La caravana del hambre
¬ Augusto Corro martes 24, Ene 2012Punto por punto
Augusto Corro
Los hombres del campo mexicano exigen acciones concertadas y contundentes para enfrentar la emergencia agroalimentaria y ambiental que azota a amplias zonas del país.
Debido a la escasez de agua y alimentos en amplias zonas del territorio nacional se vive en condiciones difíciles.
Sin embargo, las autoridades se niegan a atender las voces de auxilio que brotan en las entidades que padecen el hambre y la sequía.
El problema de la sequía y la falta de comida que está presente desde tiempos inmemoriales en algunas comunidades indígenas se agudizó en los últimos años.
El campo mexicano ha sufrido un abandono tal que llevará muchos años sacudirse la dependencia alimentaria de México.
No hay programas sociales de gran envergadura para sacar a los campesinos de la miseria en que viven. Los hombres del campo solo reciben una limosna que les permite sobrevivir en medio de un mundo de carencias.
Por eso, cuando se juntan las desgracias provocadas por la sequía, el frío, el hambre y la actitud negativa del gobierno federal, el panorama se vuelve más que complejo. Los líderes que encabezan la caravana mencionada afirman que las autoridades no han comprendido la magnitud de la emergencia.
Quizá lo fundamental de esta manifestación se encuentre en la necesidad de que se emprenda un cambio profundo en la política del campo mexicano. ¿Pero quién lo haría?
Como señalamos arriba, el agro se encuentra en el olvido. En estos tiempos, los votos de los campesinos ni siquiera son tomados en cuenta. Es decir que ese sector social ni siquiera existe para el gobierno federal.
Por el momento, los líderes mencionados demandan a las autoridades “más fondos para enfrentar la peor sequía, que los ha dejado sin sustento”.
Plantean además, la urgencia de detonantes para reactivar la producción rural, acciones contra el cambio climático y la entrega anticipada de recursos para revitalizar zonas de temporal afectadas; incrementar formas de captar agua y promover sistemas de producción adecuados a cada región.
Ante ese panorama desolador del campo mexicano, la pregunta es la siguiente: ¿Cuántas Caravanas del Hambre veremos en el Distrito Federal?
¿FUEGO AMIGO?
Los dirigentes panistas se quejan de que su candidata al gobierno del Distrito Federal, Isabel Miranda de Wallace, es blanco de una campaña de desprestigio.
A través de mensajes telefónicos, un supuesto grupo de panistas, según la coordinadora azul, Mariana Gómez del Campo, se empeña en realizar una guerra sucia en contra de la señora Miranda de Wallace. En las grabaciones se dice que la candidata mencionada no está comprometida con el PAN ni representa su ideología, por lo que se pide no votar por ella.
La panista Gómez del Campo, en su calidad de dirigente, solicita que se detenga esa campaña sucia. La legisladora supone que se trata de mensajes de desprestigio lanzados por los enemigos políticos y no por los panistas.
¿Habría que creer en las palabras de Gómez del Campo? La respuesta es no.
En primer lugar, los azules no asimilan aún ese acto de designación de la candidata que no es otro que el dedazo en toda su plenitud.
Se trató a todas luces del desprecio total de la cúpula panista a la actividad partidista de por lo menos una docena de aspirantes a la gubernatura capitalina.
En un partido que se jacta de practicar la democracia el dedazo ha representado una afrenta para aquellos que buscaron en los caminos de la lucha política la oportunidad de competir por el cargo de jefe del gobierno en el Distrito Federal.
José Luis Luege Tamargo, director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) es uno de ellos. Él tiene los méritos suficientes para ser un digno representante panista en las elecciones locales del próximo julio.
Sin embargo, se optó por el dedazo en una organización política que se dice democrática.
Poco le interesó a la cúpula panista el qué dirán de una sociedad, cada vez más azorada, por las ambiciones políticas desbordadas.
La señora Miranda de Wallace sabía que tenía que empezar de cero en su carrera política. No es lo mismo el prestigio que alcanzó como activista social, que representar a un partido político que se acerca al abismo.
Seguramente alguien le advirtió a la candidata panista por el gobierno capitalino, que las cosas son diferentes en la política, pues las guerras sucias y las traiciones son el pan de cada día. Esto apenas empieza.
¿AYUDAR A LA FAMILIA?
¿Usted, amable lector, si tuviera la oportunidad de ser funcionario público de primer nivel, gobernador, por ejemplo, les daría chamba a sus familiares? Lo más seguro es que sí. Las razones son múltiples.
Entre otras cosas, no hay como trabajar con personas que respondan a una confianza total. De saber que todo quedará en familia.
Resulta que el ex gobernador tlaxcalteca, Héctor Ortiz Ortiz, fue inhabilitado para ejercer cualquier cargo público durante cinco años, debido a las múltiples violaciones a la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos.
El ex mandatario incurrió en nepotismo, pues contrató en su administración a tres hermanos, un primo y uno de sus cuñados.
Con lo anterior, el político podría quedar imposibilitado para contender en los próximos comicios federales como candidato panista al Senado de la República.
Lo curioso del asunto es que Ortiz Ortiz es doctor en derecho y que a pesar de conocer las leyes optó por violarlas. Si eso hacen los eruditos ¿qué se espera de los cavernarios de la política?