Jalisco, Guanajuato, Morelos y Chiapas
¬ José Antonio López Sosa viernes 2, Dic 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Dentro de 365 días, un año, estará ya comenzando una nueva administración federal, el presidente Felipe Calderón estará seguramente tomando rumbo al extranjero.
No es difícil prever que el presidente en turno no se quede a vivir en México, con tanta violencia que su estrategia ha generado, es sencillo deducir que cobardemente se irá del país.
En un año quizá Andrés Manuel López Obrador, quizá Enrique Peña Nieto o alguno de los tres aspirantes de Acción Nacional (Cordero, Vázquez Mota o Creel) hayan tomado posesión en el Congreso de la Unión. No podemos saber quién pero seguro en alguno de ellos recaerá el poder ejecutivo federal del año 2012 al 2018.
Ahora bien, la atención pública se centra en quién será el próximo presidente, en cómo serán las campañas políticas y en las decenas –y carísimas—encuestas que suponen informar las preferencias de la gente en los meses próximos (aunque en el fondo sostengo, buscan incidir en la intención del voto del ciudadano indeciso o ignorante).
Se nos queda rezagado el tema del último año de gobierno del presidente Calderón, ¿en qué estado le entregará el país a su sucesor?
La administración federal actual ha sido desastrosa, si bien en los índices macroeconómicos mucho nos han presumido la resistencia ante las crisis internacionales, hoy el dólar ronda los 15 pesos y la crisis de inseguridad en el país nos pone en niveles que no habíamos padecido en la historia del país. Hay regiones donde el gobierno ha perdido el control y es el crimen organizado quien verdaderamente manda.
La corrupción está en niveles sin precedente y los beneficios particulares crecen de forma desmedida.
No me atrevo a decir que extrañamos al PRI –sería irresponsable de mi parte— pero sí que el PAN en muchos sentidos ha resultado peor. Toda esta realidad se ha logrado en 5 años de administración, aún queda uno por delante donde las cosas pueden empeorar aún más.
La responsabilidad ciudadana me parece es más allá de estar pendientes del episodio electoral, estar pendientes de las acciones del gobierno federal en turno en este último tramo, ¿qué se va a hacer?, ¿cuánto dinero se va a gastar?, ¿qué decisiones trascendentes se van a tomar?, ¿cómo solucionarán los problemas que se gestaron en este sexenio?, ¿hasta dónde lo que se haga este año estará orientado a blindar a los funcionarios de alto nivel –presidente incluido—ante un posible cambio de partido?
El último año de gobierno comenzó y con ello la esperanza de un verdadero “buen fin” el 30 de noviembre de 2012 y al mismo tiempo, la preocupación por un ejercicio desesperado por satisfacer intereses mezquinos y taras personales, cosa que ha sido común denominador a lo largo de estos cinco años. Debemos estar todos muy vigilantes.
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