Los Chuchos
Ramón Zurita Sahagún viernes 13, Ene 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El retiro de Carlos Navarrete Ruiz de la competencia interna por el gobierno del Distrito Federal no sorprendió a nadie. Era bola cantada que a la menor provocación dimitiría.
Navarrete nunca tuvo posibilidades y lo sabía, aunque se empecinó en competir por una ilusión, sin respaldo de ninguna clase de las otras corrientes que se aglutinan dentro del PRD.
Eso sí, el senador perredista trató de convencer a los escépticos de que su residencia y el respaldo que tenía en la capital del país era tan grande, que por eso lo hacía.
Lo que nunca dijo es que Guanajuato no estaba considerado en su agenda por ser una entidad dominada por el PAN desde hace más de 20 años y donde el PRI es la segunda opción, mientras que su partido no levanta una votación por encima del dígito.
De ahí que buscó colarse en una disputa en la que solamente creyó él mismo que tendría un final feliz. Montó espectaculares, realizó reuniones masivas, distribuyó pegotes en la calle, se calzó unos tenis llamativos y no sucedió nada, simplemente sus números nunca crecieron.
Por eso, cuando advirtió que la competencia era en serio y que tendría que convencer al electorado de que lo respaldara, prefirió renunciar y esperar el momento oportuno en que le caiga otra nominación plurinominal.
Claro que el grupo político al que pertenece Carlos Navarrete es el de Los Chuchos, los que serán siempre lo mismo, políticos arribistas, acomodaticios, que buscan en las candidaturas plurinominales su espacio y que cuando tienen que contender por un cargo de mayoría, irremediablemente perderán.
Su corriente es de las más nutridas dentro del PRD y han llegado a ocupar hasta la dirigencia nacional del partido, en un par de ocasiones, siempre como resultado de negociaciones.
Pero lo suyo no es competir por un cargo de mayoría, ya que cuando lo intentan pierden, en lo externo, y terminan sumidos en una guerra de descalificaciones y lodo, en lo interno.
Son fundadores del PRD y sus principales dirigentes provienen de una fractura del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, antes Socialista de los Trabajadores, donde se formaron bajo la guía de Rafael Aguilar Talamantes.
Jesús Ortega Martínez, su hermano Antonio y su esposa Angélica de la Peña, han desfilado en ocasiones diversas por los cargos de elección popular, siempre por la vía de la representación proporcional.
Cuando Jesús pretendió competir por un cargo de mayoría, con el respaldo de una votación, siempre se quedó a la orilla, sin importar si era una elección interna o externa.
Quiso ser candidato al gobierno del Distrito Federal y fue relegado por un imponente Marcelo Ebrard. Pretendió, en cuando menos dos ocasiones ser dirigente nacional del partido, sin conseguirlo, pero negociando la secretaría general del CEN, hasta que en una elección que quedó registrada como “chuchinero” se alzó con la presidencia del partido, bajo una rigurosa negociación y un interinato.
Ese interinato le correspondió a otro Chucho distinguido, Guadalupe Acosta Naranjo, hoy flamante presidente de la Cámara de Diputados, quien también arriba a los cargos por designación y fracasa cuando va por uno de mayoría, como fue el caso de Nayarit. Como sucede con un número selecto de perredistas, Sonia Ibarra, esposa del hoy presidente de la mesa directiva de la LXI legislatura también accede a los cargos de elección popular, por la vía que tanto gusta a Los Chuchos, la de representación proporcional.
Graco Ramírez Abreu es el otro puntal de esta corriente formada al interior del PRD y que se encuentra lejana del ánimo de su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador.
Como los anteriores, proviene del PST y PFCRN y también consiguió los cargos de elección popular por la vía de la representación proporcional, tanto en lo local como en lo federal.
De origen tabasqueño y avecindado en Morelos a raíz del temblor de 1985, Graco compitió hace seis años por una senaduría de mayoría por esa entidad y perdió en las urnas, aunque el segundo lugar conseguido en las preferencias ciudadanas le permitió acceder a un escaño como primera minoría.
Al igual que sus compañeros de corriente, la esposa de Graco también accedió a los cargos de representación popular, por la misma vía. Durante algún tiempo Los Chuchos mantuvieron como aliados en la ciudad de México a la corriente de René Arce, Víctor Hugo Círigo y Ruth Zavaleta, todos ellos ganadores de elecciones, aunque al final vino el rompimiento. Hoy su mejor carta (Carlos Navarrete) hizo mutis y se retiró de una contienda, ahora buscarán que Graco Ramírez sea el abanderado de la izquierda en Morelos, aunque tampoco se le augura éxito.
GARCÍA LUNA
Pocos en el sector público mexicano muestran agradecimiento hacia su mentor, el personaje que los pulió y guió en la actividad pública, ya que en cuanto escalan las alturas políticas, se olvidan de todo y de todos.
Ese no es el caso del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quien, aseguran sus cercanos, se muestra muy agradecido con su maestro y guía en las lides policiacas, el almirante Wilfrido Robledo Madrid.
Y aunque en esta ocasión no le dedicó el libro “El nuevo modelo de seguridad para México”, como si lo hizo con el otro ¿Por qué mil 661 corporaciones policíacas no bastan?, rinde tributo al maestro Robledo Madrid, por ser el que lo ayudó a formar ese nuevo modelo.
El almirante, se afirma en los círculos cercanos de García Luna, fue su fuente de inspiración y asesoría permanente para la confección del libro que el titular de la SSPf presenta en varias ciudades de Estados Unidos.
Este lanzamiento editorial es una muestra de que los esfuerzos conjuntos fructifican.