La felicidad, según Duarte Jáquez
¬ Augusto Corro viernes 20, Ene 2012Punto por punto
Augusto Corro
Ahora resulta que la hambruna produce felicidad. Por lo menos así lo piensa en el gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, quien se asomó a la Sierra Tarahumara a tomarse la foto.
En las últimas semanas, el mundo conoció la situación de pobreza, así como las condiciones de vida difíciles que viven los rarámuris debido a la sequía y a las heladas. El problema ancestral es conocido por parte de propios y extraños, principalmente por las autoridades que acuden a auxiliar a los indígenas cuando los medios de comunicación se los exigen.
Porque los funcionarios sabían muy bien que la sequía que castiga a la Sierra Tarahumara y a las zonas donde los cultivos (el maíz principalmente) estaba anunciada, con muchísima anticipación.
También el problema de los fríos intensos en las montañas se presenta cada año. ¿Entonces, que es aquello que orilla a pensar que los rarámuris no deben ser beneficiados con apoyo gubernamentales?
La respuesta podría encontrarse en las palabras del mandatario estatal Duarte Jáquez, quien aceptó que hay hambruna en aquella región, pero que a pesar de eso, los indígenas no quieren dejar sus tierras, porque así son felices.
¿Debe entenderse que morir de hambre es un acto de felicidad pura? Reconoció el tal Duarte Jáquez que hay hambre porque no hay maíz ni frijol y porque las vacas están flacas y no hay leche ni avena, además, la “entidad enfrenta grandes rezagos y que sin agua será muy difícil dar la batalla a la sequía”.
En fin, la tragedia que viven los indígenas es interpretada por el gobernador como un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada.
Desde luego, el gobernador no es feliz, pues se nota que come a sus horas sin privarse de las calorías y los líquidos necesarios para mantener su exceso de peso.
Para acercarse a su modelo de felicidad tendrá que someterse a una dieta rigurosa o irse compartir el polvo y los fríos con los rarámuris. En unos cuantos días comprobaría lo fácil que es ser feliz.
Por otra parte, parece que México se encamina a la felicidad plena, pues según las noticias, podría llegar a ser un “Estado fallido” si no atiende urgentemente el problema de la seguridad alimentaria.
Los expertos contemplan que “estamos perdiendo la carrera entre crecimiento de la población y producción de alimentos, lo cual se agravará debido al cambio climático”. No cabe duda alguna de que esa noticia será festejada por el gobernador Duarte Jáquez, pues la hambruna nos amenaza.
MÁS SOBRE LA FELICIDAD (PERSONAL)
Y ya metidos en el tema de la felicidad, quien verdaderamente se encuentra feliz es el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz.
A más de un año que dejó el poder, es el momento que se encuentra en el pleno disfrute de su riqueza, sin ser llamado a cuentas por la justicia.
Después de su sexenio violento en el que ocurrieron toda clase de atrocidades, busca un lugar entre los legisladores para obtener el fuero que le daría mayor impunidad.
Sin embargo, hay oaxaqueños que siguen empeñados en que las autoridades investiguen a Ulises en lo que a su riqueza se refiere.
Anteayer en la mañana, unas 50 personas provenientes de Oaxaca protestaron frente al Hospital Sedna, “el cual aseguran fue construido por la familia del ex gobernador Ulises Ruiz Ortiz con dinero público de aquella entidad”.
Los manifestantes clausuraron simbólicamente el nosocomio y exhibieron una manta en la que explicaban que el costo del inmueble es de mil 500 millones de pesos y exigían la devolución de lo robado al pueblo oaxaqueño.
Al ser entrevistados, los inconformes dijeron que los recursos para construir el inmueble (que consta de dos torres y más de cinco niveles) son resultado del desvío de dinero y equipo médico que correspondía a las instituciones de salud de aquella entidad.
Finalmente, dijeron que en aquel estado faltan medicinas y equipo. Además, no hay ningún hospital que ofrezca la tecnología como la que ofrece el citado Hospital Sedna.
MURAT LE APUESTA AL OLVIDO
Otro de los oaxaqueños que apuesta al olvido, es el controvertido ex gobernador priísta, José Murat Casab.
El nuevo líder priísta, Joaquín Coldwell, lo designó como secretario de Vinculación y Enlace con Organizaciones y Movimientos Sociales (la Iglesia en manos de Lutero).
Marca así el regreso del ex mandatario estatal a la política partidista tricolor.
En elecciones recientes, Murat Casab fue acusado de apoyar a Gabino Cué para llegar a la gubernatura de Oaxaca, en detrimento de Eviel Pérez Magaña, identificado como delfín de Ulises Ruiz Ortiz.
La última aparición en público del controvertido político ocurrió en la pelea de campeonato entre Saúl “El Canelo” Álvarez y Kemit Citrón. Aprovechó los “reflectores” para hacerse presente y decirles a sus adversarios políticos, que son muchísimos, que no se olviden de él ni de sus marrullerías.
Sin lugar a dudas, Murat Casab asistió a esa función de box para recordar sus épocas de “fajador”, cuando golpeaba a líderes sociales y a todo el que se le ponía al frente, incluyendo a sus funcionarios y enemigos políticos, en la mayor de las impunidades.
Al parecer, el mencionado ex mandatario alcanzó a burlar a la justicia oaxaqueña. Su condición de cacique le ha permitido sobrevivir en la política local.
Con la bendición de Coldwell, el ex gobernador vuelve a tener la oportunidad de seguir dañando la imagen de su partido.