La sonrisa de Fernando, la memoria de Eugenio
¬ José Antonio López Sosa lunes 28, Nov 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Playa del Carmen, Quintana Roo.– Uno de los momentos más emotivos del 9º. Festival de Jazz de la Riviera Maya fue sin lugar a duda la presentación de los hermanos Toussaint.
Anunciaron Fernando -director del festival- y Enrique Toussaint que harían un último homenaje a la memoria de su hermano Eugenio, uno de los grandes de la música en México, jazzista, compositor de música sinfónica y de cámara y toda una institución musical en México, que falleciera intempestivamente en febrero pasado.
En la conferencia de prensa previa, explicaron cómo sería este homenaje: extrajeron la pista del piano de un ensayo en Minneapolis donde los tres preparaban la grabación de un disco, es decir, Eugenio Toussaint estaría con su piano presente en el escenario.
Llegó la noche y el concierto comenzó, los primeros en el cartel del segundo día de festival eran precisamente los hermanos Toussaint y la expectativa creció por tener el piano de Eugenio y la compañía musical de sus hermanos.
El concierto se llenó de buena vibra, con una emotividad que conectó a los músicos con el público asistente y por supuesto, con la memoria de Eugenio.
Una de las cosas que más llamó mi atención fue la sonrisa de Fernando. No dejó de sonreír desde la batería, disfrutando el momento y todo lo que estaba irradiando a través de sus baquetas.
¿Por qué la sonrisa de Fernando? –fue una pregunta recurrente—las pantallas laterales mostraban su imagen tocando y sonriendo. Pensé en los motivos que Fernando podría tener para sonreír, tal vez sonreía a la música su profesión, a hacer lo que le gusta, a disfrutar ese momento y compartirlo con los demás, a su hermano Eugenio a quien los honró con las piezas de piano que acompañaron.
Tal vez sonreía a su labor como músico y difusor dirigiendo este gran festival, quizá pudiera estar sonriendo a sí mismo, cosa que pocas veces hacemos.
En fin, las hipótesis de esa carismática sonrisa permanente durante el concierto fueron muchas, preferí dejar el cuestionamiento y disfrutar del momento.
Al día siguiente en la última conferencia de prensa le pregunté a Fernando acerca de su sonrisa mientras tocaba en el concierto, “llevo una vida muy espiritual, disfruto los momentos, lo que puedo transmitir y fue en especial un momento emotivo por la memoria de Eugenio” –me aseguró—“después del concierto no podía dejar de llorar en mi cuarto por tantos sentimientos y tantas cosas que pasaron por mi mente esa noche” –fue su respuesta—
Pocas veces un periodista queda conforme sin una respuesta racional a un cuestionamiento, esta es de las pocas veces que no importa la respuesta, el valor se centró en lo intangible, en esa energía a través de las síncopas y los compases, a través del entorno, el lugar y el momento, el valor se centró en la memoria del maestro Eugenio Toussaint, la sonrisa de Fernando y la excelsa ejecución de Enrique.
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Gracias por tus lindas palabras Jose Antonio