Sueños frustrados
Ramón Zurita Sahagún martes 14, Feb 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los planes diseñados por los estrategas priístas, en cuanto a resultados electorales favorables alcanzados el próximo 1 de julio, comienzan a desmoronarse.
La razón, las jaloneadas nominaciones a los gobiernos estatales, donde las fracturas se encuentran a la orden del día y avizoran una votación contraria a las expectativas.
En las proyecciones consideradas por la alta jerarquía del partido tricolor se consideraban las posibilidades de recuperar los gobiernos de Morelos, Jalisco y Chiapas, con altas probabilidades de hacer lo propio en el Distrito Federal y mantener en alto los estados de Tabasco y Yucatán.
Solamente Guanajuato se mantenía como una entidad alejada de la victoria, pero donde obtener una votación creciente sería el proyecto.
El efecto Peña Nieto era el principal aliciente seguido de una buena selección de candidatos y una campaña acorde con los tiempos actuales, basada en la promoción de los beneficios dejados por el PRI y el fracaso de 12 años de gobiernos panistas.
Todo inició por el rumbo correcto. Los candidatos priístas de Yucatán y Jalisco, salieron sin grandes rasguños.
La postulación de Rolando Zapata Bello surgió tersa, sin problemas de ninguna clase, Ivonne Ortega Pacheco operó todo, sin grandes contratiempos, ya que el único inconforme fue el diputado federal Jorge Carlos Ramírez Marín, quien fue tranquilizado con la vicecoordinación de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.
Tocó el turno a Jalisco y el reparto equitativo de posiciones permitió que Jorge Aristóteles Sandoval resultara nominado, sin tanto jaloneo. Si acaso desde la oposición se inició el golpeteo en contra del alcalde con licencia de Guadalajara.
Siguió Tabasco y aquí las cosas se enredaron de tal forma que el mejor posicionado (Luis Felipe Graham) resultó relegado a la alcaldía de la capital del estado y el segundo mejor posicionado (Jesús Alí de la Torre) resultó impuesto desde el CEN, por obra y gracia de un candidato a senador (Humberto Mayans Canabal) que no quiso perder el privilegio de ser primero en la fórmula.
El batidillo es tan grande que apenas hace dos días se encontraron públicamente los dos candidatos, el desplazado y el ungido, luego de más de dos semanas en que fueron nominados.
Tabasco es una entidad en la que los priístas se encuentran sumamente decepcionados con el manejo orquestado desde la dirigencia nacional del tricolor, por lo que los simpatizantes de este partido están optando por otras alternativas.
Si a eso se le añade que el candidato presentado por la izquierda (Arturo Núñez Jiménez) es quien ganó la elección para senador de mayoría hace seis años y que tiene un alto índice de rentabilidad electoral, se verá que los priístas se encuentran en un hoyo.
El siguiente estado en tener candidato priísta a gobernador es Morelos, donde Manuel Martínez Garrigós sacaba una amplia delantera a sus adversarios, tanto internos como externos, pero no resultó el candidato, ya que la nominación recayó en Amado Orihuela, dirigente estatal del PRI.
La rebeldía de Martínez Garrigós duró varias semanas, ya que tampoco fue compensado con la primera posición de la fórmula senatorial y sus seguidores se alebrestaron. Finalmente, llegó la negociación y el alcalde con licencia de Cuernavaca fue sembrado en la dirigencia estatal del PRI y como primero en la lista plurinominal al Congreso estatal. Sin embargo, sus seguidores quedaron dolidos con la acción dictada desde el CEN del PRI y han manifestado su respaldo a la candidatura de la izquierda, representada en Graco Ramírez.
Entre las primeras y las segundas nominaciones, surgió la renuncia al PRI de María Elena Orantes, la senadora de mayoría por Chiapas, quien ya hasta fue ungida como candidata de las izquierdas al gobierno de esa entidad. Orantes se fue, luego de ser maltratada por la alta dirigencia partidista y comprobar que en esa entidad, el PRI ya tiene candidato en la persona del senador del Partido Verde, Manuel Velasco Coello, sobrino de Manuel Camacho Solís.
De esa forma, en Chiapas el priísmo enfrentará, por tercera ocasión consecutiva, a un candidato(a) que pudo ser suyo y que al despreciarlo optó por representar a la izquierda y además ganarles en las urnas. En el Distrito Federal, la apuesta era complicada, aunque la figura de Beatriz Elena Paredes Rangel, les ofrecía una garantía de buena votación y una pequeña posibilidad de triunfo electoral.
Las primeras encuestas marcaban a la tlaxcalteca y su partido emparejados con la izquierda, lo que les hizo alentar esperanzas de reconquistar una gema necesaria para cerrar la pinza de gobierno. Sin embargo, la caída del priísmo y de su candidata fue libre y hoy se ubica sumamente lejana del candidato de la izquierda, Miguel Ángel Mancera Espinosa y en disputa por el segundo sitio con Isabel Miranda, nominada por el PAN.
Guanajuato es la entidad considerada con menos posibilidad de recuperar por el PRI en su proyecto original, aunque las cosas tienden a variar.
Las divisiones surgidas en el partido gobernante, a razón de la candidatura de Miguel Márquez, afloran por todos lados, ya que los seguidores del ex secretario de Salud, José Ángel Córdova, manifiestan su repudio al abanderado blanquiazul, considerado como imposición del actual gobernador, Juan Manuel Oliva.
En esta entidad, pintada de azul desde 1991, los priístas se conformarían con una votación copiosa, aunque no reconquistaran la plaza.
Sin embargo, el panorama para los priístas no es tan bueno como lo veían a finales del año pasado, ya que los sueños de reconquistar plazas y conservar las que se encuentra en su poder, pueden resultar frustrados el primero de julio, al conocerse los resultados electorales.