Control de daños
Ramón Zurita Sahagún miércoles 14, Mar 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Un ejercicio de autocrítica deber realizar la panista Josefina Vázquez Mota, donde sin ambages de ninguna clase evalúe los errores cometidos, antes de iniciar la campaña formal.
Saber de sus debilidades y fortalezas podría traerle mejores dividendos, que continuar por la senda recorrida hasta el momento.
Si Josefina Vázquez Mota es optimista, podrá decir que lo ocurrido en el estadio Azul es un buen augurio en la ruta hacia el triunfo electoral.
Remontará a los electores al pasado y dirá, lo mismo le sucedió a Carlos Salinas de Gortari y a Ernesto Zedillo Ponce de León, en sus respectivas campañas electorales, y el resultado fue la victoria en las urnas para ambos.
Claro que en el caso de los priístas el vacío fue en plena campaña y no en la toma de protesta, ocasión que se considera debe darse con todo el empuje que requiere una candidata en ascenso.
Las razones para vaciar estadios por parte de los seguidores del PRI fueron similares a las que aplicaron los “acarreados” panistas, una mala logística y el abuso de los candidatos con los tiempos ajenos.
Pero Josefina no debe olvidar que el vacío que hicieron los maestros al priísta Salinas de Gortari fue el inicio de la caída de su dirigente nacional, Carlos Jonguitud Barrios.
Lo sucedido con Ernesto Zedillo fue en Veracruz, considerado entonces como bastión priísta.
Sin embargo, para Josefina la lección debe ser entendida y entregarse de lleno al cumplimiento de los horarios y aprovechar el auditorio presente para las arengas que deberá lanzar. No deberá dejarse abatir por la soledad que la rodeó en su toma de protesta como candidata presidencial, deberá asumirlo como un incidente, de los tantos que habrá en campaña y preocuparse más por otras situaciones que son apremiantes.
Josefina tendrá que pensarlo bien y optar entre buscar un nuevo coordinador de campaña, curtido en lides políticas o mantenerse en manos de un joven, con mucho futuro, pero sumamente inexperto.
Roberto Gil es el equivalente del priísta José Antonio González Fernández, un multiusos que en ninguno acaba de encajar.
Ya fue diputado federal, secretario del Presidente de la República, subsecretario de Gobernación, aspirante derrotado a la dirigencia nacional de su partido y candidato al Senado de la República en solamente tres años. De la misma forma, deberá preocuparse por la puntualidad y no jugar con los tiempos de los demás, sin importar que los escenarios a los que acuda se encuentran llenos o vacíos.
Otro asunto que es importante atienda es prepararse en materia discursiva, ya que le falta voz y enjundia para encender a los asistentes a sus mítines.
Hasta el momento, con todo y el vacío que le hicieron el domingo, no le ha ido mal en sus primeras semanas como aspirante presidencial, aunque ahora le tocará el crecimiento de su figura, para intentar acortar la diferencia que media entre ella y el puntero Enrique Peña Nieto.
Ya no bastan las encuestas a modo, para intentar posicionarla, ni mucho menos el jugar con la figura de género para jalar votos. Ahora tendrá que mostrar el empaque suficiente para competir en igualdad de circunstancias con el priísta Peña Nieto y el perredista Andrés Manuel López Obrador.
Un punto a revisión es la preparación que deberá tener para debatir, ya que hasta el momento no muestra fortaleza en ese terreno.
Josefina se mantuvo al margen de los debates en su papel de coordinadora de la bancada panista en la Cámara de Diputados y como secretaria de Desarrollo Social y de Educación Pública no enseñó contar con la estamina suficiente para ello.
Quedan más de 15 días de asueto electoral, antes de iniciar formalmente las campañas y la panista todavía no muestra la fortaleza necesaria para vencer en las urnas a la maquinaria priísta, que se está aceitando y a un colmilludo Andrés Manuel López Obrador, que trae en sus alforjas haber sido el candidato derrotado en los pasados comicios presidenciales.
Josefina se advierte insegura y carente de madurez, razón por la que debería entrar en un curso intensivo de actualización, para comenzar su campaña electoral en mejores condiciones y no incurrir en errores garrafales que traigan consecuencias negativas a sus propósitos de mantener la Presidencia de la República en manos de Acción Nacional.
Para colmo de males, el PRI presentó una denuncia ante el IFE por la realización de este acto que, supuestamente, violó las disposiciones establecidas en la veda electoral.
EL RESIGNADO ARROYO
Soy institucional y mantengo lealtad a mi partido, expresó el senador Francisco Arroyo Vieyra, al ser cuestionado por ser marginado de la candidatura al gobierno de Guanajuato. Nadie se baja o deja de buscar una candidatura, a mi me bajaron, explica, pero le voy a entrar de lleno, para que mi partido recupere el gobierno de Guanajuato.
Resignado, pero no conforme con la decisión de su partido, Arroyo Vieyra argumenta que se encontraba a tres puntos porcentuales del candidato panista al gobierno estatal, Miguel Márquez. El hubiera no existe, refiere, pero yo le podría haber ganado, sin grandes problemas al panista, el que, además, no cuenta con el respaldo de la ciudadanía que advierte en él a una imposición. Resultaba mejor apuesta para cualquiera la nominación de José Ángel Córdova Villalobos, dice Arroyo Vieyra, luego de reconocer que su partido intentó competir con quien resultó perdedor en la interna del PAN. Ahora, hay que apostar por Juan Ignacio Torres Landa, esperando tenga un mejor resultado que el de hace 12 años, cuando fue materialmente borrado por el panista Juan Carlos Romero Hicks.