Ex gobernadores
Ramón Zurita Sahagún viernes 10, Feb 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los ex gobernadores son una clase política que, la mayoría de las ocasiones, representan un lastre para sus respectivos partidos.
Hay cuando menos un centenar de ellos con claras intenciones de seguir participando en política, aunque los resultados de sus administraciones no redundaron en logros o en la aprobación de sus gobernados.
Con todo y ello parecen no darse cuenta que, en su mayoría, son repudiados por la población de esos estados, por lo que insisten en hacerse presentes en cuanta oportunidad política se presente. Por supuesto que no son todos, ya que hay algunos, los menos, de esos ex gobernadores que prefirieron vivir en la tranquilidad de las entidades que gobernaron, sin importar que la mayoría de ellos se trasladó a la capital del país o incluso al extranjero.
Conforme se acercan los tiempos electorales, los ex gobernadores asoman la cabeza y se muestran públicamente y manifiestan su respaldo -innecesario en muchos de los casos- a los que pretenden les devuelvan el favor por medio de su incorporación al servicio público.
En los tiempos recientes hay algunos de esos ex gobernadores que están marcados con el fierro de impresentables, pero aún con ello son incorporados a tareas partidistas o electorales.
El cinismo y la desvergüenza con que actúan deja pasmados a miles de incrédulos que no aciertan a comprender el cómo fueron aceptados al lado de los candidatos presidenciales.
La filtración sobre supuestas investigaciones a tres ex gobernadores de Tamaulipas (Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores), muestra un ejemplo de lo desaseado que han sido muchos de esos ex gobernantes.
Pero hay otros ex mandatarios que dejaron sombras de sospecha sobre sus gobiernos, aunque no todos relacionados con la delincuencia organizada.
Las sospechas no se reducen a los ex gobernantes del PRI, ya que hace unos días Héctor Ortiz, panista y ex gobernador de Tlaxcala, fue inhabilitado por cinco años, debido al tráfico de influencias y al nepotismo imperante en su administración.
Ortiz pretendía ser candidato al Senado de la República por parte del partido blanquiazul, situación similar a la que podría vivir Cavazos Lerma, también candidato senatorial, aunque por parte del PRI. Pero no son los únicos que buscan regresar o ingresar al Congreso de la Unión en la elección del 1 de julio.
El priísta Manuel Bartlett Díaz busca el respaldo de la izquierda para competir en Puebla; el también ex priísta Diódoro Carrasco Altamirano se encamina a la nominación por parte del PAN en Oaxaca y Zeferino Torreblanca Galindo, quien gobernó Guerrero bajo la cobija de los partidos de izquierda, busca un espacio por el PAN.
Son dos casos de personajes que cuando gobernaron lo hicieron a propuesta de un partido (PRI) y que hoy regresan a sus estados con otras siglas.
Los priístas llevan un importante número de ex gobernadores como candidatos, entre los que destacan René Juárez, Guerrero; Félix González Canto, Quintana Roo; Ismael Hernández Deras, Durango; Patricio Martínez, Chihuahua y Teófilo Torres Corzo, San Luis Potosí.
Otro grupo, menor, pretende ser insertado como candidatos a diputados federales y otros más son considerados como impresentables, razón por la que han sido marginados.
La lista no es tan amplia, pero registra, por el momento, los nombres de Mario Marín, Puebla; Ulises Ruiz, Oaxaca y Amalia García Medina, Zacatecas –aunque buscaba la nominación por el Distrito Federal, sabedora del rechazo que provocó en Zacatecas-, como los personajes que han sido rechazados como prospectos senatoriales de sus respectivos partidos.
Otros dos ex gobernadores ganaron relevancia, al ser parte esencial del equipo de campaña de Josefina Vázquez Mota.
Se trata de los panistas Ernesto Ruffo Appel y Carlos Medina Plasencia, los dos primeros gobernadores no priístas que asumieron el mandato en Baja California y Guanajuato, respectivamente.
El primero de ellos ganó a Margarita Ortega los comicios de 1989 y el segundo, logró el gobierno estatal, mediante una negociación que privó del triunfo al priísta Ramón Aguirre Velázquez y que consolidó la figura de Vicente Fox Quesada, quien había perdido en las urnas.
EL LLAMADO DE MARCELO
Marcelo Ebrard exhortó a sus colaboradores con aspiraciones a cargos de elección popular, para que renuncien a sus respectivos trabajos antes del 18 de febrero, fecha límite.
Y es que en el Distrito Federal, los ánimos están acelerados, ya que son muchos los personajes que laboran en el gobierno capitalino y pretenden convertirse en candidatos a diputados, federales y locales, jefes delegacionales, pero que se aferran al cargo, hasta no ser investidos como tales. La lucha por las posiciones se encuentra en su punto más caliente entre los partidos de izquierda, principalmente las de ámbito local, donde todos quieren el mayor número de espacios posibles.
Iztapalapa y Gustavo A. Madero son las dos delegaciones que concentran el mayor número de prospectos entre los partidos de izquierda y el jaloneo es mayúsculo.
NO CRECE ISABEL MIRANDA
La candidatura a jefa de gobierno de Isabel Miranda se encuentra estancada, ya que no generó el rápido crecimiento que esperaban los panistas.
La nominación de la ex activista generó sorpresas y atrajo simpatías en un principio, pero poco a poco se ha ido desinflando y la candidatura presidencial de Josefina Vázquez Mota le restará espacios. Acción Nacional es el único partido, por el momento, que presenta a dos mujeres como sus candidatas.
ROSARIO GUERRA, AL PANAL
Nueva Alianza considera la posibilidad de lanzar como su candidata a jefa de gobierno en la ciudad de México a la priísta Rosario Guerra, dos veces diputada federal y una más local y quien analiza la posibilidad de romper con el PRI, luego de la agresión recibida en una reunión partidista, donde resultó lesionada.