterminio de movimientos armados?
Los ciudadanos caídos en Nuevo León en los últimos días, ¿fueron sospechosos de pertenecer a alguna célula guerrillera?
¿Estamos frente a la reedición de la guerra sucia que hace 30 o 40 años acabaron con los movimientos opositores al establishment, mediante la represión militar y policiaca?
¿Por qué no caen los capos de los cárteles de la droga y sólo individuos a los que se da la categoría de “bajas civiles”?
Se ha dicho en todos los tonos: las Fuerzas Armadas no sólo no están facultadas constitucionalmente para combatir a la delincuencia, incluso no están preparadas para ello. ¿Por eso las múltiples muertes de civiles? ¿O porque los creen guerrilleros?
Calderón inició una guerra sin información, sin plan y sin cálculo de consecuencias. Hoy, pese a lo que vengan a decirle aquí los estadounidenses, no sabe adónde ir ni cómo ejercer el mando; no ha tenido la capacidad para controlar a sus huestes. Las bases, mandos básicos y medios de las fuerzas armadas se encuentran en un estado de ánimo bajísimo y una situación moral deplorable. Tienen miedo de cumplir misiones inexplicadas y sin objetivos claros.
Índice Flamígero: Simón Charaf, dueño del antro Bar-Bar -ya mundialmente conocido, tras el oscuro affaire Cabañas-ha colocado al gobierno de Marcelo Ebrard en una posición incómoda, por sus alianzas con Televisa. Al final, las antenas de avenida Chapultepec son el verdadero centro de poder en México.