Salarios y gasolina
¬ Augusto Corro lunes 12, Dic 2011Punto por punto
Augusto Corro
Cada año ocurre lo mismo. Los salarios mínimos son analizados y estudiados con el fin de mantenerlos en incrementos que rayan en la ofensa.
En tanto, la macroeconomía funciona, según el gobierno federal panista, sin mayores problemas (para eso existe una gigantesca reversa en dólares) la microeconómica está para dar vergüenza.
Por ejemplo, el nuevo salario mínimo para el 2012 tendrá un aumento general del 4.2 por ciento.
Dicho salario es actualmente de 59 pesos, 82 centavos; y para el 2012, en el área geografía A será de 62 pesos, 33 centavos; en la B, de 60 pesos, 57 centavos; y en la C, de 59 pesos, 06 centavos diarios.
Lo anterior equivalen a mil 869.9 pesos al mes la para el área “A”, mil 817,1, para la B y mil 771.8 para la C.
A pesar de que en la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM) se encuentra representado el sector laboral, nunca se han obtenido beneficios para los trabajadores.
El líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) dijo textualmente que la (CNSM) “no sirve para nada”.
Explicó que para poder sobrevivir, los trabajadores necesitan ganar seis veces el salario mínimo.
En promedio, el salario citado que tendrá un incremento de 2.44 pesos diarios, que no alcanzará ni para comprar un boleto del Metro, que cuesta tres pesos.
En contraste, los precios en la gasolina se incrementan cada mes. A partir del 10 diciembre, la Magna se vende a un costo de 9 pesos 75 centavos por litro, lo que implica un aumento de ocho centavos. La Premium tendrá un precio de 10 pesos 58 centavos. Tuvo un incremento de 4 centavos.
El diesel también registró un aumento en su precio de 8 centavos. Su nuevo precio es de diez pesos, ocho centavos.
Por otra parte, los dueños de molinos y tortillerías amenazan con incrementar el precio de la tortilla. Desde luego, tienen el mejor pretexto para hacerlo, si hay alzas en las gasolinas, éstas repercutirán en el valor del kilo de ese artículo básico. En algunos sitios, la tortilla se consigue hasta en 16 pesos el kilo.
En fin, continuará la fijación de los salarios de hambre para la clase trabajadora, mientras que las élites del poder tienen sueldos elevadísimos y privilegios incontables que les permiten vivir como rey.
TEJER FINO
No todo fue fiesta para Andrés Manuel López Obrador (AMLO) durante su registro como precandidato único de la izquierda, rumbo a la contienda electoral para presidente de la República en 2012.
El tabasqueño empezó su recorrido en el Partido de la Revolución Democrática (PRD). En las instalaciones de esa organización política, AMLO fue recibido con frialdad por parte de los perredistas.
Además, los chuchos, que eran unos cuantos, se concretaron a realizar las mínimas expresiones de alegría.
Son varias las razones de disgusto que manifestaron los chuchos. Entre otras, porque AMLO no les concedió puestos importantes en su equipo de campaña. De esto se desprende que las relaciones no son tan buenas con la jerarquía del partido amarillo.
En su primera incursión como precandidato presidencial, el chucho mayor, Jesús Ortega ocupó un sitio distinguido. Conforme paso el tiempo, se ahondaron las discrepancias entre AMLO y Ortega.
Siempre se dijo, en los círculos políticos que el chucho mayor estaba coludido con los panistas para destruir al PRD. Lo anterior que surgió como un rumor, se convirtió en una realidad que estuvo a punto de concretarse.
No olvidar aquella guerra entre Alejandro Encinas y Jesús Ortega por la presidencia del PRD. Ambos contendientes se dieron hasta con la cubeta. Al final, el triunfador resultó ser Jesús Ortega, quien fue apoyado por el tribunal electoral.
La conducta de AMLO frente al PRD estaba muy enredada. Por ejemplo, en las elecciones locales realizadas en Guerrero, el tabasqueño y los chuchos participaron con candidatos diferentes. El primero se alió con el Partido del Trabajo, para apoyar a candidatos de izquierda, que no militaban en el partido del sol azteca.
Después vinieron las alianzas partidistas. Esta práctica política fue rechazada por AMLO. Entre otras cosas, se cayó la alianza entre una fracción perredista y los panistas para la candidatura a gobernador en el Estado de México.
Así de pleito en pleito han coexistido los perredistas. En el registro de su candidatura en la sede del PRD no estuvieron los grupos de amarillos que apoyaban a Marcelo Ebrard. Se trató, pues, de una ceremonia fría, lejos de las manifestaciones de apoyo. Se trató de un acto protocolario más.
En el PT, AMLO estuvo acompañado por su esposa Beatriz Gutiérrez y de sus cuatro hijos, así como congresistas afines, que se han mantenido leales al tabasqueño durante los últimos cinco años.
En el Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) se organizó una batucada y acudieron cerca de mil personas. En el PRD tendrán que tejer fino si tienen interés de hacer un buen papel en las próximas elecciones. Si a los chuchos les molestó el hecho de que AMLO no los incluyó en su campaña, más problemas surgirán cuando empiecen las pláticas para escoger a los candidatos a senadores, diputados federales, asambleístas y jefes delegacionales.
En el PRD no habrá unidad, porque entre otras cosas, su condición beligerante es propia de su naturaleza. Falta mucho para que la tranquilidad reine en la organización política mencionada.