Preparatoria obligatoria, parte de la estrategia
¬ Claudia Rodríguez viernes 10, Feb 2012Acta Pública
Claudia Rodríguez
Esta misma semana, el presidente Felipe Calderón firmó el decreto con el que se promulga la reforma constitucional a los artículos tercero y trigésimo primero, por el que se obliga al Estado a impartir educación media superior o lo que conocemos coloquialmente como preparatoria.
Pero claro que el asunto no correrá tan rápido y menos si el mismo Calderón advierte que el objetivo de promulgar ahora tal reforma es para que en la década del 2020 se dé alcance la cobertura universal en México hasta este nivel de educación.
Previo a este anuncio -trabajado desde inicio del sexenio con las fuerzas panistas y perredistas en las cámaras legislativas-, en los medios de comunicación causó revuelo la cifra que se dio a conocer respecto de que en el país deserta en promedio cada segundo un joven de la educación media superior, de manera independiente al tipo de colegio o enseñanza que hubiera cursado.
La deserción de los alumnos en estos niveles tiene varias causas, pero hay dos que meten gran presión a esta decisión.
La primera, es el bajísimo grado de preparación con el que llega la mayoría de los jóvenes a enfrentar este reto educativo, lo que los desalienta al sentirse incompetentes para seguir dando la marcha en el terreno de la preparación e incluso aspirar a un grado superior.
La segunda se libera con la justificación de la primera y no es otra que la falta de recursos, no sólo para hacer frente a la demanda de sus estudios, sino también de otras prioridades en el lugar donde viven.
Por años, hemos sabido que muchos de los chicos desertores de bachillerato por razones de bajas o reprobatorias calificaciones y la presión económica de sus familias, han visto como alternativa y la han usado; incorporarse a las filas de la Policía. Situación que no resuelve las anomalías del raquítico nivel de conocimientos con los que llegan la mayoría de los estudiantes a horizontes más allá de la educación media básica o secundaria, y que las traslada hacia otros sectores de la sociedad. Las escuelas en nuestro país se han convertido para las decisiones de Estado en guarderías, y no en generadoras de individuos preparados.
Ahora que el secretario de la Defensa Nacional (Sedena), general Guillermo Galván Galván, en el marco de la ceremonia conmemorativa del XCIX aniversario de la Marcha de la Lealtad, advirtió que la estrategia de Calderón en contra del crimen organizado tiene tres bases: enfrentar y someter a los criminales, fortalecer a las policías y ministerios públicos y reconstruir el tejido social a través de un trabajo de prevención, queda claro que las corporaciones policiacas del país, ya no quieren más al desecho de los educandos que arroja el terrible sistema de este país. Las policías quieren profesionistas.
Pero meter con calzador una reforma constitucional para obligar a los estudiantes y sociedad a la obligatoriedad de la educación media superior, no traerá sino más anomalías. El tejido social requiere atención desde el seno familiar, y eso al señor Calderón, se le ha ido de las manos. Nada más habría que revisar cuáles políticas de Estado inciden en las altas tasas de divorcio de hoy en día. La escuela no puede contener lo que en la mayoría de los hogares disfuncionales o rotos se germina.
Acta Divina… “Uno de los mayores retos que enfrentamos consiste, justamente, en ampliar la cobertura de la enseñanza medida superior, ya que actualmente uno de cada tres jóvenes en edad de estudiar el bachillerato no puede hacerlo”. “…no sólo limita las posibilidades de desarrollo de las familias, sino también de las empresas, las regiones y la nación”, indicó el presidente Felipe Calderón.