“Fiebre”, la película
¬ Claudia Rodríguez miércoles 7, Mar 2012Acta Pública
Claudia Rodríguez
No tengo absolutamente nada contra el señor Carlos Slim. Su inmensa fortuna que ni siquiera alcanzo a comprender no me mueve a ningún sentimiento. Al final, el empresario no ha hecho otra cosa más que acrecentar su riqueza y ubicarse y asegurar a la vez, su posición del hombre más rico del mundo, al menos hasta el 2015.
Pero habría que reflexionar que los extremos nunca son buenos y más cuando se alejan tanto que al tensarse, en un momento, irremediablemente vendrá el momento de quiebre: la opulencia y la miseria serían un buen ejemplo de los extremos que al final se complementan y siempre tienen lazos de dependencia inseparables, a menos que sus condiciones cambien.
El magnate debe estar más ocupado por esa liga que se tensa entre su enorme fortuna y el aumento de los pobres que puede ser el punto de quiebre de su condición, que en acrecentar su fortuna.
El domingo por la noche exhibieron en canal 22 de la televisión abierta, una película de la que jamás había escuchado hablar, pero que me sorprendió gratamente.
Fiebre es una película inglesa del 2004, que no sólo por su argumento, sino por su edición casi didáctica -especie de documental-, relata la responsabilidad olvidada de los ricos frente a los pobres.
El título de Fiebre es en realidad el hilo conductor del guión, y deviene de la fiebre o aumento de temperatura corporal que sufre una mujer inglesa que empieza a tener devaneos en su mente.
En su estado febril, la mujer se ve despertando en medio de la noche en la habitación de un hotel y al ver tras la ventana, observa que se encuentra en una ciudad que ha sufrido la devastación de una guerra.
La realidad se conecta con la recreación de su mente, y la inglesa no entiende por qué se encuentra ahí, pero la fiebre la hace recordar sucesos desde su infancia hasta el momento de su vida en la actualidad, que en esos momentos se entremezclan con reflexiones de su vida holgada, contrastada con la pobreza de muchos de quienes formaron parte de su vida, aunque sea por unos segundos.
La fiebre le permite a la dama inglesa, incluso acercarse a conceptos de “El Capital” de Karl Marx, como el del fetichismo, y entender que las cosas tienen un valor por el trabajo de diferentes personas que hay detrás de cada objeto que se oferta en el mercado.
Al final, al ir cediendo la fiebre, la mujer entiende en una noche, su responsabilidad en el dolor y la pobreza que siempre han contribuido para que cada año de su existencia vivida haya sido cómodo y placentero.
El peor remordimiento de la protagonista, es el entender que sus propiedades son en gran parte, producto de mucha sangre derramada y despojos violentos.
Yo no tengo que hacer ninguna reflexión por los ricos del mundo. Tal vez son ellos quienes tienen que realizar un inventario de su vida y sus antepasados y actuar en consecuencia.
Acta Divina…De acuerdo con la edición del índice Bloomberg que se publicó el domingo pasado, Carlos Slim es el rey de los multimillonarios del mundo.