Palenques
¬ Augusto Corro jueves 23, Feb 2012Punto por punto
Augusto Corro
Ya sabemos que las prisiones en México están convertidas en verdaderos infiernos, en las que la vida vale menos que cero.
La sobrepoblación de internos es uno de los problemas más graves en las cárceles y, sinceramente, no se prevé una solución inmediata ni lejana.
La incapacidad de las autoridades se manifiesta en hechos como el ocurrido en el penal de Apodaca, Nuevo León, en el que perecieron 44 reos y 30 zetas lograron fugarse.
En un recorrido por las cárceles de México se nota que estas se encuentran convertidas en bombas de tiempo, entre otras cosas, porque en ellas son recluidos delincuentes de todos los cárteles de la droga.
En el caso de Apodaca coexistían miembros de los zetas, de la organización del Golfo, etc., que esperaban, pacientes, el momento propicio para desatar la matanza y la fuga colectiva. Ante esos acontecimientos, la respuesta de las autoridades ha sido nula y refleja que la corrupción y la impunidad en esos centros carcelarios continuarán sin freno alguno. El cuento de nunca acabar en su plena realización.
Desde luego se ha evidenciado la irresponsabilidad del gobierno federal que se deslinda de los hechos violentos registrados en la cárcel de Apodaca. Argumenta que la tragedia ocurrió en un penal estatal, es decir, el encargado de vigilar el orden en el lugar mencionado, estaba a cargo del gobierno estatal, que encabeza Rodrigo Medina de la Cruz.
Los mismos funcionarios federales intentan lavarse las manos por la crisis que se vive en las cárceles, cuando son ellos los encargados de propiciarla, porque carecen de los inmuebles suficientes para recluir a los narcos.
Esto provoca que en una cárcel convivan zetas, golfos, elementos del cártel de Sinaloa, templarios, etc: palenques donde corre la sangre humana.
En las masacres de las prisiones se ve el efecto de las administraciones públicas incapaces de superar la crisis en las prisiones, reconocida por todos, incluido Calderón. ¿Y las causas? ¿Qué es lo que provoca el elevado número de gente en prisión? En otras cosas, la falta de empleos, los salarios de hambre, la falta de oportunidades de los jóvenes para estudiar. En general, el progreso de México paralizado por la ineptitud de sus gobernantes.
Por el momento, sí se puede asegurar que las masacres continuarán en los centros de reclusión. Ahora, quienes se encargan de ejercer la pena de muerte son los propios delincuentes en los reclusorios convertidos en infiernos.
En la lista de los zetas más peligrosos que se fugaron de la prisión de Apodaca, se encuentra Oscar Manuel Bernal Soriano (a) El Araña. Su carrera delictiva incluye la muerte del ex secretario de Seguridad Pública de Garza García, Juan Alberto Esparza.
También se informó que Gerónimo Miguel Andrés Martínez, director del penal de Apodaca, quien es investigado por los hechos sangrientos en el lugar mencionado, se desempeñó como responsable de la penitenciaría de Santa Martha Acatitla, de donde lo echaron por corrupto.
El gobierno federal ni siquiera tuvo la visión de construir las prisiones suficientes para enviar a los miles de delincuentes capturados en su guerra fallida contra el crimen organizado.
EL NEGOCIO DE LA POLITICA
El hueso es el hueso y nadie quiere dejarlo. Con motivo de las candidaturas a cargos de elección popular en los diferentes partidos políticos se nota la voracidad de las cúpulas del poder para apoyar a sus familiares.
Los ex gobernadores no tienen llenadera, como se dice coloquialmente. No obstante de ser señalados como corruptos e ineptos, se empeñan en medrar del presupuesto público, no hacerlo es vivir en el error. Los trapecistas o chapulines políticos se la viven saltando de un cargo a otro sin el menor rubor. El poder de los padres, hermanos, tíos, primos, etc., se activa en temporada de elecciones.
Así, la lucha por las curules en el Senado o en San Lázaro se intensifica.
A Algunos aspirantes les urge llegar al Congreso para agarrarse de la impunidad, a través del fuero. A otros les interesa ampliar el curriculum. Ya fueron diputados, gobernadores o líderes políticos, pero les falta el título de senador.
Para ellos, la ambición del negocio de la política no tiene límites. Van de un partido a otro, sin tomar en cuenta principios ni ideologías, reafirmando su condición de mercenarios. ¿O como se explica usted, por ejemplo, que el ex secretario de Gobernación, ex secretario de Educación y ex gobernador de Puebla, Manuel Bartlet Díaz, un irredento priísta, ahora busca una senaduría como representante del Partido de la Revolución Democrática (PRD), apoyado por Andrés Manuel López Obrador?
Hay que recordar que Bartlet Díaz fue señalado como uno de los artífices de la derrota de Cuauhtémoc Cárdenas, cuando compitió contra Carlos Salinas de Gortari por la Presidencia de la República, pues “se le cayó el sistema de cómputo”.
Diódoro Carrasco es otro de los trapecistas distinguidos. Fue gobernador de Oaxaca, ex secretario de Gobernación: un priísta distinguido en el gobierno del funesto Ernesto Zedillo. En esta ocasión pelea denodadamente por ser candidato del Partido de Acción Nacional al Senado. Como el nepotismo también participa, el líder moral del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, ya logró inscribir a su hijo Lázaro, en la lista de senadores. No faltaba más.
En el PRI es abundante la relación de ex gobernadores que buscan un sitio en el Senado. Afortunadamente, ni Ulises Ruiz, ni “mi gober precioso”, Mario Marín alcanzarán los beneficios del trapecio.
Quienes sí salieron rayados (es decir triunfadores, gananciosos), son los parientes de la maestra Elba Esther Gordillo. Según la información, toda la familia agarrará hueso, sin ningún problema, pues tiene a su disposición las curules que necesite. No en balde es la propietaria del Partido Nueva Alianza.