El dilema de ser “candidato único”
Roberto Vizcaíno martes 29, Nov 2011Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- AMLO y Peña Nieto tienen ahora las mayores restricciones para participar en radio y TV
- Vázquez Mota, Creel y Cordero pueden hacerlo, pero podrían acabar peleados
- Va a ser difícil que hoy le hagan a Peña lo que ocurrió hace 6 años con Madrazo
Al final nadie más que Enrique Peña Nieto se registró como precandidato del PRI a la Presidencia de la República.
Todavía la tarde de ayer había dudas. Y es que un requisito esencial para tener acceso a los tiempos de radio y televisión de las precampañas previstas por la Ley Electoral y el IFE es que haya dos o más aspirantes.
Si sólo hay uno, no hay motivo para hacer precampaña, dice el Cofipe.
Y por lo tanto, no está previsto ni permitido que los candidatos únicos puedan aparecer en los medios electrónicos en el tiempo en que se debe realizar la precampaña, y eso es del 18 de diciembre a febrero o marzo, que es cuando los partidos deberán registrar a sus candidatos presidenciales ante el IFE.
Como el ex gobernador mexiquense fue el único inscrito como precandidato presidencial en el PRI, entonces vive la misma circunstancia electoral que Andrés Manuel López Obrador, quien también es el único precandidato del PRD, PT y lo que sea ahora Convergencia.
Los estudiosos y expertos de la cosa electoral afirman que ni uno ni el otro podrán hacer precampaña en los tres meses siguientes… a menos que alguien los invite, por ejemplo, a hablar ante un grupo de estudiantes, o empresarios, o académicos, o…
En ese caso, ellos no estarían haciendo precampaña, sino respondiendo a una invitación.
También pueden ser invitados a una fiesta, o graduación o bautizo o boda, o…
Al menos eso es lo que les han aconsejado a AMLO y Peña sus asesores.
Claro que no serían esas apariciones una campaña de medios, pero aquí vale aquello de que “de lo perdido… lo que aparezca”, ¿no?
Y como cada uno tiene y vive su propia circunstancia, hay quienes dicen o piensan que ni el tabasqueño ni el mexiquense requieren mucho de medios.
AMLO tiene ya al menos 8 años de campaña electoral continua y es, dicen los sondeos, el más conocido de todos los aspirantes presidenciales del momento, con índices que van hasta el 95 por ciento.
En cuanto a Peña Nieto su popularidad lo sitúa apenas unos 4 puntos abajo, para ubicarse en el punto de que es conocido por 9 de cada 10 mexicanos. Una posición nada despreciable si además se agrega que es el que tiene menos nivel de rechazo, con un 15 por ciento.
En ese aspecto, Peña adelanta a López Obrador, quien es el precandidato que tiene el mayor nivel de personas que afirman que nunca votarían por él. Esos suman casi 30 de cada 100.
Su circunstancia de candidatos únicos no coloca entonces ni a AMLO ni a Peña en desventaja frente a los tres aspirantes presidenciales de Acción Nacional: Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel y Ernesto Cordero, a quienes los sondeos ubican como los menos conocidos y con menos preferencias.
Estos, es obvio, intentarán sacarle el mejor provecho a las prerrogativas previstas para la precampaña y con ello apoderarse de todos los espacios previstos a ser usados en los medios electrónicos.
En este caso, como no habrá precampañas en el PRI y PRD, PT y Convergencia, entonces los tiempos para la precampaña de los aspirantes del PAN podrían aumentar y por lo tanto tener mayor exposición ante los mexicanos.
¿Eso significa que luego de tres meses de hablar por la radio y ser vistos en la TV van a ser más votados?
Los expertos dicen que no. Por el contrario, lo más probable es que si le entran a una precampaña fuerte lo más probable es que terminen peleados y confrontados… a menos que lleguen antes a un acuerdo de que uno de ellos sea el ganador… y los otros dos sus paleros, lo cual, como andan las cosas entre ellos, es poco probable que ocurra.
Además, la experiencia indica que las preferencias electorales no se reparten como volantes.
Una campaña de medios puede lograrle a un precandidato un puntaje suficiente como ganarle a sus compañeros de partido… pero ya metidos en una contienda entre aspirantes de varios partidos, la cosa cambia.
Ahí los ciudadanos no se cambian tan fácilmente y obtener un punto para cada aspirante cuesta mucho trabajo, una buena dosis de ingenio y mucho, mucho dinero.
Y se da el caso de que los costos en esos tres niveles aumentan exponencialmente conforme se acortan los tiempos del día de la elección.
Así que si hoy Peña Nieto tiene preferencias sobre los 45 puntos y Vázquez Mota anda en los 24 mientras AMLO apenas suma los 15, va a ser muy difícil ver que esas posiciones cambien.
Bajarán algunos puntos o subirán otros, pero no será nada espectacular… a menos que en el caso del PRI y Enrique Peña Nieto ocurra ahora lo que en 2006, que unos 10 gobernadores del tricolor abandonaron al priísta Roberto Madrazo y se sumaron a “La Maestra” para “operar” electoralmente a favor del panista Felipe Calderón.
Ahí ya no sería cosa de una expresión libre de los ciudadanos, sino de la alteración concertada de esa expresión. Es decir, la aplicación de los viejos métodos del llenado de urnas, el carrusel, el acarreo, la inducción y coacción o compra de votos, etc.
De ahí, la importancia para el mexiquense y el PRI, del acto masivo y de unidad del domingo en el que participaron 18 de 19 gobernadores del tricolor -el que faltó fue Egidio Cantú Torre, quien en ese momento estaba rindiendo su primer informe de gobierno en Ciudad Victoria, Tamaulipas-, y todos los dirigentes de sectores y organizaciones, legisladores, alcaldes y otros cuadros de este partido.
No se ve cómo alguno de ellos se atreva a hacerle a Peña Nieto lo que hace 6 años gobernadores como Natividad González Parás, de Nuevo León; Fidel Herrera, de Veracruz; Eugenio Hernández Flores, de Tamaulipas; Miguel Ángel Osorio Chong, de Hidalgo o Eduardo Bours, entre otros, le hicieron a Madrazo.
Hoy, a diferencia de entonces, no hay gobernador priísta que no esté con Peña Nieto. Con la experiencia de hace 6 años, el mexiquense ha desplegado a su equipo por todo el territorio nacional y además por eso mismo colocó a Ricardo Aguilar Castillo como secretario de Organización en el CEN del PRI.
Para quienes no lo saben, la Secretaría de Organización es el área encargada de hacer la operación política y de estructurar toda la red territorial electoral dentro del PRI.
Y Aguilar Castillo fue nada más ni nada menos que el presidente del PRI en el Estado de México durante el mandato de Peña Nieto.
Fue quien se encargó de reestructurar al tricolor y prepararlo para obtener los resultados alcanzados en la elección intermedia de 2009, que consolidaron a Peña Nieto como el más sólido aspirante del PRI a la Presidencia de la República.
Vale la pena recordar que lo logrado por Peña Nieto y Aguilar Castillo en las elecciones intermedias y las federales del Estado de México en 2009, no lo ha hecho ningún otro gobernador ni del PRI ni de ningún otro partido.
En 2009 el PRI mexiquense pasó de 55 alcaldías a 98; de 19 diputados locales a 40 y de 7 diputados federales a 38.
Este recuento quizá no diga gran cosa, pero si le agregamos que con ello el tricolor hoy gobierna a 13 millones de los 15 millones de habitantes con que cuenta el estado, en tanto que en los tres años anteriores apenas gobernaba a 2.5 millones, eso ya nos indica algo.
Y que al ganar la casi totalidad de las diputaciones locales y federales obtiene el control de la mayoría en el Congreso local y se ubica como la fracción estatal más poderosa en la Cámara de Diputados federal.
Hoy, gracias a ese triunfo, la bancada del Estado de México en San Lázaro casi es la mitad de los diputados del PAN y dos terceras partes de la que suma el PRD y supera en mucho a las fracciones del PVEM, PT, Panal y Convergencia.
Sin duda, dentro del grupo priísta es el conjunto más numeroso.
Con estos apoyos y experiencia, va a ser muy difícil que hoy alguno de los 20 gobernadores del PRI pretenda irse con otro candidato como ocurrió hace 6 años.
En fin, en este contexto ir o no a una precampaña tiene distintas connotaciones para cada uno de los aspirantes que hoy juegan para suceder a Felipe Calderón en julio de 2012.
A los panistas -sin duda- les urge entrar en esa etapa para intentar ganar preferencias.
A López Obrador le urge hacer su precampaña, no para que lo conozcan más, sino para buscar disminuir su nivel de rechazo.
Mientras, Peña Nieto tendría suficiente con mantener lo que ya alcanzó.
Pero como lo apuntamos al inicio, AMLO y Peña tienen encima las restricciones que les marca el Cofipe. Ya pronto sabremos cómo es que cada uno va a entrarle a superar los obstáculos que les plantea ser candidatos únicos.